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Valentino Rossi MotoGP 2017

Valentino Rossi: ¿Por qué es incombustible?

Valentino Rossi se ha colocado líder del Mundial de MotoGP a sus 38 años de edad. El piloto interminable ha competido desde 1996 al más alto nivel y este año, cuando parecía abatido, ha vuelto a hacer magia.

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Redaccion Moto1pro
Juan Pedro de la Torre
Autor Foto
Yamaha
Fecha27/04/2017

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Fecha27/04/2017


A lo largo de la historia del Campeonato del Mundo de Motociclismo, no ha sido extraño encontrar a pilotos de 38 años o más prolongando su carrera deportiva. Por ejemplo, Ángel Nieto ganó su último título a los 37 años, y se retiro cumplidos los 39. Anton Mang, sumó su quinta corona a los 38, y lo dejó al año siguiente. Son los casos más recientes de longevidad deportiva al más alto nivel, pero nada comparable con lo que está haciendo Valentino Rossi, porque nunca antes en la historia del campeonato ha habido una competición con un nivel tan elevado y exigente como es MotoGP.

Durante la pretemporada, hemos visto al Rossi más desdibujado de los últimos tiempos, una imagen que él mismo se ha encargado de alimentar con sus propios comentarios y una imagen atribulada y dubitativa. Llegó a decir que necesitaría un milagro para estar delante, para llegar al podio. ¿Y qué es un milagro? Según el diccionario, es un “hecho extraordinario, contrario a las leyes de la naturaleza y debido a una intervención sobrenatural”. En otra materia, no sé, pero en el mundo empírico de las carreras no hay lugar para milagro: todo es consecuencia del trabajo y la experiencia.

Pero el podio de Qatar, fue una verdadera sorpresa. Podemos decir que aquello fue un milagro. Lo curioso es que los demás pilotos nunca dieron a Rossi por enterrado. Fue él mismo quien empezó a echarse paladas de tierra encima en la pretemporada. Y no sonaba a juego mental, parecía una situación real. Sus rivales fueron más fieles a Valentino que él mismo… Pero cuando el supuesto milagro se repite una y otra vez, deja de ser tal cosa. Lo de Rossi es mágico, pero no milagroso.

El piloto interminable

Llevamos años oyendo la misma pregunta: ¿Hasta cuándo seguirá compitiendo Valentino Rossi? De esto hace más de una década, cuando fue tentado por la Fórmula 1 pero se resistió a su canto de sirenas. Probó el Ferrari pero siguió en MotoGP. “Elegí con el corazón. Pensé en lo que más placer me produce hacer, que era pilotar motos. La pasión por la moto ha sido siempre lo más grande”, dijo en su momento. No era la primera vez que pasaba por el duro trago de elegir entre dos y cuatro ruedas. Siendo un niño, compaginaba las minimotos con las carreras de karts, y a los trece años se vio ante la primera gran decisión de su vida. Y eligió las motos. Y las sigue prefiriendo.

Rossi ha sobrevivido a todas las generaciones motociclistas a las que se ha enfrentado. Superó a las últimas estrellas de 500, a sus contemporáneos, y las siguientes generaciones: la de Stoner, Pedrosa y Lorenzo; la de Márquez y Viñales. Porque aunque no haya vuelto a ganar un título desde 2009, sigue estando en la brecha, reinventándose tras su lesión de 2010 y el estrepitoso fracaso que supuso su paso por Ducati. Con su regreso a Yamaha en 2013, Rossi puso a cero el contador, y tras dos temporadas de readaptación, en 2015 volvió a ser el piloto competitivo del pasado. Y ahí sigue, siendo uno de los pocos imprescindibles de la categoría.

Fuerza interior, la clave

Lo más sorprendente de Rossi no es que siga rindiendo al más alto nivel. Lo sorprendente es la fuerza interior que le permite mantenerse en la élite del motociclismo desde 1996, cuando aterrizó en el campeonato con un desparpajo y un descaro poco habitual.

El tiempo pasa para todos, pero Rossi ha sabido adaptarse a cada momento. Ya no es aquel adolescente charlatán que cada tarde de Gran Premio subía a la sala de prensa a dar palique a los periodistas italianos. Su agudo tono de conversación se escuchaba desde cualquier rincón, y su frescura irradiaba a todos. Con el tiempo, Rossi se ha tenido que proteger de la sobrexposición que genera su talento, hay varios filtros para acceder a él, se ha limitado su disponibilidad, pero su discurso sigue siendo atractivo, fresco, interesante. Una charla con Rossi siempre aporta algo.

El tiempo pasa por todos, y aunque parece eterno, Rossi también acusa la edad. Fue lo suficientemente inteligente para comprender que necesitaba empaparse de la frescura de los pilotos adolescentes, que necesitaba volver a la picardía de los 17 años, aunque tuviera más del doble de esa edad. Tenía que regresar a la mentalidad de sus nuevos rivales, y la llegada de Marc Márquez a MotoGP en 2013 le espoleó. A él y a todos los pilotos de la categoría.

Rancho Rossi 46

El Rancho

Así que en 2014 puso en marcha un equipo de trabajo con jóvenes talentos en torno suyo, la VR46 Racing Academy, que crece en torno a un lugar: el VR46 Ranch. Rossi decidió construir una instalación donde poder trabajar en sus entrenamientos con moto. Su padre, Graziano, había adquirido unos terrenos donde pensaba construir una pista de “drifting”, pero la visión de Valentino llegó mucho más lejos. No es un circuito, es un espacio donde los pilotos se expresan libremente, sin complejos, sin presiones, sin compromisos. Y sin prensa. Es talento puro. Durante años, Valentino entrenaba de la mano de su padre en “la cava”, una gravera donde trabajaba el control de la moto, y antes de que los compromisos de su creciente fama lo asfixiaran, juntos rodaban a fondo por la Panoramica, una carretera de la zona. Pero aquello se acabó.

Rossi se inspiró en el mítico rancho de Kenny Roberts en Modesto (California), donde en los años ochenta y noventa se reunía el clan Roberts. El rancho de Rossi es igualmente espontáneo, pero quizás no tan salvaje como aquel, donde había mucho “dirt track”, pero también abundancia de cerveza y carreras de “stock-cars”, que le costaron a Ricky Johnson una lesión de espalda y el fin de su carrera. “El VR46 Ranch está inspirado en el rancho de Kenny Roberts. Crecí oyendo hablar de él y es ideal para entrenar porque el ‘flat track’ es menos peligroso que el motocross a la hora de entrenar”, contaba Rossi.

Rodeado de talentos

Pero no se trata sólo de entrenar. Rossi se rodeó de todos las jóvenes promesas de la velocidad italiana. Ahí no sólo están los pilotos de su equipo de Moto3 y su hermano Luca Marini; también se reúnen prácticamente todos los pilotos italianos del campeonato: Baldasarri, Bagnaia, Migno, Bulega, Antonelli, Pasini, Petrucci... y Morbidelli, el firme líder del Mundial de Moto2. Son pocos los que se encuentran fuera de la órbita del VR46. Aunque, nada es gratis: cada miembro de la VR46 Academy firma un contrato en el que se compromete a revertir una parte de lo invertido en él cuando firme con una escudería de MotoGP. Se trata de un porcentaje sobre su ficha, que será destinado de nuevo a la VR46 Riders Academy para seguir formando nuevos talentos. Y así, el ciclo de la vida sigue adelante, y Valentino se convierte en el principio y el fin de todo.