Con el X-Max 400, Yamaha había conseguido hacer el mayor X-Max de la historia, recuperando y mejorando el propulsor del Majesty 400, pero manteniendo las dimensiones de los X-Max 125 y 250, y eso le da alas en la ciudad. Un megascooter potente y capaz, pero ágil y muy manejable. ¿La combinación perfecta? Si no lo es, se parece mucho, y más teniendo en cuenta cómo ha ajustado su precio la firma de los diapasones.
La experiencia nos dice que X-Max es sinónimo de éxito y ahora que hemos probado de nuevo este 400 la verdad es que razones no le faltan para estar en el punto de mira de todo aquél que busque un scooter tan ciudadano como rutero. Dentro del tráfico urbano sólo nos frena un poco la anchura del grupo trasero, especialmente el voluminoso escape que ya veíamos por mejorar en el Majesty, y que en este X-Max sigue siendo largo y sobresale demasiado, por lo que en giros cerrados tendrás que tener un poco de ojo para no arañarlo antes de que te des cuenta.
Cuando lo probamos por primera vez en Milán ya tuvimos ocasión de conocer su comportamiento a ritmo rápido (muy rápido) y notamos que a esas velocidades que rondaban los 160 km/h en grandes curvones se podía llegar a transmitir algún movimiento, pero esta vez, ahora que en la unidad probada se habían cambiado los neumáticos de origen por unos más redondos, no nos hemos ni acordado de aquellas faltas de estabilidad. El propulsor es ligeramente menos potente que el del KYMCO, entre 4 y 5 CV sobre el papel, pero aún así en el Yamaha la respuesta al gas nos ha parecido más directa e inmediata. En el X-Max se nota mayor tirón en los primeros metros al contar con un desarrollo más corto, pero que conforme se empieza a estirar es el KYMCO el que comienza a destacar.
Un GT con el que ratonear
La dirección es ágil, muy ágil, y este 400 se meterá por el recoveco que se te antoje como si de un scooter urbano se tratase. Se te olvida que llevas un megascooter a tus mandos hasta que abres gas a fondo y sales catapultado al instante, antes de que seas consciente ya estás circulando a 100 km/h, así que cuidadito en la ciudad si no quieres que algún radar te borre la sonrisa de golpe. Otro inconveniente que se puede encontrar al callejear, o al maniobrar sobre él, es la altura y la anchura del asiento para el piloto, ya que si no eres especialmente alto puede que esto te reste confianza al poner los pies en el suelo.
Estéticamente es todo un X-Max, deportivo pero elegante, y eso se ve en cada una de sus curvas. La pantalla nos ha resultado más protectora que la del KYMCO y también encontramos mayor capacidad en el hueco bajo el asiento. Es un hueco alargado y más estrecho que el del Xciting, pero sí permite guardar en él dos cascos integrales e incluso alguna cosa más.