Iván Cervantes: entrevista de despedida del enduro

El piloto de KTM pone fin a su exitosa carrera en el mundial de enduro recibiendo el emotivo homenaje del paddock. Cervantes pone rumbo hacia los rally-raids. Se sincera con nosotros en esta emotiva entrevista.

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Autor:
Nicki Martínez
Foto:
Nicki Martínez
Publicado el 11/07/2017

Más que un adiós, fue un hasta siempre del paddock al ‘campeón cercano’. El Mundial de Enduro rindió homenaje a una de sus últimas grandes leyendas: Iván Cervantes. El piloto de KTM se despide de la máxima competición internacional tras catorce temporadas llenas de éxitos y vivencias, con cinco títulos mundiales y con el sentido reconocimiento de su familia deportiva. El de Cambrils cambia el enduro por los raids, apostando por los desiertos y la navegación en este nuevo horizonte deportivo con el equipo Himoinsa.

El GP de Francia, en Cahors, fue uno de aquellos fines de semana en los que se saborea cada instante.

“Fue un fin de semana muy especial en el que reviví catorce años de mi carrera deportiva. Fue emotivo, sin duda, y sobre todo de la manera como fue, luchando por el podio hasta el último momento, con el equipo oficial. Y al final, empujado por Fabio, para que todos pudieráis festejar conmigo esa carrera. Fue la despedida que todo deportista hubiese querido, de verdad”.

¿Cómo viviste los días previos a esa cuenta atrás?

“Fui con mi familia y le comenté a mi mujer Laia, que se me hacía extraño saber que que no haría más el mundial entero. Más adelante, quizás participaré en alguna carrera como el GP de España, pero esta era la última y fue duro. El sábado, pasó bien, porque estaba concentrado en la carrera. Pero el domingo, el último día, fue muy complicado para mí, porque a cada especial que pasaba, iba haciendo una cuenta atrás. Faltan 5, faltan 4, faltan 3...  Y nada, ¡intenté ofrecer el mejor show posible! Cruzar la moto en los saltos y despedirme del público... ¡muy emotivo todo!”.

Me vienen a la mente unas palabras de Pau Gasol, en una entrevista reciente, en la que decía que, como deportista, se le hacía complicado ver que su carrera estaba llegando a su fin... ¿Sientes algo parecido?

“Sí, porque nunca piensas que ese momento llegará. Años atrás, evidentemente pensaba en el futuro, porque sabía que no estaría corriendo hasta los cincuenta años. Piensas en lo que harás: montar una escuela, una cosa, la otra... Pero me paraba a pensar en ello y ya llevaba un rato, me decía a mí mismo: ‘Vaaa... ¿en qué estás pensando? Piensa en otras cosas’. Sin embargo, ese día llega. Ese día es ya. Ese día es tu presente inmediato. Y ese fue mi fin de semana en el GP de Francia, aunque no me hiciera a la idea. Y hasta que no llegué a casa y pude asimilar todo ese fin de semana, fue como mi primera carrera del mundial. Con los mismos nervios. Con las mismas reflexiones. Con la mirada perdida. Inmerso en mis pensamientos. Pero sobre todo contento”.

Vaya, que pasó la película resumida de tu vida por la cabeza.

“Sí, imagínatelo. Después de catorce años, dejó atrás una familia, porque después de todo lo que me han demostrado, KTM para mí es eso: mi familia. A lo largo de todos estos años. siempre han estado a mi lado, demostrándome su aprecio, apoyándome y brindándome el mejor material para hacer realidad mis sueños. A parte de eso, todas las muestras de cariño que he recibido por parte de todos los equipos, desde todo el paddock, los abrazos de los pilotos, de sus team managers y de sus mecánicos, que han venido a verme, para abrazarme, llorando, pese a que con algunos no hemos trabajado nunca... Pufff, ¡ha sido increíble! Recuerdo que cuando quedaban sólo tres o cuatro motos por salir, la mujer de Baletti me miró de lejos y se puso a llorar. Vino, le pregunté qué le pasaba y me dijo: ¡Está es tu última crono en el mundial!. Y también me puse a llorar. Y eso mismo me pasó más veces ese mismo fin de semana, con sólo una mirada todos sabíamos que aquel era el final”.

Fue un reconocimiento generalizado en el paddock, con un homenaje final durante la ceremonia de entrega de premios del mundial, en forma de vídeo, simplemente inolvidable... de los que ponen la piel de gallina, ¿no?

“Sí, todavía se me ponen los pelos de punta cuando pienso en ello. Habló gente muy cercana a mí, mi exmecánico Alberto, que ahora trabaja con Josep García en Husqvarna. Estuvo trabajando conmigo desde el 2005 hasta el año pasado. Fabio, que es como un padre para mí. Josep, a quien estoy intentando inculcarle muchos valores más allá de la moto, porque él ya ha demostrado que es muy rápido encima de la ella, pero necesita crecer. Mi familia. Por desgracia no pudo venir mi padre, y me emocioné mucho, porque me hubiera gustado que él hubiera vivido esos momentos conmigo, junto a mi lado. Y al ver que incluso el promotor del mundial y los miembros de la FIM también lloraban, todo eso, en conjunto, me hizo sentir muy querido. Y sobre todo muy orgulloso del trabajo que he hecho durante estos catorce años a nivel profesional. Evidentemente, como dijo Fabio, aquí no se acaba todo. Seguiré con nuevos retos en otra especialidad y los seguiré visitando”.

Hablando de Fabio, nos comentó sus más fervientes deseos de que sigas siempre en la órbita de KTM

“Sí, quiero seguir en esta marca porque desde que me convertí en piloto profesional, siempre ha estado ahí. Sé que hay otras marcas y que a veces los pilotos reciben ofertas estratosféricas, por dos o tres años, a las que es difícil negarse. Pero creo que los valores de saber estar y de crear un vínculo están encarnados en KTM, y eso es lo que quiero hacer ahora, reafirmar aún más ese vínculo, y vestir siempre de naranja”.

Si nos remontamos a tu desembarco en el enduro, aparecistes como un paracaidista, para probar cómo se te daba esto y... ¡te quedaste!

“Sí, mi llegada al enduro fue en 2002, de forma muy casual. En aquel entonces estaba haciendo el nacional de motocross y participando en algunas carreras internacionales del mundial con KTM España. Me lesioné en Bellpuig, en el mundial, y me hice mucho daño en el hombro. El médico me aconsejó reposo cuatro meses, sin entrenar motocross, por los fuertes impactos que suponía. Así que le dije si podría hacer enduro, que era más tranquilo y de ese modo podía rodar por caminos. Empecé a practicarlo con una Honda XR400 que tenía mi padre y al cabo de tres semanas, un día que fuí a KTM, les dije a César Rojo y a Jordi Vilalta: ‘¿os parece ético que vaya con la moto de mi padre?’.

Y eso dio lugar a la propuesta de probar suerte en una especialidad que desconocías por completo.

“Estaba entrenando enduro. Jordi Vilalta sabía que era bueno marcando vueltas rápidas en el motocross. Me dijo que tenía la virtud, la de ir rápido en poco tiempo, una de las claves para ser un buen piloto de enduro, y que por eso estaba convencido de que sería un buen piloto y que encajaría perfectamente en esta especialidad. Lo cierto es que no le presté mucha atención a ello, porque lo que realmente necesitaba era una moto para entrenar, pero me dijo que si quería la moto tendría que ir a la primera prueba del nacional de Pinell de Brai... Lo hablé con mi padre y me dijo que serían siete horas de moto, y que al cabo de dos semanas tenía una carrera del mundial de motocross, pero que me iría bien para entrenar. Conclusión: que me presenté en Pinell de Brai sin tener ni pajolera idea de lo que era un enduro. Cuando me dijeron que tenía que caminar aquellas tres especiales, tres o cuatro veces para recordarlas, me cogió dolor de cabeza, de tobillos y de todo (risas)”.

¿Quién fue tu guía ante tanta incertidumbre?

“Me acuerdo como si fuera hoy, porque iba muy, pero que muy, perdido. Y entonces, Isidre Esteve, que corría el nacional con KTM, me preguntó el día antes, durante la cena, cómo llevaba esto del enduro. Si sabía como iba el rally, los controles de tiempo.... Y le exclamé: ¿pero hay controles de tiempo?. Y me cogió y me dijo: ‘Ven, ven, que tú y yo tenemos que hablar...’ (risas). Entonces me explicó con dibujos cómo iba todo, cómo seguir las flechas y todas las indicaciones, a respetar el minuto de entrada en los controles horarios, a acordarme de parar y fichar en los controles de paso que me encintraría por el rally Me acuerdo como si fuera hoy, porque antes de salir, Jordi Vilalta me dijo que tenía un dorsal alto. Y como salíamos de tres en tres, para no perderme, que siguiera a los dos de delante. Y después de tener dos o tres sustos por ir demasiado despacio, le dije a Jordi que no me sentía bien con aquel ritmo y empecé a correr por el rally como si fuera una carrera de motocross. Llegué a la primera especial que aún me faltaban cinco minutos y todos se pensaban que me había saltado algún control”.

Debieron alucinar...

“Recuerdo también muy bien la primera especial que hice. Me caí dos veces. Y cuando crucé la fotocélula todos se echaron las manos a la cabeza. Vino, ‘el Pelut’ -David Palmada- y me dijo que había sido una lástima que me hubiera caído dos veces, pero que a pesar de ello le había sacado siete segundos a Anders Eriksson. Y mi pregunta fue: ¿Y quién es ese?. Pues un piloto que ha ganado no se cuantos campeonatos del mundo. Hice una carrera muy buena. Recuerdo que acabé segundo Scratch, por detrás de Salminen, ganándole en algunas especiales, y primero de mi categoría”.

Y allí empezó a gestarse todo.

“Le dije a Jordi que me dejará la moto y él me respondió que, como iba líder, tendría que hacer también la segunda carrera. Hice la segunda, en la que aún era líder, a un punto de Marc Coma, y Jordi me dijo que no tendría otro remedio que acabar el campeonato, porque sólo quedaban tres pruebas”.

El desenlace, no sé porqué, me lo imagino (risas)

“Acabé el campeonato y lo gané en mi primer año. KTM, en aquel entonces sufría una cierta ‘sequía’ de resultados, porque Kari Tiainen se había hecho daño. Se había lesionado y KTM no quería que su moto estuviera parada. Y el mismo Tiainen les dijo que en España había un chaval joven que los dejaba bien calentitos cada vez que iban allí. Se pusieron en contacto conmigo a través de KTM España. Jordi Vilalta me llamó y me dijo que habían llamado desde Austria y que querían que fuera a hacer las dos últimas del Mundial: Finlandia y Suecia. Primero le dije que no, que yo ya había hecho lo que me habían pedido y que con eso ya bastaba. Y recuerdo que me dijo: ‘Iván, a veces el tren sólo pasa una vez por la vida, y este quizás es el tuyo...’. Me dijo que allí me lo pondrían todo. Me pagaban el billete de avión, me ponían la moto. Todo. Así que fui. Y el primer día lo hice fatal. Me comieron los nervios. Undécimo de mi categoría. En la Scratch ni salía. Y aquella noche vino Kari Tiainen al bungalow, a las cuatro de la mañana, cuando dormía. Toco la puerta y pensé que me había dormido, porque en Finalandia en verano no anochece. Abrí la puerta, vi que era de día y pensé: ‘¡mierda, ya me he dormido! Me estaba vistiendo a toda prisa... Y entonces me paró. Me indicó que me sentara. Y me dijo: ‘¿Se puede saber que carajo has hecho hoy?. No eras el Iván que nos encontramos siempre en España’. Le dije que quería hacerlo bien y que quería ganar. Y me dijo: ‘¿Ganar? Un piloto tan joven como tú, que acaba de llegar al mundial, sólo tiene que divertirse y ya está. Nada más’. Y al día siguiente, sin presión, porque él tenía toda la razón del mundo, hice segundo de mi categoría y cuarto Scracth. Y viendo eso, en Suecia también acabé entre los tres primeros. Les dije de nuevo a César Rojo y a Jordi Vilalta que ya había cumplido con lo que había prometido, y que volvía a casa. Y me dijeron que no fuera tan rápido, que ahora era Fabio Farioli el que les había llamado y que quería ficharme para el equipo oficial”.

Eso fue en 2003, ¿cierto?

“Sí, ese año fiché por KTM Farioli para correr una temporada y ver qué pasaba en la categoría de 500 cc, contra Salminen, y me dije: ‘Vamos, ¿por qué no?’. Fue un año muy positivo para mí, aprendí muchas cosas e incluso conseguí ganarle dos jornadas a Juha. Fui subcampeón del mundo y terminé muy contento. Y allí fue donde me di cuenta de que aquello sería mi futuro a partir de entonces, de que mi vida estaría en el enduro. Me gustaba mucho el sistema de carrera, el rally, hacer las especiales rápido. Y allí empezó toda mi historia, y desde aquello ya ha llovido mucho...”

¡Catorce años! Una vida llena de muy buenos recuerdos, y seguro que también de alguno malo como las lesiones, ¿cuál es el mejor momento que viene a tu mente, deportivamente hablando?

“Sin ninguna duda el 8 de octubre de 2005, el día que gané mi primer mundial. Cerré los ojos y por mi mente pasaron todo tipo de recuerdos, desde cuando era pequeño, cuando mi padre llenaba el depósito de mi moto, hasta entonces.... Muchas sensaciones buenas. Y pensé: ¡lo hemos conseguido!. Y remarco ‘lo hemos’, porque sin mi padre jamás habría podido lograr todo lo que he conseguido”.

Haznos memoria de tus títulos sin pecar de modestia.

“En el mundial son 5 títulos, 4 en el de enduro y uno indoor, en el mundial de Superenduro. He sido también 5 veces subcampeón del mundo, contando también un indoor. 2 veces tercero. 2 veces cuarto. Y de títulos nacionales llevo ya 21, contando títulos de categoría y Scratch”.

¿Con qué sensación lo dejas: de vacío, de haberlo dado todo...?

“Sí, porque eso he hecho. Hace tiempo, en una entrevista contigo, dije que me hubiera gustado ganar dos títulos en cada categoría. Dos en E1, dos en E2 y dos en E3. En la primera y última de estas categorías lo he cumplido, pero siempre que lo he intentado en E2 no lo he conseguido. Y han sido cuatro veces, con dos terceros, un segundo y un cuarto... Por una cosa o por otra, jamás he podido luchar en condiciones por un mundial en E2”.

¿Te queda esa espina clavada por no haber conseguido el título en E2?

“No, y te diré por qué, porque lo he intentado. Hay cosas que no siempre se pueden conseguir por más que uno quiera. Es una cosa que tengo clara. Me da risa cuando veo los anuncios de la lotería tele que dicen que soñar es gratis. Todo el mundo tiene un sueño por el que lucha. Está claro que me hubiera gustado ganar el título en E2, pero no pudo ser. Lo probé, estuve allí y por una cosa o por otra nunca lo conseguí, a veces se rompió el motor, otras me caí, y en algunas también me equivoqué, como una vez en Grecia, donde penalicé dos minutos por mi culpa y el mundial se fue al traste. Son cosas que debemos aceptar, que forman parte de la vida. Hay veces en las que tienes que equivocarte para mejorar. Estoy muy satisfecho con mi carrera. He podido ganar a nivel individual la Scratch en los ISDE de Grecia, en 2008, y en Brasil mi categoría, en Finlandia y Nueva Zelanda hice segundo... Siempre he estado entre los cinco primeros Scracth de los Seis Días. Lo he probado todo. En todas las categorías. Lo he dado todo en todas las categorías y en todas las pruebas. En el campeonato de España, por ejemplo, he ganado en todas las categorías. La Scratch también la he ganado en todas las categorías. Los ISDE los he corrido en todas las cilindradas, con una 250, una 450, con una 500 cc... ¡Estamos hablando de catorce años de carrera!”.

¿En qué momento decidiste que ya había suficiente, que lo dejabas?

“El año pasado, cuando me lesioné tan fuerte y tan seguido, dos veces, ya me pasó por la cabeza. Sabía que había algo que no funcionaba. Porque antes, si me lesionaba, en nada volvía a estar sobre la moto dando gas. Con el mismo ritmo. En cambio, el año pasado, después de las operaciónes, recaí. Me recuperé del hombro y me lesioné la rodilla. Me operé de nuevo, pero no me sentía bien. Me costaba recuperarme fisicamente, y aún más ir en moto. Cuando entrenaba no me salían los tiempos y no entendía nada de lo que me pasaba. Hablé con mi padre y le dije que no sabía si era por culpa de las lesiones o por qué, pero que teníamos que intentar hacer algo. Pensaba que era culpa de las lesiones, pero este año, estando ya bien, me he dado cuenta que en algunas especiales sigo yendo muy rápido, pero que en otras ya no lo soy tanto. Cuando eso antes no pasaba, ya que siempre he sido muy equilibrado en tiempos y he rodado rápido en todos los terrenos. Era de los pocos pilotos que iba rápido en la extrema, en el enduro y en el cross test. Y a mitad de esta temporada, con lo que está sucediendo en casa, con la enfermedad que esta pasando mi padre, todo me ha afectado mucho, porque siempre había tenido su apoyo en las carreras”.

Y por otro lado, están los más jóvenes, que están apretando como nunca.

“Sí, también está eso, ver que los pilotos jóvenes cada vez están apretando más. Están yendo muy rápido. Ves que en algunas especiales te meten cuatro o cinco segundos. Intentas forzar. Pero llega un momento en el que te das cuenta de que estás arriesgando demasiado para conseguir un buen tiempo... Así que, a mitad de temporada, les hice saber mi decisión a Fabio y a todo el equipo. A ellos les pareció bien. A fábrica también. Valoramos esta opción y es a la que nos hemos acogido”.

Sin duda debió ser una decisión muy difícil de tomar. Aunque tampoco es el fin del mundo, ya que se abren nuevas puertas para ti en los raids y todavía seguirás compitiendo en el nacional.

“¡Claro! Quiero probar suerte en esta nueva disciplina y concentrarme al 100% en ella. Y por otra parte, también me gustaría mucho montar una escuela. Pero no una escuela cualquiera, una escuela bien hecha, con la idea de que los jóvenes salgan muy bien preparados, con distintos sistemas de trabajo. Con cursos diferenciados para pilotos amateurs, que saben que no quieren llegar a la exigencia de un profesional, que practican enduro por hobby o por afición, pero que quieren mejorar; y también habrá cursos para jóvenes pilotos que quieran trabajar a tope para intentar ser campeones del mundo. Esa es mi idea, formar una gran escuela”.

Nos dejamos algo en el tintero, se hace difícil resumir en una sola entrevista toda una carrera llena de éxitos.

“Bueno, siempre aprovecho estás oportunidades para darles las gracias a mis sponsors. He tenido muchos a lo largo de mi carrera, ahora prácticamente siempre tengo los mismos desde hace años, pero quiero agradecerles a estos y a todos los anteriores el apoyo que me han dado. Quiero agradecerles, todo lo que han hecho por mí, por su confianza y por aportar su granito de arena, por haberme ayudado a estar en lo más alto y hacer un sueño realidad”.

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