Dakar: ¿dureza excesiva?

OPINIÓN

EDITORIAL DEL DIRECTOR DE ENDUROPRO. Revista número 64. Reproducimos a continuación su contenido publiucado en el último número. 

Cuando a una carrera la bautizan como la más dura del mundo es por algo. Suena muy bonito decir que el sueño de uno es participar alguna vez en el Dakar, pero, ojo, ese sueño puede convertirse en pesadilla.

No hablo de ese selecto grupo de no más de 30 pilotos que corren para pelear por una buena plaza. Aquellos que cada jornada no llegan a más de una hora del ganador de la etapa y que tienen un ritmo trepidante, experiencia y preparación suficiente para acabar la prueba con solvencia. No. Me refiero precisamente a esos otros 130 pilotos que no son profesionales y que suponen el grueso de las inscripciones en la categoría motos. A todos esos valientes que llevan años peleando por reunir los fondos para pagar su participación y que ponen todo de su bolsillo tomar la salida en Buenos Aires.

A esos que la ASO elimina de un plumazo en las primeras etapas y que no tienen la oportunidad apenas de vivir la experiencia del bivouac, ni de sentirse pequeños héroes al llegar a final de etapa. En África la dureza del Rally iba de menos a más. Había una criba paulatina antes de entrar en Mauritania. Algo lógico teniendo en cuenta la dificultad logística del entorno a medida que avanzaba la prueba. Pero ahora en América no es así. Las carreteras llegan a cualquier final de etapa y el campamento puede montarse cómodamente. Por eso esta dureza extrema desde la primera etapa carece de sentido. Manteniendo la tónica de exigencia física, trazado exigente y buen kilometraje, ¿sería tan difícil endurecer más el rally a partir de la segunda semana? De esta manera los no profesionales saborearían su participación, la podrían justificar ante sus patrocinadores y, aunque se quedaran fuera en la segunda mitad, volverían a casa con una sonrisa. Ojo, no estoy diciendo que sea algo fácil. Debe y tiene que seguir siendo la carrera más dura del mundo, pero con una lógica. La ASO ya sabe que no todo inscrito puede ser un Marc Coma; ni física, ni mentalmente y mucho menos técnicamente. Por eso ellos mismos hacen una criba en función del palamarés de cada inscrito. Recordemos que todos los que corren tienen experiencia acreditada en raids y competición off road y saben a lo que se enfrentan.  No es un "tengo el dinero y me inscribo", como algunos puedan pensar. 

Correr este rally es demasiado caro, un mínimo de 65.000 euros por piloto, como para abandonar en los primeros compases. Pero ya no es solo por la cuantía económica, sino por lo que hay detrás de cada historia. Muchos no compartirán esta opinión y dirán que si no están preparados que no se apunten. Yo no lo veo así. Gracias a todos estos pilotos –también de coches y quads- se mantiene viva esta bella carrera y la organización debería tenerlos más en cuenta.