La publicación digital del motociclismo
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28/10/2017
28/10/2017
La pregunta, en la comparecencia con la prensa española, era brillante: “¿Firmas que la clasificación de la carrera sea la misma que la de la pole, para todos?” Marc Márquez sale séptimo y Andrea Dovizioso, que se subiría a ese hipotético podio, perdería sus opciones y el español se coronaría por sexta vez. Pero no contestó Héctor (Dircom HRC) ni Emilio (Mánager) ni Livio (…). Lo hizo Marc (Genio, y Piloto) y sin pensar (sin sumar ni restar, o sea) dijo : “No, para nada”.
Luego le sacaron la calculadora y sí, entonces jugó a ser quien no es, pero enseguida volvió a la primera reacción: “Bueno vale… firmo, venga. Pero, no, va, más arriba, joé, séptimo no…” La verdad sea dicha: Cómo mola hablar con estos tíos.
Pero enfrentemos el asunto, de verdad de la buena. Nos encontramos ante uno de los momentos, hasta que se apague el semáforo de la parrilla de salida del Gran Premio de Malasia de 2017, más trascendentes para el piloto de Cervera. Lo mejor para el espectáculo de MotoGP, es que, probablemente, él no lo sabe; o mucho mejor aún: no está para nada (y para bien) de acuerdo conmigo.
La anécdota de esta tarde de sábado en Sepang con la prensa española, revela la sangre, la raza, la actitud; de un personaje irrepetible que ya ganó el año pasado dejando pasar a los rivales en la pista. Y no está dispuesto a hacerlo esta temporada. Pero, para alimentar su conflicto interior, tal vez haya llegado el momento de planteárselo muy en serio. Este circuito es complicado para él, la “salva(ja)da” del siglo de hoy revela problemas más que espectáculo; y la crono se ha arruinado por atacar la curva 15 como si no hubiera un mañana.
Lleva récord de caídas en entrenamientos combinado con éxitos en la siguiente carrera. Ya lo sé. Pero esta vez es diferente. Ahora tendrá que decidir, por una (de nuevo) vez, si ser o no, Marc Márquez. Ésa es la cuestión.
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