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Jorge Prado revalida el título y se corona por segunda vez en el Campeonato del Mundo de MXGP.
La capacidad de Jorge Prado García para escribir páginas de la historia es inagotable. El niño de Lugo que soñaba con ser el mejor piloto del mundo de motocross ha sumado su cuarto título Mundial y además lo ha hecho aguantando toda la presión y ganando la última carrera del año y por si fuera poco lo ha brindado a su afición, que abarrotó el circuito manchego para celebrar otra jornada histórica. Según cruzó la meta y se fundió en un abrazo con su familia, sus mecánicos y todo su equipo de confianza, Jorge declaró que "era el día más feliz de su vida", lo que ocurre es que es la cuarta vez que dice lo mismo porque el campeón español es absolutamente insaciable y su carrera, imparable.
Tras haber ganado la manga clasificatoria del sábado, Prado podía conformarse con una carrera a la defensiva marcando a su rival, pero como él mismo había dicho, ese no es su estilo y salió el domingo a por todas. En la manga inicial logró el holeshot y marcó un ritmo frenético en las primeras vueltas hasta conseguir que el mismísimo Gajser tirara casi la toalla.
Prado ganó por delante de Gajser y Herlings, pero este fue penalizado con tres posiciones por haber sacado ventaja de una salida de pista. Con las matemáticas muy a su favor, Jorge volvió a arrancar en cabeza en la última manga del campeonato, pero esta vez las cosas se complicaron un poco para tener emoción hasta el último momento. Cuando Prado lideraba por delante de Herlings, Jorge tuvo un susto en una bajada que casi le saca despedido de la moto, lo que aprovechó el neerlandés para ponerse líder. Tras el susto Prado pasó al plan B, dejó que le adelantaran Febvre y Gajser y se limitó a seguir la estela del esloveno para asegurar el título y la victoria en el Gran Premio.
Nadie en las gradas dudaba que el español lo iba a conseguir y nadie de su entorno perdió la confianza ni un segundo. La frialdad y tesón de este campeón son insuperables y manejó durante todo el fin de semana la situación como un bloque de hielo, sin perturbarse por lo envites de la pista o de sus rivales: "Es el día más feliz de mi vida. También lo fueron los que me dieron los otros títulos, pero este, delante de mi afición, es muy distinto. No he dejado de oír en ningún momento los ánimos de los aficionados y ese calor te da un punto más de velocidad y confianza. No puedo olvidarme de todos ellos y tampoco de todo el equipo, familia y personas que llevan tantos años detrás, apoyándome en cada carrera."
Tras sus palabras a micro abierto, el propio Jorge reconocía que llevaba unos días muy estresado y que incluso el dispositivo digital que le mide sus parámetros de entrenamiento le había recomendado tomarse un descanso. El lucense se reía y confirmaba: "ahora ya me lo he ganado". La rueda de prensa siguió con preguntas sobre el Motocross de las Naciones de la semana próxima o sobre su futuro en Estados Unidos, pero Prado no dejó ni un hueco para la distracción: "Ahora dejarme celebrarlo, que es lo que toca" y se marchó a su camión box donde el equipo había preparado una impresionante fiesta, mientras las fuerzas del orden intentaban tranquilizar a una feliz y excitada afición.
El otro gallego, Rubén Fernández solo pudo ser undécimo. En MX2 Lucas Coenen ganaba pero su compañero Kay de Wolf se proclamaba Campeón del Mundo. Oriol Oliver terminó noveno. La temporada concluirá el próximo fin de semana en Inglaterra y los españoles llegan con la ilusión de poder conseguir un podio. Con un equipo encabezado por el cuatro veces campeón del mundo. Perdón, nos corrige Ignacio Prado, el abuelo de Jorge: "No son cuatro, son cinco, que también fue campeón de 65 c.c. cuando tenía diez años".
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