40 millones en motos de carreras: la obra de un narcotraficante

El nombre de Ryan James Wedding no te sonará si no eres (muy) aficionado a los deportes de invierno: este canadiense fue olímpico en los Juegos de 2002 aunque no consiguió grandes resultados. Lo que sí consiguió después es amasar una enorme fortuna, aunque por medios muy poco legales (tráfico de drogas a gran escala) y dejando por el camino algunas víctimas, aparte de los clientes finales de su negocio... Este hombre es uno de los diez fugitivos más buscados por el FBI, que ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por su captura.

Una colección de 40 millones

Pues si el precio por su cabeza (15 millones) te parece mucho, no es nada comparado con lo que el FBI ha conseguido localizar en México: Ryan James había invertido (o mejor dicho intentado blanquear) parte de sus ganancias comprando ¡motos de carreras! Han valorado lo que han encontrado escondido allí en 40 millones de euros. 

Si ves las fotos alucinas, porque se podrían montar varias parrillas de MotoGP o Superbike con sus motos. Y ojo que algunas no son precisamente motos cualquiera: a simple vista destacan las Ducati MotoGP de diferentes años de Jorge Lorenzo, Valentino Rossi (al menos dos), Andrea Dovizioso, Loris Capirossi o Andrea Iannone...

Además de todo eso, llama la atención una Moto2 de Marc Márquez, pero también vemos alguna Honda-Elf de Ron Haslam (aquella con suspensiones no convencionales), una NSR 500 de Spencer, una 125 de Valentino Rossi… También varias Superbike con mucho pedigrí: Ducati 916 Fogarty, Kawasaki ZXR750 de Gobert, Yanagawa y varias del americano Scott Russell, Ducati 998 Laconi, una especial Honda RVF750 de Suzuka, una no menos única Ducati Supermono… ¡tremendo! Y hay más, algunas clásicas que distinguimos peor pero que, si las compró y las tenía guardadas, no valdrán poco. 

La búsqueda del fugitivo sigue en marcha como podemos ver en la web del FBI, que incluso nos permite descargar el cartel de “Se Busca” en inglés o español (se supone que está escondido en México, donde se han encontrado estas motos).

¿Qué pasará con esta colección? Esperemos que los agentes dedicados tengan nuestra sensibilidad y decidan sacarlas a subasta, o donarlas a un museo, y no las dejen encerradas sin cuidados tanto tiempo que luego solo puedan destruirse, lo que nos parecería un crimen (casi) tan grande como los que ha cometido quien las compró y coleccionó.