Destacados:
Era necesario. Andrea Dovizioso sabía que, tras las "deserciones" de Misano y de Motorland, tocaba jugarse el bigote en Motegi. Y lo hizo cuando un segundo puesto aún le hubiera “dejado con vida” en el mundial, con tres carreras por disputar. Puso toda la carne en el asador cuando tocaba, y como hizo en Austria, volvió a ganar a Marc Márquez en ese regate corto que ya tiene por la mano: el de la última curva de la última vuelta, contra el de Cervera.
Marc Márquez nos volvió a encoger el corazón a todos. Así se ganan mundiales, nos dirá en Cheste, celebrando el sexto, si lo conquista. O así se hace afición; nos recordará en Australia, Malasia o la misma Valencia, si los sustos y el riesgo desmedido que asume le cuestan algún cero. Da igual: Marc es líder y está feliz porque quiere este tipo de pelea deportiva y el rollo sano que por ahora tiene con su rival al título.
Andrea Dovizioso se ha convertido, por cierto, en el único que le queda. Valentino Rossi por los suelos; y Maverick Viñales arrastrando su Yamaha por las ruedas de prensa. Dani Pedrosa abandonando una carrera en el momento en el que estaba haciendo su minuto de oro, la carrera digo, en cabeza. Otra vez las gomas; y en un escenario donde sabe ganar, el de Castellar. Y tampoco Jorge Lorenzo pudo rematar sus arranques fulgurantes y restar puntos al líder de la tabla.
Con este escenario, solamente Danilo Petrucci, aparte del propio Dovi, cumplió con su cometido. Me refiero, desde luego, también, al de poner la alfombra roja al piloto líder de Ducati. Gigi tal vez se pasó de frenada comparando a Andrea con Casey, pero si había un día adecuado para decir lo que quieras desde la escudaría de Borgo Panigale, era este.
Quedan pocas carreras, pero mucho mundial. Todos se afanan ya en hablar de una temporada histórica, pero lo cierto es que MotoGP será así de apasionante los años venideros, sin duda. Ahora, es cosa de dos. Y del resto de "jueces" en la pista, ojo, ya lo escribí hace dos años: esperemos que no quieran convertirse en verdugos.