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Bueno, he empezado por el final, porque uno de los recuerdos más vivos que conservo de esta experiencia es justo el de rodar por las polvorientas pistas de Laponia en compañía de Kari Tiainen, algo con lo que, efectivamente, cualquier devoto del enduro soñaría. Pero vamos por orden.
Conocí a Kari Tiainen en 1989 –oh my God!-, el año en que Finlandia dominó, con él al frente, el Trofeo Junior en los Seis Días de Alemania, dando lugar al verdadero arranque de la era de dominación finesa en la escena del enduro internacional. Con el paso del tiempo forjamos una buena amistad y muchos son los reportajes que hemos abordado en sana colaboración a lo largo de todos estos años; habiendo tenido además la oportunidad, entre otras cosas, de montar en moto de nieve con él, entrevistarle en su antigua casa de Riihimäki, asistir a la presentación del equipo de cross que montó junto a Kimi Räikkönen, o comparar su BMW 450 de enduro con el coche de rallyes de su igualmente buen amigo Tomi Mäkinen.
Se diría que era hora ya de volver a compartir una nueva vivencia y la oportunidad iba a llegar de la mano del KTM Adventure Rally, un evento cuya organización le había sido encomendada a Tiainen por KTM Nordic y que constituía la excusa perfecta para brindar difusión a las actividades que tiene en marcha a través de su joven empresa, Lapland Adventure Centre, con sede en Ranua, a escasos ochenta kilómetros de Rovaniemi, donde, como algunos probablemente sabréis, tiene su cuartel general el mismísimo Santa Claus. Y esas actividades, orquestadas tanto desde Laponia como desde España –en este caso, a través de Exdreames, la otra empresa de Tiainen- las integran rutas de trail, enduro, y moto de nieve, que discurren por Finlandia, España, y Marruecos.
Kari no se lo pensó dos veces, cogió el teléfono y me puso al corriente de todo, invitándome de forma exclusiva a asistir al mencionado rally y de paso a convivir durante toda una semana con él y con su socio español, Manolo Barnés, bien conocido en la escena de nuestro «off road» -entre otras cosas, por haber oficiado hace algunos años como entrenador personal de Mario Román-.
El propio Manolo me recoge a mi llegada al aeropuerto de Rovaniemi y de inmediato –ninguna sorpresa- abandonamos el asfalto, por cuanto que Kari está entrenando en un vecino circuito de motocross, acompañado por su hijo Valtteri y el máximo responsable de KTM Nordic, Jaro Sihvonen, jefe directo, por cierto, de un tal Juha Salminen –otros ocho titulitos mundiales-.
Kari nos recibe con su habitual cordialidad y, tras un breve respiro, regresa a la pista como si se le fuera la vida en ello. ¡Qué sensación después de tantos años volverle a ver en acción, dando gas sobre un circuito de arena! Es como una repentina vuelta al pasado, que dispara mis emociones. Y desde luego, ni el correr del tiempo ni su edad -53- parecen haber hecho mella en su vigoroso pilotaje, típicamente finlandés, casi siempre sentado, aun con las secuelas de más de cuarenta huesos rotos y la necesidad de llevar cuando conduce una muñequera en su mano izquierda: «en su momento no quise operarme esta fractura, porque ello habría significado estar un año parado, y la lesión, finalmente, no se curó de la mejor manera.
Pero, como ves, sigo disfrutando mucho en un circuito. Yo empecé haciendo cross y enduro a la vez y viví una época muy bonita cuando el Mundial de Motocross, aún era un certamen realmente abierto y en cada Gran Premio te encontrabas a casi un centenar de pilotos de cada categoría, con tiempos muy igualados y medios parecidos, mucho antes, claro, de que llegase Giuseppe Luongo y acabase con todo aquello».
Concluida la sesión, vuelta a Rovaniemi, donde con la degustación como telón de fondo de una deliciosa hamburguesa de reno –faltaría más-, no puedo evitar preguntarle a Jaro Sihvonen sobre «su empleado de lujo», el mencionado Juha Salminen, cuyo actual cargo, por cierto, es el de «brand manager» de KTM para Finlandia y mercados limítrofes: «le habría encantado venir –nos responde- pero ahora mismo está de vacaciones. Juha es muy brillante en su trabajo y todo lo aprende con una rapidez increíble. Eso sí, ahora mismo no monta demasiado en moto, porque para él no tiene mucho sentido hacerlo si no hay por delante un objetivo marcado, como tenía cuando competía. Aunque sí que corre en coche, disputando pruebas del Campeonato de Finlandia de Rallyes».
Rallyes, dicho sea de paso, que también venían llenando el ocio de otro Campeón del Mundo –por aquí casi todos lo son, jaja-, el bueno de Vesa Kytönen, hasta que tuvo que abandonarlos cuando su hijo Roni comenzó a despuntar en el Mundial de Enduro –milita actualmente en la categoría de Junior 1- y a papá le tocó centrarse por completo en las tareas de «team manager».
Dormimos en Ranua y a la mañana siguiente visitamos las instalaciones del Lapland Adventure Centre. Kari ha invertido mucho dinero en este nuevo proyecto, que ha sido viable merced a la decidida entrada en juego de un socio finlandés, entre cuyos logros figura el de ser el importador de Polaris con mayores ventas en Europa. Comemos en el restaurante del zoo local, donde no falta la presencia de osos polares, y mi curiosidad me lleva a preguntar a Kari por otros compatriotas suyos, que en décadas pasadas también recibieron los máximos honores como enduristas por parte de la FIM…
- Petteri Silvan -Campeón del Mundo en 1992 y 1993- sigue con su taller de motos en Jämsä, ¿no?
- «Sí, en efecto. Está muy centrado en sus tareas al frente de Silvan Motorsport».
- A Petteri y a Juha les facilitaste enormemente el camino en sus inicios dentro del Mundial, pero lo mismo hiciste años después con Marko Tarkkala –Subcampeón de E3 en 2005, 2007, y 2008-. ¿A qué se dedica Marko ahora?
- «Marko trabaja en la Federación finlandesa y también hace las veces de entrenador personal para pilotos. No solo se ocupa de que mejoren su conducción, sino que además les prepara mentalmente».
Nuestra charla se prolonga haciendo mención también a Petri Pohjamo –Campeón en 2003 con Gas Gas, además de excelente carpintero y, actualmente, importador de TM en Finlandia- y Samuli Aro, el fenómeno de Järvenpää, cuya casa adornan cinco diplomas de Campeón del Mundo, otorgados entre los años 2002 y 2008. «Con Aro nunca tuve una relación demasiado estrecha, es una persona muy especial. Puedo decirte que ahora, además de haberse divorciado, ha ganado unos cuantos kilos y bueno, por un lado, ha estado oficiando como mecánico y entrenador para el hijo de Jaro Sihvonen, y por otro, su padre regenta un concesionario de motos, aunque ignoro si Samuli trabaja ahora mismo con él».
Para después de comer, Kari ha preparado una ruta de enduro a la que nuevamente se apuntan su hijo Valtteri y el «boss» de KTM Nordic, a cuál más hambriento de moto… Manolo Barnés aprovechará para desempolvar su dron y hacer vídeo y yo, para tomar algunas fotografías.
La posterior cena, en una típica casa de campo finlandesa a orillas de un lago y precedida, cómo no, del obligado paso por la sauna, dará lugar de nuevo a sabrosas revelaciones por parte de nuestro anfitrión, especialmente, cuando rememoramos su andadura profesional desde que dejó la competición al más alto nivel: «en un primer momento, KTM me propuso trabajar para ellos aquí en Finlandia, pero decliné su ofrecimiento puesto que por entonces mi familia y yo estábamos bien asentados en España. Paralelamente, Juha regresó al Mundial, tras haber estado corriendo en Estados Unidos, y en el nuevo contrato que firmó con la marca austriaca, puso como condición que yo fuera su manager y eso sí que no lo dudé. A Juha no le gustaba la forma de trabajar de Farioli, que, por cierto, no ha variado con los años, y quería tenerme a su lado a toda costa».
- Y concluida aquella etapa, te embarcaste en el proyecto de BMW, donde también ibas a tener como piloto a Juha, además de a David Knight y Marko Tarkkala…
- «Sí, exacto. Debo decir que en KTM hubo gente que no se tomó nada bien mi decisión, pero lo cierto es que yo ya no tenía contrato alguno con Austria, ni tampoco me estaban pagando ningún dinero. Y desde luego no les pertenecía de por vida».
Soy el primero en levantarme al día siguiente y decido salir a correr por el bosque. Cuál será mi sorpresa cuando compruebo que a mitad de camino un pequeño reno se anima a hacer un poco de «cardio» conmigo, siguiendo mis propios pasos. Toda una señal de lo que nos van a deparar las siguientes jornadas de moto, en las que, a lo largo de unos ochocientos kilómetros por pistas, en no pocas ocasiones disfrutaremos de la frecuentemente incómoda compañía de estos animales, que nos exigirá una y otra vez ralentizar nuestro ritmo, por obvias y elementales razones de seguridad.
Hoy nos desplazamos hacia el sur, a la localidad de Oulu, concretamente, donde Kari hace algunos años abrió una enorme tienda que no prosperó y donde mañana dará comienzo el KTM Adventure Rally, una prueba de tres días de duración, que a los eventuales interesados les brinda la opción de competir navegando con «road book», pero también la de simplemente cubrir el recorrido fuera de carrera y en un grupo guiado por el propio Tiainen. Me acojo a la opción B y, una vez en Oulu, procedemos a inspeccionar y poner a nuestro gusto las monturas con las que vamos a afrontar este singular reto, en mi caso, una KTM 790 Adventure a estrenar que gentilmente me cede Kari y que marca como primerísimo objetivo «en mi disco duro» el de devolver la moto sin un solo rasguño al cabo de esos anunciados ochocientos kilómetros de aventura…
Y bueno, llega el gran día. Ya no vale solo recabar información y hacer fotos: ahora toca también girar un poquito el puño derecho. Hoy recorreremos 370 kilómetros de pistas –un buen empacho, os lo aseguro- sobre un terreno con escasos desniveles y más polvoriento de lo que esperábamos. Al final de la jornada tenemos oportunidad de rodar a espaldas de Kari y nos deleitamos observando la finura y seguridad con que pilota su maxi trail al frente del grupo. Siempre va «por el sitio», dando la sensación de que si llevase los ojos vendados lo haría con análoga facilidad… No en vano, al cabo del año, «nuestro héroe» se mete en el cuerpo la friolera de entre treinta y cuarenta mil Kilómetros de moto.
Bien entrada la tarde, alcanzamos nuestro destino, unas perdidas cabañas en la localidad de Mainari, donde a nuestra llegada somos recibidos por un puñado de enduristas suecos que pasan allí unos días haciendo moto. «Ésta es una zona –nos explican- que el gobierno tiene habilitada para que la gente monte». Pues qué envidia, ¿no?
Al día siguiente, aun con un kilometraje sensiblemente inferior, repetimos el mismo esquema, es decir, pistas para aburrir, polvo, preciosos lagos, renos que se cruzan por doquier, y un par de salchichas engullidas a toda prisa en un control como único sustento a lo largo de nuestra larga travesía. Vamos, que a la cena que nos aguarda en Ranua llegamos poco menos que desmayados, lo cual no quita para que disfrutemos de una buena charla de sobremesa, en el transcurso de la cual saldrá a relucir el tema del fraternal espíritu que siempre ha reinado entre los astros fineses del enduro. «Cuando Kari puso en marcha su negocio en Fuengirola –comenta Manolo Barnés-, para allá se fueron Salminen, Kytönen… incluso Tomi Mäkinen –el ya mencionado Campeón del Mundo de Rallyes, pero igualmente consumado endurista-. Entre todos ayudaron a montar las instalaciones y, especialmente, Juha –su primera profesión fue la de fontanero- hizo un trabajo impecable».
Los propios enduristas mantienen a su vez excelentes relaciones con las grandes figuras locales de las cuatro ruedas, como Mäkinen o el mismísimo Kimi Räikkönen, a quien, por cierto, hace ya bastantes años vimos correr –y ganar- una importante carrera de motos de nieve aquí en Laponia. «Kimi también sabe ir deprisa con una moto de cross –aclara Kari- y su pasión por este deporte fue la que le llevó en su momento a crear un equipo –Ice One-, que inicialmente yo mismo dirigí y que nació con el propósito de facilitar a las jóvenes promesas de nuestro país el acceso al Mundial de Motocross».
Algo menos de doscientos kilómetros cubrimos el tercer y último día del rally, que nos devuelve a nuestro punto de partida, la ciudad portuaria de Oulu. Y los momentos de moto más excitantes de nuestra aventura los viviremos hoy, por cuanto que, aprovechando que Tiainen «enchufa» la cámara de vídeo que lleva instalada en su KTM, tendremos oportunidad de rodar con él en paralelo durante algunos kilómetros, disfrutando la sensación enormemente. No es que uno se crea «de los buenos» por el hecho de llevar al lado a un verdadero mito del enduro, porque con seguridad Kari está pilotando solo a un diez por ciento de su capacidad, pero… sí que es algo de lo que a cualquiera le gustaría presumir ante sus amigos. Tal y como hago yo ahora…
Y poco más. La sauna, el jacuzzi, y un buen salmón preparado a la orilla del mar ponen fin a una felicísima semana de exclusiva convivencia con uno de los grandes de la historia del enduro. Un campeón que, después de tantos años de conocerle, podemos afirmar sigue siendo ese personaje dinámico, extrovertido, ocurrente, locuaz, infatigable, más latino casi que escandinavo, además de súper piloto de inconfundible estilo. Algunas cosas no cambian…
¡Tenéis este reportaje en el número 119 de la revista EnduroPro!
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Publicado el 05/09/2019
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