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Si nos tomamos en serio las palabras de Dani (“ya no corro con la misma intensidad”) lo más lógico es que se bajara de la moto hoy mismo. Hay más verdades.
En la (ya histórica) rueda de prensa de Dani Pedrosa del pasado jueves, Alberto Puig estaba al fondo de la sala, pegado a la puerta y al lado del jefe técnico de HRC, Takeo Yokoyama. Me mandaron una foto (privada, furtiva, no publicable) y enseguida apareció en mi mente el recuerdo de una imagen idéntica de la previa del GP de Cataluña 2008, al lado de la entonces responsable de prensa de HRC Gemma Rodés. A Puig le ha gustado siempre observar desde un segundo plano. Entonces, alguien repreguntó algo a Dani, este se limitó a responder que ya había hablado de eso y Alberto enseguida inquirió a Gemma que averiguara quién era el que había hecho la pregunta.
El jueves, digo, mucha gente se preguntaba por qué Puig no estaba sentado en primera fila con Poncharal (IRTA) o Ezpeleta (Dorna). Y por qué no subió a decir algo como sí hizo Carmelo. O por qué Dani no se dignó a nombrar a Alberto cuando hablaba de sus inicios en el Jarama, en aquella Movistar Activa Cup en la que regatearon las normas del certamen (lo contaron los protagonistas en un viejo documental de Dorna) para colocar al de Castellar en el mundial de los Grandes Premios saltando por encima de pilotos que le habían ganado en la pista. Por qué, por qué, por qué. Por qué se retira, Dani Pedrosa, parroquia. Porque “le retiran” entre todos; empezando por él mismo. Sigamos.
El viernes, entre los entrenamientos libres de la mañana y la tarde, HRC contraprogramó el curso normal de un fin de semana de MotoGP colocando una rueda de prensa surrealista, extemporánea, con declaraciones contradictorias entre Kuwata y Puig sobre el “Caso Pedrosa” que va camino de convertirse en una de las farsas colectivas más vergonzantes de este deporte. Porque sobre este “Caso Pedrosa” que nos ocupa y nos ocupará aún algún tiempo, todos llevan haciendo las cosas mal desde hace mucho. Decir “todos” quiere decir alguna prensa, algunos aficionados, la fábrica, algún patrocinador, los que gobiernan el mundial y hasta el propio piloto. Y algunos (y a veces) a sabiendas. Y a la orden. Hay para escribir un libro; pero lo dejaremos en un prólogo. Eso sí, que nadie escriba aún, el epílogo: hay sorpresa final.
Alberto Puig quiso tener su cuota de pantalla perdida la jornada anterior y quiso decir que la decisión de no renovar a Pedrosa era de la compañía. Mientras, Tetsuhiro Kuwata se salía por la tangente diciendo que fue decisión del piloto, cosa que Dani Pedrosa confirmó después de terminar la jornada de entrenamientos. Miente porque es lo que exige el guion. O no dicen la auténtica verdad: Honda ofrecía un año de renovación creyendo que Joan Mir iba a aceptar ir a un satélite en 2019 y dar el salto en 2020. Pero Joan se fue a Suzuki y Dani decía que dos años o nada. Luego, apareció la opción de Lorenzo y tocó nada. Y yo llego a mi particular conclusión que comparto, entre otras cosas, porque para eso me pagan: ahora ya no tengo la duda de si Puig iba a aprovechar su cargo en HRC para despedir a Pedrosa; ahora me quedo con la certeza de que Honda le contrató para que hiciera este trabajo. Después del encargo prioritario de renovar a Marc Márquez, por supuesto.
En España somos muy buenos enterrando muertos. Cuando ya le han echado toda la tierra encima, todos se apresuran a ser los primeros en hablar bien del finado. Esto es lo que han hecho con Dani. Vuelvo a ver los aplausos de la sala de prensa de Sachsenring y no puedo evitar recrear las ovaciones que se dedican, en las convenciones políticas, a los líderes masacrados por sus propios compañeros de partido: “cuanto más fuerte te aplauden más muerto estás” dicen en Génova o Ferraz. Hoy, el ejemplo más potente lo vemos en Marc Márquez: de las declaraciones post Assen, tras la pregunta encargada a su biógrafo oficial Emilio Pérez de Rozas (“si no estás motivado la Honda no va”) a la vaselina de estas jornadas (“siempre fue mi referente”). En un ejercicio de honestidad, Pérez de Rozas ha declarado que dejemos de engañar a la gente y que sepamos comunicar cómo ha pasado de amor a rencor extremo la relación entre Puig y Pedrosa. Ha sido en la tertulia de los viernes de MovistarMotoGP y ha dejado unas claves importantes para comprender el trasfondo humano de toda esta historia. Por eso, y porque no hay foto de Alberto con Dani desde hace años, elijo la ilustración de arriba.
Vayamos rematando. Emilio ha prometido en la tele escribir el libro de la vida de Alberto Puig y yo quiero ser lo más breve posible. Lo del Yamaha Petronas quedó eliminado para Dani a lo largo del GP de los Países Bajos; de donde salió el manager de Fabio Quartararo con la firma del contrato bajo el brazo. Dorna quiere rejuvenecer MotoGP, sanear a los equipos con deudas y reducir el número de pilotos españoles o italianos “de clase media” por promesas jóvenes de otras nacionalidades. Ni le esperaron, ni le querían ni le ofrecían tanto como aún siguen contando algunos. Y, cuando llegó el momento, quien tenía que cantarle las verdades del barquero lo hizo, como aquel episodio de Wayne Rainey hablando con Kevin Schwantz en el avión de vuelta de un GP lejano.
A partir del lunes de la semana pasada, la operación “Delenda Pedrosa” que contábamos aquí se puso en marcha. El martes 3 de julio el piloto convocó para el jueves 12 y pidió respeto. Alguien desde dentro respondió regalando la exclusiva de la retirada al diario El País por los servicios prestados hace dos años, cuando quisieron usar a Dani para dinamitar el fichaje de Viñales por Yamaha. Después, lo que todos sabemos: aplausos que sonaban a cuchillos y un anuncio de convertirse en MotoGP Legend tras la carrera de Cheste. Dani tuvo la oportunidad de decir “me voy yo” pero sabe de sobra que le echan. Y es sincero cuando dice que está sin fuerzas; y cuando habla de su motivación: ya le pasó con la “baja laboral” que se tomó en 2015. En 2018 simplemente se ha dejado vencer por las circunstancias y ha renunciado a luchar por su permanencia en MotoGP.
Pero olviden el epílogo, parroquia: estoy convencido de que este libro sigue abierto. Me quedo con las palabras de Valentino Rossi “se va demasiado pronto” y, aunque ya desperté del sueño de ver el retorno de Casey Stoner, estoy soñando ahora con un giro de los acontecimientos del “Caso Pedrosa” en el futuro. Hay diferencias: Casey tiene una familia y sabe pescar pero Dani no sabe hacer otra cosa que pilotar una MotoGP; y no conoce más vida que la del paddock.
De todas las declaraciones que se han analizado estos días nadie ha reparado en las palabras textuales del piloto: “el año que viene no competiré en el campeonato, significa que este año acabaré de correr el año hasta Valencia…” Eso y lo de “seguir ligado a este mundial” son claves para preguntarnos si no estaremos ante un año sabático o una “retirada en diferido” como probador de KTM (olvídense de HRC para siempre) guardándose la carta de regresar cuando él quiera. Porque será una sensación que tendrá, sin duda. Le pasó incluso a Stoner, aquel 2015. Y veremos qué sucede, entonces.
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