Macbor Eight Mile 125: Scrambler para todos los públicos
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Macbor renació hace un año con el lanzamiento de una nueva generación de modelos de 125cc. Otrora conocida por sus modelos infantiles, Macbor regresó con la fuerza que le dan 1.400 unidades vendidas desde entonces y con un alto nivel de satisfacción de los clientes tal como nos explicaron los responsables de la marca durante la presentación. De hecho, la firma de Motos Bordoy cuenta ya con la gama más amplia en el segmento de 125 y esta es parte de la razón del éxito.
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¿Te has fijado que cada vez hay más motos de 125 con marchas en nuestras calles? En un principio podría parecer un espejismo fruto de la necesidad imperiosa que tiene el sector de rejuvenecerse, de volver a ilusionar al público más joven como sucedía a su edad a los que ya peinan canas. No, no es una falsa ilusión. La realidad es que el segmento del 125 aumenta con un 15,5% más con el escúter como gran protagonista (80% de las 125) pero las motos con marchas son las que más crecen con un 36% por un 11% del escúter.
Las motos con marchas de 125 ganan atractivo entre aquellos que se acerca al mundo de la moto y la nueva Macbor Eight Mile 125 cuenta con todos los atributos para llamar la atención tanto de los más jóvenes como de los más veteranos que en su día fueron en moto, la aparcaron y ahora se animan a revivir esas sensaciones que solo una moto es capaz de transmitir.
En este escenario, Macbor sigue creciendo con modelos con identidad propia respaldada por una solvencia industrial con motos fabricadas en China. Los responsables de la marca no renuncian a este origen, detalle que les honra, pero sí destacan cómo se hacen allí las cosas, es decir, su labor de revisar la producción y de que se cumplan los estándares de calidad exigidos por Motos Bordoy.
Después de esta breve introducción para ponernos en contexto solo un detalle más que vale la pena tener en cuenta: En solo un año Macbor ya es la primera marca en varias provincias y la tercera a nivel nacional en el segmento de las 125 con marchas. ¿Cuál es su secreto? “Unir la pasión y la razón en motos accesibles con gusto y que transmitan”, explica Alessandro Bifano, responsable de marketing de Motos Bordoy. Y la nueva Eight Mile 125 es un buen ejemplo.
La Eight Mile pertenece a la gama classic de Macbor lanzada el año pasado, junto a Lord Martin y Johnny Be Good, y es la recién llegada de estas tres hermanas. Como su estética delata se trata de un homenaje a los años 70, al fenómeno scrambler, con una estética de lo más evocadora pero también capaz de llamar la atención a un público joven sensible a las tendencias de estilo de vida.
Si os fijáis con atención en las fotos, a la Eight Mile 125 no le falta detalle desde la óptica delantera con led pasando por los fuelles de la horquilla, la placa porta números, las llantas de radios clásicos, el escape tipo scrambler e incluso la palanca de arranque, todo un guiño aunque la moto dispone de arranque eléctrico. Así y todo son el depósito y el asiento, donde descubriremos el logo de la marca grabado, junto a la minimalista trasera los que dibujar su sugerente silueta.
La Eight Mile llega impulsada por un motor monocilíndrico refrigerado por aire con una potencia de 10,5 CV que permite disfrutar de ella desde el primer momento. Porque otro detalle importante en este modelo es el propulsor. En este caso es configuración ‘YBR’ (en referencia al que monta la Yamaha YBR 125) en lugar de CBF (Honda CBF125) como adoptan otros modelos de la marca como la Shifter. La elección en este caso viene dada por la necesidad de dotar a la gama Classic, en este caso a la Eight Mile, de un plus de carácter a través del motor. El propulsor ‘YBR’ tiene un poco más de alegría que el ya utilizado por Macbor. La diferencia es muy sutil pero tal como nos aseguraron desde Motos Bordoy le da un carácter más alegre, puntiagudo, se trata de una mecánica llena abajo que te permitirá moverte por la ciudad con agilidad.
En una primera toma de contacto llevada a cabo en la presentación a la prensa, la Eight Mile 125 superó las expectativas dejando claro que la cilindrada no lo es todo si te lo puedes pasar bien, como nos sucedió con esta Macbor. De salida, la posición de conducción es cómoda, con todo en su sitio sin sorpresas de última hora. El manillar y el mullido del asiento son protagonistas en el confort que destila esta 125. El cuadro de instrumentos, como no podría ser de otra manera, es de corte clásico con dos relojes, uno con velocímetro donde el odómetro es analógico y el otro con el cuentarrevoluciones donde encontremos el chivato de punto muerto.
Nada más ponerla en marcha, el escape emite una agradable melodía de seducción, suena muy bien por estar homologado pero sin ser estridente y cansino. Te diría que despierta tu lado más gamberro y rebelde. El embrague y el cambio funcionan suaves a pesar de los pocos kilómetros de la unidad de pruebas. Subiendo marchas constamos que el motor está lleno a bajo y medio régimen por ser un 125 (no le pidas peras al olmo) tal como nos habían anticipado. Circular y callejear con ella resulta la mar de divertido y te engancha desde el primer momento. En carreteras viradas te sorprenderá lo bien que va, incluso del agarre de los neumáticos, y en vías más rápidas te lo tendrás que tomar con calma porque esa buena respuesta a medio régimen revierte en una velocidad máxima algo limitada.
Todo son parabienes en esta Eight Mile aunque circulando por ciudad en verano podremos notar el calor que desprende el escape a la hora de hacer pie a tierra y dependiendo de nuestra altura, si podemos separar más o menos la pierna de moto. El escape está bien aislado pero nada se puede hacer con la física como ya se ha visto con otros modelos scrambler de superior categoría.
En cifras son apenas 126 kilos de peso en seco de manera que se trata de una moto ágil, tanto en marcha y tramos virados como a la hora de maniobrar con ella en parado. La altura del asiento es de 820 milímetros y un usuario de 1,75 hará pie con facilidad. La frenada es combinada con una distribución de 70-30 de manera que podremos bloquear la rueda trasera antes de que se nos hunda de delante, todo un acierto para la orientación de esta moto y las sensaciones que debe transmitir a su usuario.
Mención a parte merece la autonomía ya que Macbor homologa un consumo de 1,9 litros cada 100 kilómetros y dispone de un depósito de 12,5 litros de capacidad... Y hablando de homologaciones la propia marca cifra en 115 km/h la velocidad máxima de esta Eight Mile.
Con todo, estamos ante una 125 divertida, accesible por precio y con la personalidad que le da su estética neo-retro sin olvidar su carga tecnológica con la inyección Mikuni e iluminación full led. El precio es otro de sus valores añadidos pues se sitúa en de 2.599 euros y está disponible en cuatro colores como son rojo, amarillo, negro mate y verde, a cual más atractivo para un scrambler para todos los públicos.
La moto al detalle...
El cuadro de instrumentos sigue el patrón clásico de la moto con dos relojes analógicos, uno para el velocímetro y el otro para el cuentarrevoluciones. Además este modelo de Macbor cuenta con iluminación LED.
La Eight Mille cuenta con una gran cantidad de detalles como el escape o la presencia de una palanca de arranque para lograr una conseguida estética.
La placa portanúmeros y el logo de marca gravado en el asiento son dos guiños de un modelo pensado para captar la atención del público joven, y no tanto.
El motor destaca por su suavidad de funcionamiento y la buena respuesta a medio régimen aunque le falta algo de estirada final.
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