Prueba Honda CRF 450 2019: La Aspirante

Honda dio en 2017 finalmente el anhelado paso de equipar a sus motos de cross con arranque eléctrico y aprovechó, de paso, para renovar por completo sus modelo de la especialidad. Usó el slogan “Absolute holeshot” -algo así como “el salto absoluto”- para promocionarla y se centró en mejorar la aceleración de la moto y centrar las masas en el bastidor. Fue un gran éxito y de hecho el modelo 2019 aún está basado en esa moto... aunque cada año se ha ido mejorando para corregir los pequeños fallos que siempre tiene una versión nueva.

¡A LA PISTA!

Para esta prueba nos desplazamos al circuito de Sevilla la Nueva, el cual se encontraba bastante embarrado debido a las lluvias caídas los últimos días.

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La primera impresión que genera la Honda es imponente con una estética simplemente preciosa. Se aprecia pequeña y compacta, con una altísima calidad de acabados. Los mandos, montados en el nuevo manillar Renthal de 4 posiciones, tienen muy buen tacto y suavidad y el manillar nos ofrece una postura natural y apta para la mayoría de los pilotos. El asiento se siente plano y con una funda de muy buen agarre, siendo la ergonomía general bastante cómoda.

LA CRF DEBE SER DE LAS 450S EN LAS QUE MÁS FÁCIL RESULTA LLEGAR AL SUELO. SU ALTURA LIBRE ES MENOR QUE EN OTRAS MOTOS DE LA COMPETENCIA. TIENE UN CENTRO DE GRAVEDAD MÁS BAJO Y ES APTA PARA PILOTOS DE MENOR ALTURA.

El arranque eléctrico es una delicia pero conviene no olvidar que hemos de accionar el embrague para que éste funcione. Es la única moto que tiene este sistema y aunque hay que acostumbrarse luego es útil ya que así nunca accionaremos el arranque por error al subir la moto a la furgo o al remolque, algo bastante común.

El motor llama la atención por lo silencioso gracias a la doble salida de escape; casi como una moto de enduro. Es un compromiso en el que Honda siempre hace hincapié y que resulta muy de agradecer. En cualquier caso el propulsor es muy vivo y sube rápidamente de revoluciones con un tacto de gas muy directo.

Engranamos la primera marcha y notamos inmediatamente lo agresivo que es el embrague. Es casi un “on/off” que en muy poco recorrido pasa a entregar toda la potencia. Es un tacto que necesita un poco de tiempo para habituarse y que a algunos les gustará y a otros no. A nosotros particularmente nos agradaría un poco más de progresividad pero -como decimos- se trata de una mera cuestión de acostumbrarse y en poco tiempo deja de ser un problema.

Y es que el motor ha mejorado muchísimo para 2019 en su respuesta y potencia. La CRF dispone de 3 mapas de potencia, como en años anteriores: un mapa standard -con un gran compromiso entre bajos y altos- un mapa suave -con una curva suave y que en altos no se “enfada” tanto- y un tercer mapa, llamado agresivo, que ofrece toda la potencia disponible del motor.

En cada uno de los mapas se pueden notar las diferencias de forma muy notable con respecto a otros años. Ahora los 3 caracteres de la moto están muy bien definidos.

En el primero ofrece una respuesta apta para todos los públicos, que destaca por la suavidad de la entrega y del primer golpe de gas. La potencia llega progresiva y lineal lo que nos permite controlar el motor de forma milimétrica en cada momento. Esto nos da mucho control en las curvas más planas y en los saltos, los puntos donde hemos de tener mayor control del acelerador.

En el mapa dos tenemos una entrega de potencia aún más suave que, según nos acercamos a la parte alta, se va aplanando y no presenta el habitual empuje en alta que tiene una 450 de cross sino que se asemeja a la respuesta de una Enduro. Es muy útil en condiciones de poca tracción, sobre todo en seco. A nosotros habitualmente nos ha gustado siempre más el mapeado 3 y en este caso sigue siendo así. La entrega en bajos nos parece la más suave y la subida de revoluciones la más explosiva. Al ser un motor tan dócil este mapa se puede llevar con facilidad pese a ofrecer mucha potencia. Es una gozada disponer de tantos caballos de forma tan controlable; da mucha seguridad en cualquier situación de barro, roderas o saltos en las que hace falta un golpe de gas certero y preciso. Las subidas de revoluciones, en este mapa, son rapidísimas y da la sensación de tener conectado el motor al cerebro de lo rápido que reacciona a nuestras órdenes.

Por su parte la caja de cambios, además de ser precisa y suave, tiene una relación bastante corta lo cual permite usar la tercera velocidad en casi todo el circuito y aprovechar toda la elasticidad del motor. Es cierto que en las zonas mas rápidas el propulsor pide la cuarta velocidad enseguida debido las rápidas subidas pero curvas cerradas que otras 450 tienen que hacer en segunda, con la Honda podíamos hacerlas en tercera y salir mejor del viraje evitándonos un cambio de velocidad y una reducción extra.

PURA SUAVIDAD HONDA

El chasis -como siempre en las Honda- es una delicia de manejo. Para empezar porque, aunque el peso de la moto es alto, no se nota cuando se está encima de ella y todo en ella se antoja super controlable y “juguetona”, como suele decir nuestro probador Julio. Es una de las motos que con más facilidad y precisión realizan los cambios de dirección y las roderas más cerradas son un juego de niños encima de ella. En el aire también resulta muy predecible y de reacciones nobles; los saltos se convierten en la parte más divertida del circuito y gracias a su preciso motor medirlos bien es realmente sencillo.

También las suspensiones se comportan mucho mejor que en años anteriores. El material Showa -derivado de las máquinas oficiales de hace unos años- con horquilla de 49mm de muelle es de primera calidad en cuanto a acabados y fabricación pero no trae un buen “setting” de serie. Exige trabajo y puesta a punto. En saltos tiene buen aguante a los topes pero está en el límite de dureza para nuestro gusto... pese a que se ha endurecido para este año. En baches -en cambio- tiene buen tacto; la suspensión se muestra precisa y aguanta bien en las frenadas, con un tren delantero que se hunde menos que en años anteriores y hace que la moto se mantenga más plana y pase por ellos de forma más efectiva.

El paso por zonas rápidas bacheadas es el único punto que no nos ha gustado de la CRF. Cuando pasamos por ellos con el gas abierto el tren delantero se muestra un poco nervioso, también acusado por la falta de amortiguador de dirección desde 2017. La moto dispone de los soportes para montarlo pero por temas de presupuesto ya no lo lleva de serie... y es un error. En la unidad del año pasado pudimos montar uno y mejoraba muchísimo el comportamiento y es fácil suponer que en la de este año, aunque no hayamos podido disponer de él, seguro que lo hace todavía mas.

Los frenos los firma Nissin y montan ahora una nueva pinza delantera. Ahorra algo de peso pero el tacto es exactamente el mismo que en años anteriores. El típico tacto de freno delantero Honda... con poco recorrido y bastante seco pero efectivo y con mucho mordiente. El trasero es lo contrario; muy progresivo y blando, lo que hace que se pueda controlar fácilmente con las botas pero requiera de mucha presión si queremos bloquear la rueda.

Otro aspecto que no nos ha convencido es el del nuevo colector. Queda demasiado expuesto a los golpes -casi como en una 2t- y además es hembra con respecto al silencioso con lo que los gases se terminan escapando por la junta. Además ahora el manguito que sale de la bomba de agua hace una curva que no tiene sentido ya que esta parte del motor sigue siendo 2018 y está adaptada al colector antiguo.

EN CONCLUSIÓN

Sin duda la nueva Honda CRF 450 es la más completa y equilibrada de su gama en los últimos años. Tras dos años de prueba y error Honda ha llegado a un “setting” de suspensiones mucho mejor que en años anteriores y ahora la moto es más equilibrada y controlable y permite extraer con mayor facilidad todas las bondades de su chasis.
También el motor se siente más lleno y potente que nunca, pese a ser suave y controlable de manera exquisita. Y ahora ya equipa ¡por fin! accesorios de mejor calidad como las llantas negras o el manillar Fat Bar. Sin duda se trata de una gran opción para quien le tenga miedo a las 450s. La CRF es una moto que sorprende y que resulta tan fácil de llevar que te enamoraras de ella en cuanto la pruebes. Incluso su precio es contenido; por 9.500 euros puedes hacerte con una en cualquier concesionario de la Red Honda.