Curso de raids: Tu primer Dakar

Marruecos en moto de enduro

Nos vamos de curso intensivo de raids por Marruecos con los amigos de Africa Star. Seis días de ensueño, aventura y pura navegación, saliendo de Midelt, cruzando el Atlas hasta llegar a las dunas de Erg Chebbi en Merzouga ¡y vuelta!

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Autor:
Chema Calleja
Foto:
Alejandro Giménez
Publicado el 29/12/2017
Curso de raids: Tu primer Dakar

Por casualidad. Así fue cómo se fraguó esta historia. En un inicio, nuestro director Jorge Torrecillas era el indicado para cubrirla. Con experiencia cubriendo el Dakar en África, y habiendo participado en varios rallies por Marruecos y todo el mundo era la persona idónea para embarcarse en esta aventura. Pero un inesperado accidente de su hijo le hizo tener que cancelar su asistencia y me pidió que fuese yo la persona que fuese en su lugar.

Mi reacción fue: ¿Yo? ¿A un raid por Marruecos de navegación? ¡Si 3 de cada 4 veces que monto es motocross y no he hecho más de 150kms en moto nunca!
Pero la respuesta de Jorge me convenció: Tranqui si es una ruta facilísima, durmiendo en los mejores hoteles, y te dan un paseo por las dunas, es para disfrutar.
Yo: Ok, dicho así, suena bien, pues sácame los billetes, me organizo como pueda, cuenta con que te cubro.

Todo parecía idílico, un paseo en moto por Marruecos, pero la primera sorpresa me la llevo al recibir la información del viaje. ¡250 km por jornada durante seis días sin parar! ¡Pero si es un mini Dakar! El miedo iba empezando a entrar en mi cuerpo, me parecían muchos kms y más en motos de Enduro para poder aguantarlos. Pero bueno la suerte estaba echada y no había vuelta atrás, en menos de tres días, nos embarcábamos en el avión dirección a Fez.

La empresa organizadora, Africa Star tiene sedes en Ceuta y Marruecos. Desde hace más de 20 años se dedican a las aventuras y Raids en Marruecos y a la asistencia en las carreras. Ahora están centrados en las aventuras en moto, ofreciendo uno de los mejores paquetes que podemos contratar en todo Marruecos en cuanto a relación calidad/precio. El paquete que hicimos, aparte del alquiler de la moto y la asistencia de carrera, incluye pensión completa y alojamiento en los mejores hoteles de la zona. Las comidas se realizan en ruta, en restaurantes típicos. Los riders han de pagarse el billete de avión y poner un “bote” para la gasolina de las motos y las bebidas no alcohólicas, unos 120€/persona. El precio del pack es de unos 1650 € aproximadamente dependiendo si elegimos una 450 o 500 y de si necesitamos alquilar algo de equipamiento.

Raid Marruecos

En Marruecos, en buenas manos

África en general, y Marruecos en particular, era uno de los lugares que más ganas tenía de conocer. Por una cosa o por otra nunca había tenida la oportunidad de viajar allí, muchos amigos me habían hablado maravillas de sus viajes por allí y era una oportunidad de oro de poder zambullirme de cabeza en el mundo de los raids. Nada más aterrizar todo es muy peculiar, el aeropuerto, parece una parada de autobuses, en la que los aviones aparcan junto al muro y la gente se baja por la escalerilla y entra andando al edificio.

Allí mucha seguridad, la policía es muy habitual en las carreteras y pueblos, pero siendo un grupo organizado y más aún si perteneces a Africa Star la policía no hace nada más que dar facilidades.

Rubén es la persona al cargo de la empresa, ceutí de nacimiento se desenvuelve por el desierto como un verdadero zorro. Su experiencia se nota en cada una de sus palabras y fue quien nos recibió a la llegada. Con educación militar no le gusta andarse con rodeos, y es que el desierto no da segundas oportunidades. Él lo sabe y el primer día te lo hará saber, mucha gente se ha lesionado y se ha hecho mucho daño por menospreciar el desierto y es una de las lacras que tienen estas actividades. Por eso pone todos los medios posibles y una gran seriedad para que la aventura se desarrolle con seguridad y, realmente, nos sentimos muy arropados en ese aspecto.

La organización dispone de dos vehículos de apoyo totalmente cargados de piezas de recambio que van haciendo la ruta tras las motos o se encargan del repostaje. Incluso te llevan una mochila con material que puedas necesitar en ruta como un traje de agua, medicinas, gafas extra, etc...

Las motos son KTM, 450 o 500 del año 2016 equipadas con GPS, road book y trip en perfecto estado de revista. Estas se encuentran en la base de Africa Star en Midelt, en la falda del Atlas. Es una pequeña ciudad que sirve como punto de partida y llegada del raid.

A Midelt llegamos de noche, a un hotel dentro de una Kasbah, una construcción típica amurallada. Durante las 4 horas de viaje en autobús desde Fez ya pudimos ver un aperitivo de lo que nos íbamos a encontrar. Las montañas y paisajes de Marruecos por mucho que te lo cuenten no hay manera de describirlos, su inmensidad es descomunal y la sensación de estar en medio de la nada es sobrecogedora. Durante el viaje pudimos ver vehículos de toda clase, camiones cargados de paja con el doble de lo que sería legal en España o motocarros chinos de la marca Kaweseki con más de 15 personas viajando encima de ellos. Estamos muy cerca de España pero es un mundo tan diferente que la bofetada de realidad que te llevas es bastante fuerte al principio.

Por la noche recibimos un briefing con todas las indicaciones y advertencias de seguridad y nos enseñaron el manejo de los GPSs, pronto fuimos a la cama porque a la mañana siguiente comenzábamos a rodar a las 8am.

Raid Marruecos

Dia 1 Midelt – ErRachidia, 275Kms

Una vez en el garaje de Africa Star a unos 20 minutos del hotel, nos equipamos y dejamos nuestras maletas a la organización. Elegimos moto, metemos la ruta en el GPS y enseguida estamos en marcha. Somos 15 pilotos y salimos agrupados por nivel de pilotaje. Nos ha tocado un grupo con mucho novato con poca experiencia en Enduro, pero gente con muchas ganas de aventura y emociones fuertes. A mí me ponen en el grupo de cabeza con Víctor y Alex, el fotógrafo de la organización, y mi compi de habitación.

De no haber hecho rally en mi vida, me veo abriendo camino en la primera etapa. La dinámica del GPS es fácil, una flecha indica la dirección al siguiente waypoint y un número la distancia en Kms. Así vamos uniendo puntos hasta llegar al destino. Este sistema lo había usado en un videojuego, os reiréis pero me sirvió mucho para poderme adaptar en la realidad. Por otro lado teníamos que contar con la lógica, y es que el recorrido correcto, aunque muchas veces por fuera de pista, siempre discurría por sitios por los que la asistencia tenía que pasar después en coche. Osea que cualquier zona demasiado complicada no era el sitio correcto.

Si tenemos esto claro y somos pacientes todo irá rodado. Las rutas que tiene Rubén están actualizadas y revisadas cada semana. Hay un trabajo muy grande en contrastar con los locales el estado de los pasos complicados, estar al tanto de las lluvias y de las frecuentes riadas y cualquier cambio en el terreno para poder realizar el raid con seguridad.

En esta primera etapa realizábamos 275Kms cruzando la cordillera del Atlas. El paisaje montañoso pero prácticamente desértico aún contrastaba con algún pequeño pinar de escasa densidad. La primera parte saliendo de Midelt al encontrarse a los pies de las montañas estaba plagada de grandes regueras y ríos de piedra. Un terreno bastante endurero, más de lo que me esperaba nos puso a prueba a todo el grupo nada más salir. La primera lesión llegó y uno de los compañeros del grupo de Navarra, sufrió una fuerte luxación de hombro. Pero su coraje del Norte y la ocasión prácticamente única en la vida, le hicieron seguir la aventura en el coche de apoyo durante el resto de días con nosotros.

Una vez íbamos tomando altura toda la vegetación desaparecía. Pequeños pueblos de pastores con rebaños de cabras y apenas cuatro casas de adobe en cada uno. Burros desperdigados por las carreteras y kilómetros de montañas de pura piedra era el paisaje de la altura. Grandes cárcavas y a cerca de 2000 m. de altitud nos alcanzó la lluvia con temperaturas de escasos 10 grados. Nos apresuramos a descender de la montaña y huir de la lluvia, con lo que comenzamos a cruzar las primeras grandes llanuras del viaje. Las sensaciones en la moto son totalmente únicas con una llanura inmensa y totalmente plana que más que rodar parece que estemos navegando. El intenso viento es otra de las cosas con las que Africa te recibe, cuando sopla lateralmente te hace tener que estar muy atento a las trayectorias si no te quieres “comer” alguna piedra inesperada.

Llegamos a unos grandes lagos en la falda de la cordillera y ahí estaba la ciudad de Errachidia. Con mucho retraso por la caída del compañero y la pérdida del segundo grupo por un error con el GPS llegamos de noche, después de más de 8 horas de ruta. Un inicio brutal que nos mermó de energías para el resto de los días.

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Dia 2: Errachidia – Albergue Ibrahim, 300 Km

El segundo día en principio iba a ser de unos 200Kms, pero un cambio de última hora en los hoteles nos hizo tener que cambiar los planes y hacer 100Kms extra. En dos días iba a hacer tantos kms en moto como en mis últimas 10 salidas de enduro! Era de locos pero para eso habíamos venido.

Las fuerzas estaban mermadas pero las ganas de ver más paisajes increíbles podían con todo. Salíamos pronto y la primera parte de la ruta discurría por pistas de piedra en zonas muy llanas, zonas dakarianas como la pista de Boudnib, donde pudimos cruzarnos con un envenenado Mini oficial que estaba entrenando por la zona. Tras una parada nos dirigíamos al sur, bajamos un puerto de piedra y seguimos por la pista dakariana que transcurre paralela a la frontera Argelina. Una inmensa llanura con zanjas hechas a base de excavadora para evitar el contrabando. Tras ella llegábamos al primer oasis de la ruta, una zona de palmeras en mitad de la nada donde nos encontramos con los primeros dromedarios del viaje.

La arena hizo acto de presencia, primero con unas zonas realmente bonitas en las que estaba cubierta de unas piedras de color azul verdoso, después cubierta de piedras negras para al fin ser pura arena. También pasamos por minas y canteras de piedra rosa de una belleza increíble. Un gran río de arena nos llevaba hasta Merzouga donde pudimos ver el gran Erg por primera vez. La estampa es imponente, la gran montaña de arena se avista desde más de 30 Kms de distancia y según te vas acercando te das cuenta de que sus dimensiones son enormes. Las ganas de probar la arena nos invaden pero hemos de esperar al día siguiente y tener cautela.

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Con la barriga llena, dejamos atrás Merzouga, aún quedaban 100kms para llegar al albergue Ibrahim. Para ello debíamos cruzar una zona de fesh fesh que por suerte se había compactado debido a las recientes lluvias. A cambio rodamos por una pista dura, de arcilla blanca y muy machacona que después de tantos kms hacía mella en nuestras manos y posaderas. Pasamos por la ciudad perdida, unas ruinas en lo alto de un risco que te hacen imaginar lo dura que puede llegar a ser la vida en algunas zonas del mundo.

Tras cruzar una preciosa zona de dunas y un río nos acercábamos por fin al albergue y la noche caía rápido con lo que parecía una tormenta al fondo del horizonte. En ese momento echamos en falta a uno de los miembros del grupo. Algunos dicen que ha tirado, pero es extraño que no haya esperado. Llega Rubén con la asistencia y dice que no va detrás, así que no queda otra que ir en su busca. Salgo primero y efectivamente lo que se avecinaba es una enorme tormenta de arena, otra de las cosas que jamás había experimentado. Remolinos de viento y el polvo y la arena impactando en la cara y llenándome la boca. ¡Momento perfecto para pinchar! Intento parar pero es imposible cambiar una rueda con esas condiciones. Decido seguir, queda poco para el albergue y el compañero aún no ha aparecido. Por fin, el GPS marca subir por un cañón con un arroyo y el fin de la ruta está arriba. Entro preocupado preguntando por Esteban, y ahí me lo encuentro en la piscina dándose un baño.

A partir de ese momento le bautizamos como el ¡Llanero Solitario! “Pensé que ibais delante, decía, he venido hasta el albergue siguiendo rodadas de moto”. Después del rapapolvo de Rubén parece que todo queda solo en un susto. El albergue está muy lejos de cualquier civilización pero tiene encanto, cenamos los típicos tajim, y mientras tomamos el té, nos deleitan con una música de tambores bereberes. Hay comodidades de sobra para dormir como una manta después de dos días durísimos encima de la moto.

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Dia 3: Albergue Ibrahim - Merzouga

El tercer día es más relajado. Sólo hemos de volver por la misma ruta hasta Merzouga. Unos 100kms que se hacen fáciles, más aun tras haberlos hecho en sentido contrario. El día pintaba tranquilo, el grupo se había separado en dos porque a algunos pilotos se les había hecho muy dura la segunda etapa llegando de noche cerrada y la organización decidió poner un grupo con guía que evitaría los pasos más complicados. Así solo los más experimentados navegaríamos.

Aprovechamos para hacer fotos en un bonito paso de agua y sin prisa disfrutamos mucho del camino. Paramos de nuevo en la ciudad perdida y cuando todo parecía tranquilo el Llanero Solitario vuelve a hacer de las suyas. Tenía una advertencia por no haber esperado, y aun así en uno de los cruces se confundió y no miró el GPS en unos cuantos kms perdiéndose en el horizonte. Al llegar Rubén, su cara era un poema, ¡no me lo puedo creer! Exclamaba, cogió su Toyota a toda velocidad y salió en su búsqueda. En unos 20 minutos, volvimos a ver el Land Cruiser aparecer por el horizonte pero llevaba una moto cargada detrás. El día se había terminado para el Llanero, y es que las normas es algo que uno no se puede saltar en este tipo de aventuras.

Llegamos al hotel, el Xaluca Toumbuctu en Merzouga y es una auténtica pasada. Con estilo de Kasbah, es una fortaleza con todo tipo de lujos en su interior. Piscina, spa, masajes, un buffet enorme y unas habitaciones preciosas decoradas con fósiles y construido todo en adobe. Una maravilla de hotel en el que pasaríamos dos jornadas. Por la tarde teníamos la posibilidad de hacer una toma de contacto con las dunas para preparar el día siguiente en el que haríamos un bucle alrededor del gran Erg. Solo dos valientes, Victor y Manel tuvieron ganas de moto esa tarde, yo aproveché para dar una vuelta y comprar algún souvenir a los bereberes que rondan los hoteles.

Son una gente maravillosa, casi todos hablan varios idiomas y siempre tiene una sonrisa en la cara. Tratan de buscarse la vida vendiendo fósiles, rosas del desierto y piedras que encuentran en las montañas. Otros son guías y cuidadores de camellos que usan para que los turistas vayan a las dunas o pasen la noche en jaimas. Sin duda otra de los grandes alicientes es la gente que se conoce en este tipo de viajes y te quita muchos prejuicios que puedas tener sobre el país si nunca lo has visitado.

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Dia 4: Bucle de dunas Merzouga

El cuarto es el gran día que todos esperábamos y deseábamos. La gran montaña de dunas, o Erg Chebbi nos contemplaba. Madrugamos con el amanecer para pillar el fresco de la mañana ya que en las horas centrales del día es muy duro estar en medio del Erg. El plan es hacer unas dunas suaves y progresivamente ir aumentando la dificultad para al final del día coronar las cimas y cruzarlo por completo. Los planes se tuercen un poco ya que la conducción en arena no es muy asequible para los novatos, así que el grupo guiado por Hussein crece más y más cada día mientras que navegando ya solo quedamos 4.

El mar de dunas de Merzouga es otra de las sensaciones únicas e inexplicables de este viaje. Cuando te ves solo en medio de él, impone un poco y puedes llegar a desorientare, pero una vez aprendes y te orientas es el patio de recreo para motos más grande del mundo. La conducción en arena tiene una técnica especial en la que hay que mantener el peso atrás y la inercia para no atascarnos. Mi experiencia en motocross me ayudó enormemente y es que es como rodar en arena de playa o en un circuito de barro.

Una vez encuentras la técnica adecuada es uno de los mayores placeres que he experimentado encima de una moto en toda mi vida. Es como hacer snowboard por nieve virgen, parece que más que ir rodando vas surfeando las dunas, apoyándote en los peraltes y dando siempre gas para mantener la velocidad. Así poco a poco ascendimos hasta lo más alto del Erg y la vista era inexplicable, con la puesta del sol al fondo y la inmensidad del desierto en todo su esplendor.

Después de un largo día aprovechamos para tomar unas cervezas con el grupo. Muy variopinto, con gente de todas partes de España hicimos una gran piña. En estas situaciones uno está más predispuesto a hacer amistad y es otro aliciente del viaje. Tus compañeros en el desierto acaban siendo amigos una vez vuelves a casa.

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Dia 5: Merzouga-Erfoud

Tras más de 6 horas por las dunas el día anterior, jamás hubiera pensado que al día siguiente me podría levantar a las 7am. Parecía que íbamos a estar destrozados, pero el cuerpo es más duro de lo que parece, y se iba acostumbrando a las horas de moto. Menos los dedos de las manos el resto de músculos no los tenía cansados y aun me veía con ganas de rodar.

El quinto día eran “tan sólo” 170kms, todos ellos por pista hasta otra de las ciudades míticas del Sahara: Erfoud. Es junto con Merzouga otra de las zonas habituales de entrenos y excursiones de motos trail en el país. El hotel Xaluca de la ciudad estaba tomado por el club BMW con más de 30 flamantes GSs aparcadas en su puerta. Es el mejor de la zona, más completo incluso que el de Merzouga, tanto que hasta en su buffet había ¡jamón serrano!

Fue para mí uno de los días más duros. Después de las dunas y lo entretenido que fue, nos tocó volver a las pistas duras e interminables. Aquí te das cuenta de lo duro que tiene que ser competir en un Dakar. Con etapas el doble de largas incluso hasta 1000kms en un día rodando por asfalto o pistas, ahí está el verdadero peligro. Es tan largo que te da tiempo a pensar en otras cosas y es cuando los sustos vienen. Afortunadamente rodamos sin problemas, a velocidades de 150Km/h en algunos momentos y aun así parece que no avanzas.

Los paisajes eso sí, fueron increíbles como siempre, hicimos una parada en la Montaña hueca, una especie de cráter de piedra en mitad de la nada que ha sido escenario de películas de James Bond o la primera entrega de La Momia. La comida la hicimos en los pozos de Jorf, una red de pozos con cientos de años. Todos están conectados entre sí partiendo de un mismo manantial pero están repartidos para cada una de las tribus del desierto. Así todos podían tener agua, pero una construcción de una presa río arriba hace años, los secó y ahora están destinados a turistas.

También pasamos por los observatorios astronómicos de la Ciudad de Orion. Son una red de telescopios que se asemejan a construcciones típicas o pirámides. Están en medio de una llanura que ofrece una de las atmósferas más claras del planeta. Otro aspecto único en Marruecos son las estrellas al caer la noche. La inmensidad de los cielos y la cantidad de estrellas que se pueden ver, ya sólo merece la pena hacer el viaje.

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Dia 6 Erfoud – Midelt

Todo lo bueno llega a su fin, pero en el desierto “hasta el rabo todo es toro”. La última etapa constaba de 300 km con casi 100 de ellos por asfalto. Teníamos sentimientos encontrados, ya que por una parte había ganas de terminar tras 5 días muy machacones, pero la nostalgia de que el viaje se acababa nos hacía sentir tristes.

La etapa consistía en volver a cruzar el Atlas por las pistas que discurrían a 2.000 m de altitud. Atravesamos impresionantes cañones y gargantas con pistas de montaña plagadas de piedra. Pasamos por zonas mineras, regueras enormes y hasta una trialera pura de Enduro que nos encantó. Cuando llegábamos a Midelt, unos desprendimientos en la carretera nos impedían el paso teniendo que dar un rodeo de otros 50kms extra por carretera. Después de tantas horas, la vibración de la moto en las manos era lo que peor llevábamos y por el asfalto se nos dormían teniendo que ir activándolas constantemente.

Los kms extra por el corte de carretera, hicieron que a pocos kms de llegar a la asistencia mi compañero Victor se quedase sin gasolina. Íbamos solo con un coche ya que el grupo estaba dividido y estaba lejos, así que decidí empujarle cerca de 2kms con el pie hasta la gasolinera más cercana. Mi pierna me ardía del esfuerzo y unido a mis manos entumecidas el cansancio se estaba haciendo conmigo.

Un momento duro pero para recordar. Llegamos a Midelt a media tarde, con la satisfacción de haber completado los 6 días sin percances y toda la gente entera. La última parte de la ruta transcurría por caminos llenos de cárcavas que por poco me cuestan una caída. Eran bastante traicioneras y es en esos momentos que piensas que  ya casi has llegado donde uno se puede hacer daño. Gracias a mi ángel de la guarda pude salir indemne.

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¿Cuándo volvemos?

Si tuviera que definir el viaje con una sola palabra, diría sorprendente. Sorprendente por todo, por la ruta, por lo bien que van las motos, por la organización y profesionalidad de Rubén y su equipo. Sorprendente por la amabilidad de la gente, y sorprendente por los paisajes y experiencias que hemos vivido en una semana. Sorprendente por la gente que conoces que te los llevas de amigos, y sorprendente lo que me han gustado los raids! Ahora ya tengo el veneno dentro cómo me dijo Sara García, y mi única pregunta es ¿cuándo voy a poder volver a África?

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