Puch Cobra: sueños de adolescente

Puch Cobra: sueños de adolescente

La Puch Cobra fue el sueño de toda una generación de motoristas de los 70 y 80 y un acierto de la fábrica española, con la patente de la marca austríaca.
Facebook
Twitter
Whatsapp
Autor:
Juan Solo
Foto:
Archivo y Manolo Torralbo
Publicado el 27/08/2021
 Puch Cobra: sueños de adolescente

La Puch Cobra nace a mediados de los años 70 y fue todo un reto para la fábrica de Avelló en Gijón. Avelló dejaba atrás su relación con los italianos de MV Agusta y comenzaba una nueva singladura de la mano de Puch que estaba interesada en fabricar en España sus motos de pequeña cilindrada y con motores de dos tiempos. La Cobra fue la primera “moto grande” y todo un reto que se convirtió en la moto ligera de enduro por la que suspirábamos gran parte de los adolescentes de la época.

El primer prototipo se presenta en el Salón de Barcelona de 1976, con la denominación MC 75 y más tarde obtiene su forma definitiva con el color amarillo característico de la marca y en la línea de su “hemana pequeña”, la Minicross. La primera Puch Cobra tenía un chasis de doble cuna de acero, un motor con grandes aletas para su refrigeración y el escape bajo, algo que no nos gustaba demasiado y pronto los aficionados lo cambiábamos por uno de tipo bufanda. Las aletas de chapa de la Minicross, aparecían ya como elementos de plástico en la Cobra, más seguros en el caso de caída.

El motor no rendía demasiado, unos 10 CV, pero a todos nos parecía “una pasada” si acabábamos de bajarnos de nuestro primer ciclomotor. Además ese sonido inconfundible de su escape nos hacía volar por encima de las posibilidades de sus prestaciones. Hubo unidades con carburador Amal de 25 y otras con Dell’Orto de 20 mm.

 Puch Cobra: sueños de adolescente

La Puch Cobra también era una buena base para los bricos, domésticos o de concesionario, por ejemplo las que hacía Blanco en el taller de Los Molinos en Madrid, que reemplazaba el doble amortiguador por un sistema tipo cantilever en la suspensión trasera y la dotaba de refrigeración por agua, entre otras muchas modificaciones. En casa, con más o menos fortuna, probábamos con el cambio de carburación y escape para ver si lográbamos sacar algo más de “chicha” al motor. Las Puch Cobra motivaron a toda una generación para profundizar en los misterios de la mecánica de motos

También hubo versiones de competición como la Jordi Monjonell réplica o la verde y blanca dedicada a Manuel Coronill, las grandes estrellas del enduro de aquellos días en estas cilindradas.

El precio de una Puch Cobra rondaba las 75.000 pesetas, unos 450 euros actuales, todo un mundo para un adolescente de mediados de los 70. Las principales rivales venían del resto de los fabricantes nacionales como Derbi, Montesa o Gilera.

En 1979 aparece la Cobra TT, con un espumoso asiento, muy cómodo, y por fin con escape tipo bufanda y de salida superior. También añade una placa portafaros delantera y una decoración mucho más moderna que tuvo su réplica en la Minicross. El silenciador tipo “puro” dotaba a la TT también de un sonido electrizante.

La Puch Cobra TT dio paso a la más evolucionada MC 82 que sería su versión definitiva, ya con monoamortiguador trasero, refrigeración por agua y freno de disco. A finales de los 80 Puch fue comprada por Piaggio y la gama de motos de enduro poco a poco se convertirían en Gilera. Puch Avelló, nuestra fábrica de Gijón, fue comprada por Suzuki y algunos de sus modelos también se fabricaron en formato de ciclomotores de enduro siguiendo la estela de las grandes motos de trail japonesas.

Relacionados