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Montgai VMX: Viaje en el tiempo

Viajamos a la Copa de España de Motocross Clásico en Montgai y rememoramos los tiempos gloriosos del motocross español cuando allí se corría el Mundial de 125 en los 70s y 80s.

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Redacción EnduroPro
Jose María Calleja
Foto
Irene Cedillo/M. Ángeles Jimenez
Fecha03/09/2018
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Redaccion EnduroPro
Jose María Calleja
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Irene Cedillo/M. Ángeles Jimenez

fecha03/09/2018


El motocross clásico es relativamente nuevo en España y una de las disciplinas con mayor futuro. En los últimos tiempos, todo lo antiguo o “vintage” -como lo llaman ahora en inglés- esta muy de moda, eso es incuestionable. Coches... caravanas... o motos... todo se revalorizan cada día más y llegando a unos precios ridículos gracias a esta verdadera burbuja “de lo vintage”.

La Copa de España de Motocross clásico nació en 2014 fruto de la idea de unos cuantos apasionados que ya competían a nivel regional e internacional en la especialidad y demandaban un campeonato nacional siguiendo la tendencia de muchos países europeos donde las “clásicas” ya tenían mucho tirón. El de nuestro país consta de 5 carreras repartidas por todo el territorio y buscando, en la medida de lo posible, lugares emblemáticos.
De hecho, la tercera prueba de 2018 se celebraba en el mítico circuito de Montgai, en Lérida. Allí se disputaban los Mundiales de 125 a finales de los 70 y principios de los 80 y esas carreras se recuerdan todavía como algunas de las más multitudinarias e impresionantes que jamás se hayan realizado en España. 

Categorías para todos

La Copa dispone sus varias categorías según la edad de las motos. Y es que hace 40 años había muchas más diferencias entre las motos de un año y las de otro que las que podemos encontrar hoy en día. Entre 1976 y 1982 aparecieron muchas de las soluciones de motor y suspensión que montan las motos actuales y por eso es necesario aunar tipos de motos en distintas categorías para que sean justas las carreras.
La categoría que incluye a las motos más antiguas es Pre-76. Como su nombre indica es para máquinas anteriores a 1976 y que podríamos catalogar como con muy poco recorrido de suspensión, motores refrigerados por aire y frenos de tambor. En esta categoría se encuentran, por ejemplo, las primeras Montesa Cappra VA y VB, también Bultacos Pursang MK5 u Ossa Phantom. Junto a ellas compiten las Pre-78, motos con un poco más de recorrido de suspensión pero con el resto de componentes muy similares, como las Cappra VF. Tanto las Pre-76 como las Pre-78 han de ser de estricta serie.

 

A continuación están las TwinShock, a la que se podría considerar la “categoría reina” dentro de las motos más antiguas. Hay más “manga ancha” en cuanto a modificaciones y se ven verdaderas joyas sobre ruedas. Entre ellas podemos destacar las impolutas y muy modificadas Montesa Cappra VG del equipo Spain Classic construidas y pilotadas por el mítico Oriol Pons o las codiciadas YZ 490 monshock de 1980. Los requisitos para estas máquinas son que monten doble amortiguador, frenos de tambor y motor refrigerado por aire. Más allá de estas premisas se puede modificar el conjunto a nuestro gusto... de modo que podemos ver motos con horquillas convencionales de 1996 o cilindros con admisión de láminas y carburadores modernos, pasando por basculantes de aluminio y muchas piezas oficiales. Dentro de Twinshock, se encuentra incluida la categoría 125 Pre-83, recién creada el pasado año y que cuenta con motos tan exóticas como las míticas Gilera con las que corría el tristemente desaparecido Fernando Muñoz o las Gori italianas.

 

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Sabor español

Las motos de 80 cc -con gran tradición en España- tienen también su categoría. Dividida en 3 subcategorías -80 twin, 80 evo y 80 protos- podemos ver en acción las míticas Puch Cobra, Rieju Marathon o incluso Kawasaki 125 modificadas para albergar motores de 80 cc.
La categoría Protos permite fabricar motos artesanales y permite competir con verdaderos engendros hechos a mano. Junto a TwinShock es la que más modificaciones permite y resulta muy interesante desde el punto de vista mecánico.
Junto a ellas compiten también en la categoría 80 evo las carismáticasTM, Rieju MR y KTM de rueda grande de principios de los 90.
Las motos mas modernas compiten en las categorías Evo (hasta 1991) y Super Evo (hasta 1996). Son máquinas que ya disponen de la tecnología actual; horquillas invertidas, monoamortiguador y motores refrigerados por agua. En todo caso los motores han de ser de 2 tiempos, aunque de cilindrada Open y no están permitidas modificaciones ni preparaciones de ningún tipo ni en propulsor ni en parte ciclo. En esta categoría ya priman las motos japonesas pudiendo ver desde YZ 125 a KX 500 o muchas Honda CR tanto 250 como 500.
De estas últimas podríamos destacar las impolutas CRS 250 de 1996 de las que dispone el equipo Honda Mañero. Es la categoría en la que nosotros participamos sobre una Suzuki RM 250 de 1991.

El escenario

El circuito de El Cluet, en Montgai, está situado a unos 40kms de Lérida y es uno de los que más historia tienen de toda España. Como hemos dicho, allí se celebró el Mundial de Motocross 125 desde 1975 a 1986; lo organizaba el Moto Club Segre y se denominaba Trofeo Ramón Monzonís en homenaje al fundador del circuito.
Por Montgai pasaron los mejores pilotos del mundo en su momento; históricos como Gaston Rahier o Akira Watanabe, el legendario Harry Everts o Michele Rinaldi se coronaron en las empinadas subidas leridanas. El último ganador en Montgai fue Jon Van de Berk -que fue Campeón del Mundo y posteriormente entrenador de Jose Butrón- que ganó el último GP de 1986. Tras ese Mundial el circuito quedó en el abandono y fue en 2010 cuando un grupo de aficionados del mismo pueblo se propusieron recuperarlo y volver a organizar carreras.
Montgai no es un circuito muy grande, ya que una parte de lo que era el antiguo trazado y la antigua parrilla de salida hoy en día están ocupados por un campo de maíz. Aun así, la parte más característica todavía mantiene sus subidas y bajadas originales y gran parte del antiguo trazado se conserva. Evidentemente, la salida se ha reubicado y los boxes se montan en un campo de cultivo cercano. Destacan sus “escaleras” de subida y bajada, con dos cortados muy empinados que se hacen en ambos sentidos. De hecho, al crearse el circuito de Bellpuig -que fue el que sustituyó a Montgai- se intentó replicar esa sección en las famosas tres subidas de este circuito. A esa zona clásica se le han añadido algunos saltos modernos pero sencillos y divertidos que le dan un aliciente extra tanto para los pilotos como para el público.

 


Para la carrera -celebrada en mitad del mes de julio- más de 100 pilotos nos dimos cita bajo una temperatura que superaba los 38 grados. Los miembros de club no se esforzaron demasiado en mantener la pista húmeda y tras los entrenamientos de la mañana no tardó en hacer acto de presencia el polvo. Sin embargo el riego de la pista era insuficiente y no alcanzaba a todo el trazado, con lo que algunas zonas estaban encharcadas y otras completamente polvorientas.
¡Tal y como ocurría en las carreras de antaño!

¡A correr!

Tras unos entrenamientos cautelosos conseguí un decimosegundo y séptimo en Super Evo... ¡justo a mitad de tabla! No conocíamos la pista y resultaba bastante técnica; las bajadas son muy empinadas y resbaladizas debido al exceso de agua en algunos puntos. Lo complicaba, además, que eramos los primeros en salir. El terreno arcilloso ofrecía un grip muy cambiante y nos exigía estar siempre atentos y con los reflejos rápidos. Esto unido al carácter de nuestra moto -que no es la más suave del mundo- hace que sea un verdadero reto poder hacer vueltas sin cometer errores con una moto clásica.
Podría parecer que las motos EVO son muy parecidas a las actuales pero eso es así sólo en parte. Cuando lo hacemos todo bien, estamos colocados en la posición ideal encima de la moto, llevamos la marcha adecuada y trazamos por el sitio, todo funciona y entonces parece una moto moderna. Pero si cometemos algún fallo es cuando se pone en evidencia que se trata de una moto más antigua, que la suspensión no permite tantos errores, que el motor no tiene tantos bajos y que el chasis requiere de más trabajo. En contrapartida, las sensaciones son divertidísimas.

Las tandas de entrenamientos discurrieron sin muchos problemas pero, al terminar, la organización decidió regar la pista justo antes del comienzo de las mangas. Cuando salimos el circuito era una pista de patinaje, con el agua recién caída sobre la dura arcilla que creó una película de verdadero “jabón” en muchas zonas. No es muy divertido pilotar en estas condiciones... ni seguro como prueban las caídas en los puestos de cabeza en casi todas las mangas, con severas lesiones como la rotura de clavícula de Guille Diaz, Campeón Evo 2016, o la fractura de tibia y peroné de Jose Luis Hernández, que había sido el más rápido de los entrenos de Twinshock. Tanto resbalaba el terreno y tanto calor hacía que en las dos últimas vueltas y rodando en séptima posición... ¡pensé que había pinchado y bajé el ritmo para terminar la manga! Al llegar a boxes, medio desmayado, me di cuenta que la rueda estaba ¡en perfecto estado!

 

Un séptimo puesto sufrido

Para la segunda manga decidieron volver a regar justo antes de la salida y tras el parón de una hora al que nos vimos obligados por el hecho de que las ambulancias estaban ocupadas, los pilotos de Evo decidimos plantarnos si no se daba una vuelta de reconocimiento.
Finalmente nuestra petición salió adelante pero decidieron ¡regar aún más tiempo!
Si antes ya estaba el circuito inundado, esta vez había zonas que era como un campo de arroz. Aún así salimos a pista y tuve una peor salida -en torno al puesto 17 de la general- aunque poco a poco fui encontrando trazadas y pude remontar hasta la sexta plaza de Super Evo y novena de la general. El circuito estaba realmente muy complicado pero paulatinamente encontré mi ritmo y usando los apoyos que se habían formado conseguí hacer los mejores tiempos de todo el día.
El momento más duro fue cuando alcancé la KX 500 de Antonio Cuén; me costó mas de 3 vueltas adelantarle y la sensación de recibir las “trilladas” de esa bestia “a pelo” en el pecho en cada aceleración. Sí, soy un desastre y me olvidé el peto, nunca lo hagáis... es algo que recordaré durante mucho tiempo.
Un séptimo puesto de la general, en resumen, muy luchado y que me supo a gloria... aunque la experiencia vivida fue el mejor recuerdo que me llevo de esta carrera.
El compañerismo, el respeto entre pilotos, la sabiduría crossera y el buen rollo que se respira en la copa de MX Clásico es muy difícil de encontrar en otras carreras, y algo que recomendamos a cualquiera que le pique el gusanillo. Si te van las clásicas, anímate a venir a correr con nosotros...

¡Seguro que encuentras una categoría en la que poder disfrutar!

 

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