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Mis Pingüinos: luces y sombras

Alfredo Partida
17/01/2022
Tengo una relación de amor-odio con la concentración invernal Pingüinos. Si bien fue de las primeras ocasiones que pude adentrarme en el mundo motero, también he tenido varios sustos que casi me retiran de mi pasión por la moto…

Empecemos por el principio, mi familia es muy motera y desde siempre hemos tenido moto touring en casa así que digamos que mi pasión por la moto viene desde la cuna. Según fui creciendo empecé montando en moto de campo -para mí la mejor escuela- y como a mi padre le gustaba acudir a concentraciones y viajes por Europa en cuanto pude le “robé” el asiento de pasajero a mi madre.

Pingüinos era una cita ineludible en el calendario motero, mi padre -que también acudió a Elefantes en Salzburgo- llegó a estar en los primeros años en Fuensaldaña pero conmigo de acompañante desde los tiempos que la concentración se celebraba en Tordesillas. Acudimos varios años, ya que el buen ambiente, la posibilidad de ver tantas motos y el reencuentro con amigos moteros eran suficiente aliciente para contrarrestar el frío del viaje, casi siempre con temperaturas por debajo de 0 grados.

En el año 1993 cuando tenía 15 años me puse por fin a los mandos y acudí a la concentración desde Madrid en mi Puch TZX. Era una moto de 4 marchas a la cual tuvimos que alargar el desarrollo para tener algo más de velocidad punta pero recuerdo que fue un viaje eterno, todo por carretera secundaria, algún tramo de pista y además como no había alojamiento en Tordesillas tuvimos que marchar hasta Valladolid. Ahora lo miro en retrospectiva y si bien recorrer más de 250 km sin superar los 40 km/h tenía mérito, pero aún más tenía mi padre, acompañando con su Yamaha DT 125 sin rechistar y a mi ritmo…

Los años siguientes seguí acudiendo como acompañante y ya con 19 años tuve la gran oportunidad de ir hasta la concentración con la moto de mi padre, una BMW K100 RS. Esto ya era otra historia, iba como un señor bien cómodo, protegido frente al frío y rápido... Pero no podía ser perfecto: en una curva tras una larga recta la moto comenzó a moverse de forma extraña así que paré, revisé el neumático trasero y me doy cuenta que llevo una pequeña broca (si de las de taladrar) atravesada… Intento reparar con mechas pero el neumático pierde bastante aire así que tengo que llamar a la grúa desde Ayllón y de vuelta a casa.

Los siguientes años si pude acudir con moto propia, recuerdo pasar mucho frío con mi RR así como con una Kawasaki Naked acudiendo ya a Boecillo. Incluso me tocó trabajar varios años en Pingüinos ya que estuve por entonces dentro del equipo de eventos de la revista Motociclismo.

Y llegó 2007, ese año acudí a la concentración con una flamante Honda Pan-European cómo Road Leader de una ruta promovida por la revista Motociclismo. Todo salió de fábula a la ida pero en el viaje de vuelta a Madrid, mi compañero de ruta tuvo una avería y decidimos parar en San Rafael. Allí esperamos a una grúa ya que no fue posible arreglar y separamos nuestros caminos. Así que ya bien entrada la noche, entré en la autopista para volver a casa.

Según me incorporé a la altura de Collado Villalba metí tercera marcha, cuarta, quinta y cuando iba adelantando por el carril izquierdo a una furgoneta me embistió repentinamente en el lateral de la moto. Yo tuve la suerte de no impactar con nada -el golpe se lo llevaron las maletas- y me quedé rodando por el suelo del carril izquierdo sin que pasara ningún otro vehículo.

Después del susto y un chequeo rápido me quedé en la mediana hasta la llegada de la ambulancia. Milagrosamente sólo tuve la fractura de un dedo y una fisura en el escafoides, estaba claro que ese no era mi día y mi ángel de la guardia tuvo que hacer horas extras.

Estuve una temporada “tocado” y decidí vender mi moto de carretera, sobre todo no quería que la familia volviera a tener otro susto de este estilo cuando estaba de viaje. Pero no creáis que abandoné las motos, por el importe que conseguí al vender mi moto me compré una moto de enduro 2T y un scooter de segunda mano.

Estuve algunos años sin volver a la concentración, pero me quité la espinita de ese viaje más adelante volviendo a Pingüinos ya con mi moto trail e incluso -ya representando a Moto1pro- regresé para trabajar cuando se celebró en Valladolid.

En definitiva, me alegro que la concentración Pingüinos vuelva a ser protagonista dentro del panorama motero nacional y seguramente volveré en moto -este año no podrá ser- porque esta concentración tiene algo que engancha.

Alfredo Partida
Alfredo partida

Motero desde la cuna, he pasado muchos kilómetros como pasajero antes de ponerme a los mandos. Mi evolución motera ha sido: Motocross, Ciclomotor, Enduro, Deportiva R, Naked, Scooter y ahora llevo una Trail, para mi la moto definitiva. Con más de 10 años de experiencia en el sector, disfruto colaborando con el área editorial de Moto1Pro y EnduroPro

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