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Opinión

Márquez falla su torpedo...

Gonzalo de Martorell
15/04/2019
En varias ocasiones he dicho ya que Márquez es Jekyll y Hyde. Un chaval divertido y accesible fuera de la pista pero un “killer” de mirada asesina dentro de ella.

Y he repetido también hasta la saciedad que ello no es en absoluto un defecto sino precisamente lo contrario; suele ser lo que marca la diferencia entre los pilotos que hacen historia y los que únicamente pasan por ella.
Pero Márquez es también alguien extraordinariamente sincero a la hora de explicar los cómos y los porqués. Salvo que con ello pueda comprometer al equipo o a la marca suele contar sus cuitas en la pista sin ocultar nada. Y eso hizo exactamente tras su caída en Austin cuando confesó algo que -en demasiadas ocasiones- se nos olvida de los ases de MotoGP: “soy humano y me equivoco".

¿Pero en qué se equivoco exactamente el de Cervera? Pues mucho me temo que quiso adornarse y confiando demasiado en su superioridad dar un golpe de autoridad tan brutal en “su” circuito que dejara totalmente noqueados a sus rivales para lo que resta de temporada. Supongo que en Repsol Honda no deben estar muy contentos tras la mala tarde de Texas -de Jorge Lorenzo hablamos otro rato- pero desde luego no seré yo quien le reproche a Marc el haberlo intentado.
Ciertamente aflojar hubiera sido lo prudente... pero si había alguna ocasión propicia para lanzar un torpedo mortal a la línea de flotación de la moral de Rossi, Dovizioso y demás era justamente esa.
Márquez quiso dejar claro que -de nuevo rodando en solitario y con tanta ventaja- era capaz de meterles otra vez una cantidad humillante de segundos a sus perseguidores... y falló.

Perdió la concentración una centésima de segundo -“fue cosa de tres metros” asegura el campeón de Cervera- pero suficiente para mandar a la porra la carrera. Incluso la reacción posterior de Marc en el suelo fue la de alguien al que aquello ha pillado totalmente por sorpresa. Porque los pilotos de este nivel -salvo si es por causa de terceros- saben perfectamente dónde se la están jugando, dónde pueden caerse y dónde se puede apretar con menos riesgo. Y Marc no esperaba de ningún modo caerse donde lo hizo. 
Lo grave es que el problema de lanzar un torpedo y fallar el blanco es que el submarino delata su posición y queda a merced de las cargas de profundidad. Marc ahora tiene una grieta en el casco y sus rivales saben que ha perdido el factor sorpresa... aunque, en realidad, la caída de Marc -siendo egoístas como meros espectadores- le ha venido fenomenal al Mundial.
Lo interesante será ver cómo gestiona Márquez a partir de ahora sus eventuales primeras posiciones; si vuelve a ponérsele cara de capitán alemán de submarino U-Boote y vuelve a probar el ataque fulminante con torpedos o prefiere navegar en formación y por aguas más conservadoras...

No me resisto a terminar estas líneas sin hablar del “cuarentón”. Valentino demostró en Austín que los 40 son los nuevos 30 y que, a poco que la Yamaha le deje, volverá a demostrar que no se le ha olvidado pilotar. En el trazado tejano quedó claro que su moto corre poco y que la Suzuki -al margen de las buenas manos de Rins- le ganaba por velocidad punta siempre. (Sorprendente lo que ha logrado Davide Brivio en Suzuki en tres temporadas). Quizás Valen hubiera tenido que atacar un par de vueltas antes -y quizás el Valen de hace diez años lo hubiera hecho- pero, en cualquier caso, si Yamaha encuentra esos caballos que faltan, “Il Dottore” dará guerra.

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Siempre periodista y siempre motero. Y a ambas cosas me dedico desde hace casi 30 años. También viajo, hago radio, me defiendo con la cámara de fotos, soy un apasionado del RCD Espanyol... y tengo un gato que se llama Palpatine.

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