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Vídeo: MotoGP no es Fútbol

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No, MotoGP no es un deporte como el fútbol, no conviene compararlos y vamos a ver por qué.

Mi opinión sobre la celebración de Marc en Misano en “Diálogos sobre ruedas” copiando a Messi fye polémica. Pero vuestros comentarios me animaron a hacer este video. Desde luego no es un video en contra el futbol. Pero si quiero demostrar que el futbol no tiene por qué ser siempre una referencia y que los atletas más completos no marcan goles… apuran frenadas a 350 kilómetros por hora.

Insisto en que nadie se ofenda antes de tiempo. Al menos que espere a oír mis argumentos. Confieso que no me gusta el fútbol, pero lo respeto. Se le considera el deporte rey, paraliza países, llena bares y monopoliza portadas y telediarios. Es una pasión de masas y sus deportistas son atletas de primerísimo nivel. Hoy no quiero hablar de gustos, quiero hablar de hechos.

Punto 1: El Olimpo de los Elegidos

La Tortura Física: Un piloto de MotoGP, durante 45 minutos de carrera, vive en un entorno de tortura controlada. Su ritmo cardíaco se mantiene entre las 160 y 200 pulsaciones por minuto, similar al de un maratoniano en su esfuerzo máximo. Pero a diferencia del maratoniano, el piloto no solo corre, soporta fuerzas G brutales en cada curva y cada frenada. Al final de recta, cuando clavan frenos, experimentan una deceleración de hasta 1.5 G, que puede llegar a picos de 2 G. Además, dentro del mono de cuero, la temperatura puede superar los 50 grados, provocando una deshidratación extrema.

Precisión del cirujano a la velocidad de un caza: Técnicamente, el fútbol requiere una habilidad inmensa. Controlar un balón con los pies, dar un pase de 40 metros al hueco o lanzar una falta a la escuadra es increíblemente difícil. Ahora, transportemos esa dificultad a otro universo. Un piloto de MotoGP gestiona una máquina de casi 300 CV de potencia con su cuerpo. El acelerador, los frenos, la inclinación, el reparto de pesos… todo se controla con una precisión milimétrica. Un error de un centímetro en la trazada puede hacerte perder medio segundo. Un error de un grado al abrir gas puede lanzarte por los aires a 200 km/h… no hay margen de error.

La Fortaleza Mental y el Riesgo Real: Aquí es donde la comparación se vuelve casi injusta. La presión mental en el fútbol es enorme: un penalti en una final de Champions, un estadio con 80.000 personas gritándote… es brutal. Pero, ¿cuál es la consecuencia del peor error posible? Perder un partido. Perder un título. Una decepción deportiva. En MotoGP, la consecuencia del peor error es catastrófica. No es una metáfora. Es la realidad. La valentía y la capacidad de gestionar el miedo son tan importantes como el talento. Un piloto necesita una concentración absoluta, un procesamiento de datos a una velocidad que nuestro cerebro apenas puede comprender. Tiene que leer la carrera, gestionar los neumáticos, pensar en la estrategia y, a la vez, llevar su cuerpo y su máquina al límite absoluto de la física.

Y esto nos lleva al punto final de este apartado: la exclusividad. En 2025, la parrilla de MotoGP tiene:

22 pilotos. Veintidós. En todo el planeta Tierra. Para llegar ahí no basta con ser el mejor de tu ciudad, ni de tu país. Tienes que ser uno de los 22 mejores en algo que casi nadie en el mundo se atreve a hacer. Ahora pensemos, ¿cuántos futbolistas profesionales juegan en las primeras divisiones de todo el mundo? Ya no hablamos de cientos, sino de miles.

Solo si sumamos las cinco grandes ligas europeas: LaLiga, Premier League, Serie A, Bundesliga y Ligue 1, ya estamos hablando de más de 2.500 jugadores en la élite. Si expandimos el foco a todas las primeras divisiones profesionales reconocidas por la FIFA en el mundo, la cifra se dispara a varias decenas de miles de futbolistas. El fútbol es un deporte de masas con una élite muy grande. MotoGP es una élite, un club, muy pero que muy restringido.

Punto 2: ¿Qué aportan a la sociedad?

Seamos claros: el fútbol genera un volumen de negocio infinitamente superior al de MotoGP. Mueve miles y miles de millones. Pero, ¿cómo se genera y, sobre todo, en qué se invierte ese dinero? Aquí los datos son demoledores y revelan dos filosofías opuestas. El presupuesto anual de un equipo satélite de MotoGP, uno modesto, ronda los 15 millones de euros. El de un equipo oficial de fábrica, como Ducati o Honda, puede superar los 40 millones. Una cifra enorme, sin duda.

Ahora comparémoslo con el fútbol, donde solo los ingresos por derechos de televisión de La Liga se acercan a los 1.000 millones de euros por temporada. El presupuesto de un club de media tabla de una gran liga ya supera con creces al de un equipo campeón de MotoGP. Y si hablamos de los gigantes, clubes como el Real Madrid o el Manchester City manejan presupuestos que superan los 800 millones de euros anuales. Es decir, un solo club de fútbol de élite tiene un presupuesto veinte veces superior al de un equipo oficial de MotoGP.

Pero la clave no es solo la cantidad, sino el destino de esa inversión. En un equipo de MotoGP, la mayor parte del dinero va a parar al cerebro de la moto: I+D, ingeniería, materiales exóticos, aerodinámica...  En fútbol, la mayor parte del dinero, a menudo más del 70 % del presupuesto, va a parar al bolsillo de las estrellas en forma de salarios y fichas. Un equipo de MotoGP es una empresa de I+D de altísimo rendimiento. Un club de fútbol de élite es, en esencia, una gestora de talento multimillonaria.

Ahora pensemos en MotoGP. La próxima vez que te subas a tu moto de calle, dale las gracias a nuestro deporte porque:

  • El Control de Tracción nació en MotoGP para domar la potencia y evitar que la rueda trasera patinara. Hoy, es un estándar de seguridad en millones de vehículos.
  • Los Frenos ABS en curva, el sistema antibloqueo de frenos evolucionó en los circuitos para funcionar incluso con la moto inclinada, algo que parecía imposible. Hoy, las motos de gama alta lo incorporan para salvar vidas.
  • La aerodinámica activa, esos alerones que ahora vemos hasta en las scooters, nacieron de la necesidad de mantener la moto pegada al suelo a más de 300 km/h.
  • Materiales como el uso extensivo de la fibra de carbono, el titanio o el magnesio para hacer las motos más ligeras y resistentes ha permeado en toda la industria.

MotoGP no es solo un espectáculo, es la punta de lanza de la tecnología que conducimos. El fútbol es un espectáculo grandioso, pero su legado es, fundamentalmente, emocional y cultural, no tecnológico.

Punto 3: La Afición, no nos separa, ¡nos une!

En MotoGP hay rivalidad, por supuesto. Hay piques, claro que sí. Pero al final del día, la gente no va a ver ganar a "su equipo", va a celebrar un deporte que ama. Aficiones de distintos pilotos y marcas comparten espacio, comparten un refresco y una conversación… sin problemas de ningún tipo.

Ahora, seamos honestos y pensemos en el fútbol de alta competición. Gradas separadas por colores. Cientos, a veces miles, de policías y guardias de seguridad formando cordones para que las aficiones rivales no se crucen. Calles cortadas. Partidos declarados "de alto riesgo". Bengalas, insultos, y en el peor de los casos, violencia.

La afición de las motos es un ejemplo de convivencia y de pasión bien entendida. Se puede ser fanático de un piloto y respetar al rival. Se puede llevar una camiseta y aplaudir al que te ha ganado. Porque todos, pilotos y aficionados, entienden que el verdadero rival no es el tipo que tienes al lado, sino el cronómetro, la física y tus propios límites. En el motociclismo, la pasión une. En ciertos sectores del fútbol, por desgracia, la pasión divide.

Conclusión

No, MotoGP no es el fútbol. Y no lo decimos para menospreciar, sino para poner en valor lo que tenemos.

También en formato podcast

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