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Birger Hansen, un entusiasta danés, realizó la moto de sus sueños alrededor de un motor V8 de Ferrari F355.
Dinamarca quizá no es una gran potencia en lo que al mundo del motor se refiere. Al pensar en el país nórdico nos viene a la mente a la gran escritora Isak Dinesen, el seudónimo de Karen Blixen, autora de la novela Memorias de África (en danés se tituló La Granja Africana). El comienzo del libro ha pasado a la historia de la literatura: “Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas Ngong”. Si Karen Blixen abrió nuevos caminos en el arte de la escritura, su compatriota Birger Hansen, casi un siglo después, también ha sido pionero...
Ferrari es uno de los nombres más famosos del planeta, como Coca-Cola o Rolex. Marcas reconocidas en los cuatro rincones del mundo. La compañía de Maranello es famosa por muchas razones pero, desde luego, no por sus motos porque no existen.
Bueno, quizá deberíamos rectificar, sí hay un Ferrari de dos ruedas, y existe gracias a la enorme voluntad, pericia e imaginación del danés Birger Hansen. La teoría dice que si se puede pensar, también se puede llevar a la práctica. Aunque, a menudo, del papel al producto final hay un enorme esfuerzo.
Birger Hansen y su amigo Michael Anderson se propusieron hacer algo que nunca había hecho nadie. A menudo las cosas más importantes ocurren cuando salimos de nuestra zona de confort y avanzamos a machetazo limpio, creando un nuevo camino. La idea era muy sencilla, hacer una moto propulsada por un motor Ferrari. Anderson se encargaría de encontrar un V8 de un Ferrari F355 y Hansen construiría una moto alrededor del motor de Maranello. Una idea de tal calibre, por supuesto, solo puede nacer en un pub con la imaginación estimulada por los dulces efluvios del alcohool.
En el vídeo Birger Hansen recuerda que no tenía nada, ni siquiera bocetos, sino una imagen en su cabeza de cómo sería su moto. Para construir el proyecto fue necesario fabricar más de 100 piezas a medida. Una gesta que duró ocho años. A lo que hubo que sumar otros dos años más hasta poder homologar la moto para que fuese legal utilizarla en carreteras públicas. Como no podía ser de otra manera la matrícula es F 355.
Hansen, con orgullo cuenta: “muchos nos dijeron que era un proyecto imposible. Así que cuando lo acabamos pensé: ¡mira, aquí está! Uno de mis amigos envió fotos de la moto a Ferrari en Italia y la contestación fue: ‘gracias por las fotos’ ¡Fantástico!’. Es un placer rodar con algo que he construido yo. Es la única moto Ferrari del mundo y no está a la venta. Para mí es una obra de arte. Hay gente que pinta y yo construí una moto”.
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