Enduro en Costa Rica

Enduro en Costa Rica: ¡Pura Vida!

Viajamos a Costa Rica con Mario Román para conocer la escena offroad del país centroamericano y rodar por la selva rodeados de volcanes en una aventura endurera increíble, vuelve la Aventura Enduropro, ¡Pura Vida Maes!

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Autor:
Chema Calleja
Foto:
Enduro 506
Publicado el 15/10/2019
Enduro en Costa Rica

Costa Rica es el país de la riqueza natural por excelencia. Su diversidad animal es uno de los grandes alicientes del país, además de sus playas y sus destinos paradisíacos. Dispone de numerosos parques naturales repartidos por todo el territorio Nacional y la selva cubre casi la totalidad del país. Un 5% de las especies del planeta, vive en estos bosques, ocupando un área relativamente pequeña, como Castilla la Mancha.

Otros grandes alicientes son su cocina criolla, con los asados y guisos típicos. Su gente amable y abierta, siempre dispuesta a charlar y salir a tomar un “guaro” o una “copa” como decimos en España. Además, es uno de los países más seguros y fuertes de Centroamérica con lo que la escena offroad está creciendo a pasos agigantados en los últimos años.

Cuando nos surgió la oportunidad de viajar a conocer el Campeonato Nacional de Enduro de Costa Rica y empaparnos de él junto a nuestro buen amigo Mario Román, no dudamos ni un segundo. Mario es muy conocido en toda América Latina, al igual que nuestra publicación, algo de lo que no eres consciente hasta que no viajas allí, así que fue un tándem perfecto para todos.

La Federación Costaricense, liderada por Marco Cercone, está haciendo un esfuerzo muy grande para fomentar el deporte del Enduro en los últimos años. Hay un Campeonato Nacional de Enduro, uno de Cross Country, más diversas pruebas locales de Enduro Extremo y Super Enduro. Una de las acciones de promoción es llevar a pilotos Top a estos eventos, dónde los aficionados puedan rodar con ellos y empaparse de su técnica, en clínicas y con ellos participando en las pruebas. Para ésta prueba Mario Román fue el invitado y Enduropro el medio oficial para cubrirlo.

Enduro en el volcán

La prueba a la que asistimos fue la cuarta fecha del campeonato en la localidad de Miravalles. La zona estaba dominada por la presencia del volcán del mismo nombre, el cual aún está activo. El paisaje era increíble, una zona montañosa, con una selva tupida, y arroyos y ríos por todas partes. Cañones excavados por el agua nos llevaban hasta la falda del volcán, del cual se podían ver emanaciones de gases que parecían la chimenea de una central térmica.

El centro neurálgico de la prueba estaba localizado a unos 1500m de altitud en un parque eólico en la cima de una de las montañas cercanas al volcán, ya que está prohibido acercarse o subir a él. Allí se montó una crono de hierba preciosa, con curvas peraltadas e incluso algún doble, que hizo las delicias de los participantes. El formato de carrera era estilo FIM, con 3 vueltas a un recorrido de unos 50kms, dos tramos de senda cronometrados y una crono, o “fetuchada” como le llaman allí, ya que cuenta la historia que un italiano vino al primer enduro que se hizo en Costa Rica, y al ver la crono de cintas, dijo que parecía un plato de fetuccini, y de ahí el nombre…

 

Enduro con DTs!

El viernes a la llegada de los pilotos, Mario realizó una “clínica” de Enduro para los pilotos participantes en la prueba que se realizaría esa misma noche. En la plaza de toros -en Costa Rica hacen concursos de recortes de toros en casi todos los pueblos, pero las corridas están prohibidas- había un Super Enduro local, que fue uno de los espectáculos más divertidos que hemos asistido en los últimos años.

Además de las categorías clásicas, de Pro, Veteranos o Principiantes, había el plato fuerte de la noche: la carrera de las DT. La Yamaha DT es una de las motos más típicas de Costa Rica, la cual se ha vendido durante más de 40 años. Las hay de todas las épocas y de muchas cilindradas, 160, 180, 200cc y también de doble amortiguador, cantilever o bieletas. Todas ellas compiten en una misma categoría que es la única de la noche que tiene premios en metálico, unos 300€ al cambio, casi la mitad de lo cuestan las motos.

En la carrera los pilotos lo dieron todo sobre las limitadas monturas con situaciones esperpénticas, motos cruzando de carril, caídas de todas las clases, incluso atropellos a los comisarios de pista. Estos pilotos llevan una equipación también limitada, con pocas protecciones, cascos de carretera y botas de agua. El espíritu de carrera en cambio es realmente divertido y todos los pilotos se lo pasan en grande.

Nacional de Enduro

Al día siguiente, el sábado, se disputó la carrera Nacional, y el domingo se realizaba el “paseo”, que es una salida no competitiva, que aprovecha el recorrido del Nacional, le añaden algunos kilómetros y ciertos tramos de Hard Enduro, que hacen que de paseo tenga poco y sea una aventura en toda regla.

A este viaje asistió mí ya compañero de batallas Chema Alonso, habitual de la Copa TT y un personaje endurero muy conocido de la zona centro. Le encanta viajar y los destinos endureros le pierden, cada vez que nos invitan a algo, él se apunta por su cuenta y participamos juntos.

El sábado, en vez de participar en la carrera, decidimos rodar por el recorrido como marshals, e ir grabando alguna de las imágenes que podréis ver en el video que acompaña a este artículo. Así nos parábamos en las zonas más complicados e íbamos ayudando a los “maes” que lo necesitaban. Así es como llaman a un “colega” o “tío” en Costa Rica, y ninguno dudaba en agradecértelo con un “Pura Vida” otra de las frases típicas del país para agradecer algo o desear suerte.

El recorrido del Nacional de Enduro suele ser bastante fácil, rodando por pistas o caminos rotos, y por sendas, o “trillos” como le dicen allí, relativamente sencillos. Siempre hay un par de pasos complicados pero nada que fuese Hard Enduro. De hecho, el formato es algo que a mucha gente le gustaría en España. Un Enduro clásico, con una crono de hierba sin un sólo obstáculo artificial, ni troncos ni neumáticos. Y dos tramos de senda, o enduro tests, cronometrados. Estos Enduro Test, eran de unos 12 y 16km cada uno siendo realmente machacones y técnicos pese a no ser complicados. Tenían muchas grietas, y piedras que esquivar, zonas resbaladizas, y alguna raíz que te hacían tener que estar muy concentrado.

Y es que el terreno es otra de las características de Costa Rica. El barro es súper resbaladizo, puro jabón, que te hace tener que estar con los reflejos siempre a flor de piel. Las subidas con un poco de barro se hacen muy complicadas por la arcilla, y los caminos están tan compactados en algunas zonas que las ruedas no pueden arañar ni un mm de terreno. Este barro de las sendas más abiertas, está alternado con zonas de selva completamente cerrada. Plantas y raíces por el suelo, con enredaderas que se te enganchan en cuanto tocas el suelo y te hacen perder el equilibrio. El suelo es también muy resbaladizo pero de otra manera, ya que hay raíces alternadas y ramas por todos lados. Un verdadero infierno que unido a la humedad extrema te hace quedarte sin aire al mínimo esfuerzo.

El Nacional fue divertido y todo pasó sin consecuencias. Ninguno de nosotros nos hicimos daño y Mario venció con autoridad aunque no sin esfuerzo. Tras terminar la carrera nos contaba que había ido rodando con los líderes del Campeonato y que su ritmo no era para nada lento. Que en las zonas rápidas y sin conocer el terreno no le fue fácil aguantarles el ritmo, pero con el desarrollo de la carrera y el deterioro de la pista por la lluvia, Mario pudo abrir grandes diferencias y finalmente vencer con facilidad.

Y es que Costa Rica es un país de gran tradición offroad, y sus pilotos no son “mancos” pese a que no sean conocidos en Europa. Gracias a su fuerte economía han podido importar mucho material de USA, también ayudados por la cercanía, y disponen de motos clásicas, y una grán cultura del motocross, que nosotros nunca tuvimos por circunstancias que sabemos todos. La cultura del SX americano es enorme y todo el mundo conoce a las grandes estrellas. De hecho el mejor piloto que ha dado el país ha sido Ernesto Fonseca, el Lobito, que fue compañero de Ricky Carmichael en HRC y terminó su carrera por un desafortunado accidente que le dejó en una silla de ruedas. Ahora el Enduro es la nueva moda en el país y todos los aficionados saben quienes son Jarvis o Mario Román, hasta los mejores pilotos son enviados por la Federación a competir en Cross Country en USA y disponen de equipo para los Six Days habitualmente.

El paseo

Sin duda parecía que lo más complicado había pasado, pero nada de eso, el Nacional era tan sólo un aperitivo de lo que nos íbamos a encontrar en el paseo. Tras toda la noche y amanecer lloviendo, parecía que el día iba a ser complicado. Para el paseo nos prestaron las motos de los pilotos que acababan de participar en el Enduro del día anterior, unas flamantes Husqvarnas 2019 de Maicol Vargas y Bruno Consumi, los líderes del Campeonato. Tenían un tarado de suspensiones genial y funcionaban bien.

Al paseo íbamos guiados por Luis Araya, una verdadera eminencia del Enduro Costaricense. Habitual colaborador en las carreras y expiloto con diversos títulos Nacionales, tanto de MX como Enduro, es una de las leyendas vivas del país. Tuvimos el placer de ser invitados con su grupo de amigos y evitarnos la primera parte del paseo para evitar atascos. El recorrido comenzaba por unas sendas de selva, que ya nos dieron los primeros avisos del que el día no iba a ser tan fácil cómo pensábamos.

El barro estaba muy pesado y resbaladizo (o resbaloso como dicen allí) y cualquier subida, por pequeña que fuese, se hacía difícil. Tras salir de la selva comenzamos a rodar por laderas de pasto, también resbaladizas pero mucho menos, e hicimos unas cuantas subidas complicadas, que requerían de ayuda, pero íbamos avanzando bien. Poco a poco la selva se fue cerrando y el pasto dio paso al bosque, las raíces y las enredaderas, que te atrapaban las botas en cuanto arrastrabas los pies por el suelo.

El barranco del Diablo

Entonces es cuando entramos en la que llamaban el barranco del diablo, una senda por la ladera de un arroyo en medio de la selva con un barro y unas raíces que jamás habíamos visto. Justo en ese mismo momento, mi moto comenzó a calentarse y el embrague dejó de funcionar (luego me enteré que la moto ya había fallado al piloto el día anterior). Pese a tenerlo accionado, la moto seguía andando y me era cada vez más complicado seguir. Dejamos enfriar un poco las motos y poco a poco íbamos avanzando, pero el calor y la humedad metidos en aquella olla hacían que casi fuera imposible respirar.

Comenzamos a ayudarnos entre todos e ir sacando las 8 motos una a una, cuando en ese momento apareció Mario, como un ángel salvador. Él había decidido participar en el paseo también, y salir al final para ir adelantando pilotos y echar una mano a quien se fuese encontrando, y allí estábamos los 8 atascados. Mario pasó al lado de todos cómo si estuviese seco y liso, aparcó su moto y dijo “chicos, ¿os hace falta ayuda?”. Agarró uno a uno y nos fue ayudando a sacar nuestras motos y llevarlas hasta el final de la senda. Después volvía andando y así con el siguiente hasta sacarnos a todos. Fue una pasada ver cómo un piloto de su nivel era uno más de los nuestros, empujando las motos de los compañeros sin apenas inmutarse cuando los demás no podíamos ni respirar. Su humildad es algo que caló muy hondo en todos los participantes de la prueba y será recordado por muchos años.

El barranco del diablo lo recordaré toda mi vida por dos cosas. Los árboles que había en la bajada tenían los pinchos más grandes que he visto en mi vida, y el instinto te hacía agarrarte a los troncos al resbalar. Estos estaban cubiertos de musgo por lo que no te dabas cuenta que estaba lleno de pinchos hasta que lo agarrabas.

Esto puede parecer malo, pues hay algo peor, en un momento de extenuación me senté en el suelo a recuperar el aliento, en el mismo momento que muevo un tronco podrido, de debajo de él sale una tarántula como la palma de mi mano. El salto que di aún lo recuerdan en la selva; pensaba que no me quedaban fuerzas pero tuve que salir de allí pitando del miedo, pese a que seguro la pobre tarántula era inofensiva.

Al salir del barranco del diablo, mi moto seguía fallando con lo que Luis me recomendó saltarme lo que quedaba de recorrido y volver a las “eólicas” por pista y carretera. Según salía, otro grupo de pilotos llegó y me vieron abrir una valla, y otro se unió a mí. Así, con el embrague sobrecalentado terminó mi aventura. Chema continuó y terminó los pocos kilómetros que quedaban de recorrido con el grupo. Pese al pequeño infortunio, pude experimentar el Enduro costarricense en mis carnes, con  dos grandes días de moto y un par de caídas sin consecuencias, pero en las que me hice unos pocos moratones que me traje para España de recuerdo, junto con una sonrisa de oreja a oreja.

Ultimate Rides

Durante el evento conocimos a Heiner Valverde, el dueño de la empresa Ultimate Rides. Heiner está especializado en tours de Enduro en la zona de San José, la capital del país. Nos invitó a pasar un día rodando con sus motos, y a conocer la zona más cercana a la capital. Obviamente estando allí aceptamos la generosidad de Jake, como le llaman los amigos, y pese a que nos dolía todo el cuerpo no dudamos en embarcarnos en otra salida endurera.

La empresa Ultimate Rides, tiene 6 motos disponibles (KTM y Husky de varias cilindradas 2t y 4t) y ofrecen paquetes de todo tipo para pilotos de todos los niveles. Desde rutas fáciles de un solo día, hasta cruzar el país con paradas en los mejores hoteles y llevando vehículos de asistencia. La escena 4x4 también es muy grande en Costa Rica, y esto hace que se pueda ir desde cualquier punto del país a otro sin tocar el asfalto, por pistas y caminos de todas las clases. Además disponen de equipación para alquilar y que puedas disfrutar de un día de Enduro solo llevando lo puesto.

Para la salida quedamos con Jake en su cuartel general y desde allí salimos con él mismo y dos de sus guías. La zona de San José también es muy montañosa con muchos bosques y arroyos por todos lados, siendo selva casi todo el paisaje. La ruta que nos había preparado tenía un poco de todo,  con un nivel medio y con zonas algo complicadas. Comenzamos por unas sendas muy divertidas pero ya nos pudimos dar cuenta de que el terreno por esta zona era más resbaladizo aún, puede que por el mayor número de gente que pasa por las sendas, que hace que estén compactadas y bastante trilladas.

Poco a poco el terreno se fue complicando y llegamos a unas trialeras de piedra y barro muy machaconas, pero preciosas y muy técnicas. Tras ello hicimos una bajada de arcilla muy resbaladiza, con placas que parecían dubbies gigantes, para llegar después a un río de piedras en un cañón. Cruzamos el río y ascendimos otra vez por una trialera, hasta llegar a unas aldeas en lo alto de la montaña. Las vistas eran impresionantes con todas las montañas y los valles cubiertos por la niebla. Pronto la lluvia hizo acto de presencia, casi en el peor momento. Jake vio que íbamos subiendo bien y decidió llevarnos a la infame “Olla de presión”.

Es una trialera muy empinada que en su día debió de ser un camino pero que a día de hoy tiene unas regueras de arcilla, con raíces y piedras en el fondo, tan profundas que cabe la moto entera. Estas roderas son de un barro duro, y completamente resbaladizo, tanto que si te caes es imposible volverte a poner en pie. Allí mi cuerpo dijo basta, tras 3 días de enduro me faltaba el aire y no era capaz de seguir. Gracias a Jake y sus guías empujaron mi moto las dos últimas subidas de la trialera. Agradecerles la ayuda porque sin ellos aún estaría allí maldiciendo el Enduro.

Al salir de allí se nos había echado el tiempo encima y decidimos volver a la base por pista y sendas más fáciles. Aun así hicimos unas cuantas subidas de piedra suelta muy complicadas que fueron muy divertidas, para finalmente llegar a San José desde las montañas con unas vistas increíbles de la ciudad al atardecer, que fueron la guinda al pastel. Tras una buena ducha, Jake nos llevó a degustar una deliciosa comida típica, nos enseñó el centro de la ciudad y nos llevó a tomar un “guaro” para rematar la noche. ¡Hasta nos lavó la equipación para que la llevásemos limpia de vuelta a casa! Sin duda una de las experiencias endureras más auténticas que hemos vivido, que unidas a la profesionalidad, amabilidad y simpatía de Jake, es digna de ser recomendada a cualquiera que le guste el enduro del bueno.

En definitiva, Costa Rica es un país que nos ha sorprendido gratamente, ya sea por su gran escena endurera, por los sitios increíbles para visitar, su cocina deliciosa o su imponente naturaleza. Rodar por un país tan rico en fauna es una experiencia única y digna de vivir una vez en la vida. El Enduro cada vez es más popular allí, y el trabajo de la Federación está siendo muy fuerte y bien enfocado, con unos campeonatos de gran nivel y organización muy profesional, por lo que seguro en un futuro no muy lejano veremos pilotos de este país en las mayores competiciones mundiales. Una parte de nuestro corazón se queda en Costa Rica y os aseguramos que si tenéis la oportunidad de hacer enduro allí, jamás os arrepentiréis.

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