Neumáticos de moto: Una cosa redonda, negra, con un agujero en medio…

Apenas por unos centímetros cuadrados vamos a transmitir la potencia de nuestro motor, el mordiente de nuestros frenos y la capacidad de abordar las curvas. Una superficie que apenas supera la de una tarjeta de visita es la que permite a nuestra moto frenar, acelerar o tomar las curvas. No lo dudes: Los neumáticos son la parte más importante de la moto en lo que a seguridad se refiere.

Primera norma: ¡No ahorres en neumáticos!

Ahorrar no quiere decir malgastar. Una vez que decidas qué neumáticos son los mejores para tu moto y estilo de conducción, busca el mejor precio. Cuídalos y cámbialos en cuanto sea necesario. Suena muy dramático, pero tu seguridad depende de ello.

Créeme: Ahorrar unos eurillos en la compra de unos neumáticos y comprar gomas que no te ofrezcan garantías, de una marca que no conoces y/o que no son los adecuados para tu moto, no es un ahorro, es un riesgo. Una simple caída a baja velocidad te supondrá mucho más gasto de lo que hayas podido ahorrar. Y si te caes más rápido… sin comentarios.

Segunda norma: Neumáticos adecuados

Tienes que tener claro qué neumáticos son los mejores para tu moto, tu tipo de conducción y el uso que les vas a dar. Te pongo un ejemplo: Parece que cuanto más agarre ofrezca un neumático mejor será, pero no es tan fácil; pensarás que un neumático semi-slick diseñado para rodar en circuito ofrece más agarre que un neumático de turismo, pero no es así… al menos, no siempre.

Un neumático desarrollado para rodar en circuito agarra menos en frío, en mojado o sobre asfalto sucio, además de que es más frágil. Y en una moto de turismo no vas a buscar los límites de adherencia en seco y en circuito, así que para una moto de este tipo, lo ideal son neumáticos de turismo, menos radicales, que ofrecen un agarre muy decente nada más salir de tu casa, aguantan el tipo sobre mojado, tienen un buen nivel de agarre, soportan velocidades mantenidas en autopista y, además, te durarán más.

Cuida tus ruedas: ¡Mira la presiones!

Llevar unas presiones inadecuadas es casi igual de malo que llevar unos malos neumáticos o unas gomas en malas condiciones. Cómprate un manómetro -valen cuatro perras, no ocupan y duran muchísimo- e hincha las ruedas en las gasolineras si te va bien, pero no te fíes de las mediciones de esos manómetros, usa el tuyo.

Cambiar de presiones y verificarlas con frecuencia te puede parecer un rollo, pero no es lo mismo la presión si ruedas por carretera que si vas a un circuito; tampoco si viajas solo o acompañado y con equipaje. Merece la pena adaptar las presiones a cada circunstancia son sólo unos minutos y, a cambio, irás más seguro y tus ruedas durarán más.

Lo ideal es que mires la presión en frío. Si vas a salir de viaje el día anterior te vas a la gasolinera e hinchas por encima de la presión que sería la ideal. Y al día siguiente, antes de salir, pones la presión adecuada con tu propio manómetro. Medir la presión en caliente puede engañarte hasta en un 30 por ciento. Y recuerda que, en caso de duda, mejor presión alta que baja.

Pero hay más cuidados: En lo posible no los dejes al sol (por ejemplo, si por un caso almacenas neumáticos), no permitas que estén expuestos a productos químicamente agresivos (entre ellos, el líquido de frenos) y no ruedes por caminos con piedras o gravilla con ruedas de asfalto, sobre todo si son racing.

¿Con o sin cámara?

Salvo en el caso de motos de campo, que pueden llevar cámara o mousses, los neumáticos son sin cámara. Tienen la ventaja de pesar menos -recuerda el artículo del número 52 de tu revista favorita sobre el peso suspendido y no suspendido- y, sobre todo, que no existe el riesgo de reventón, aunque se pinchen repentinamente.

Tres consejos más:

• No hagas inventos: No pongas cámara a neumáticos previstos para no llevarlas, es peligroso.
• Lleva un bote “repara-pinchazos”: Te puede salvar de un aprieto (pero de un aprieto, a la menor oportunidad, haz una reparación decente).
• Si ves un clavo u otro objeto en tu neumático, pero la rueda aún tiene aire, ¡no lo retires!, pues seguramente lo que ha provocado el pinchazo también oficia de tapón.