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No te fies de mí...
Hoy vengo a contar un cuento sobre la temporada 2015... que arranca en Losail con un grito, épico, de un épico jefe de mecánicos: “¡Un motor de mierda!” dijo el inefable Galbusera, el hombre que cuida de las monturas de Valentino Rossi.
Gracias, Silvano. Contigo empezó todo.
Con los dos años anteriores -2013 y 2014- de Marc Márquez arrasando y con la fuerza y la motivación que exhibía Jorge Lorenzo en la pretemporada 2015, pensar en la posibilidad de ver a Rossi ganando carreras y liderando la tabla era una quimera en toda regla para Valentino.
Pero resulta que Valentino acabó la primera carrera del año en lo más alto del podio y allí le acompañaban dos compatriotas que pilotaban para su antigua escudería italiana que ya entonces, en realidad, era alemana. Rossi no estaba feliz por hacer patria con los dos Andreas sino por su victoria, sumada al papelón de sus rivales directos.
¡Y encima, una hora después, llegó la propina de la baja de Dani Pedrosa!
Pasó medio mes y Marc Márquez cumplió con el guión de ganar en Austin habiendo antes conseguido el mejor sábado de todos los tiempos. Dani no estaba y Jorge seguía estrenando problemas en su moto. Y una semana después, en Argentina, Rossi encontró el momento de señalar a Márquez como su gran rival antes de vencerlo.
Y medio mundo vio cómo el alumno se arrastraba por el asfalto mientras las hordas de Termas gritaban al maestro que el viento también es viejo y aún sigue soplando.
Después del bofetón (con la mano abierta) de Argentina, Marc se enrocó en sus propios errores fruto del bloqueo con su propia moto. Y en Assen recibió otra lección del maestro pero esta vez y así se quedó grabado en el corazón del joven “Padawan”, con la complicidad de Dirección de Carrera que le tiró de las orejas en la reunión que tuvieron después.
A partir de aquí comienza la “teoría del rencor” de Valentino Rossi. Desde su trinchera, que ha cavado tan hondo que empieza a parecerse a una tumba, “Il Dottore” asegura que Márquez había decidido mucho antes de la rueda de prensa del jueves en Sepang arruinar sus posibilidades de triunfo. Según Vale, el odio (y su pretexto) arranca en Termas y se consolida definitivamente en Assen.
Por supuesto Rossi se olvida de otras cosas y sobre todo, de otras personas.
Para empezar, de Iannone, por ejemplo.
Si llegan a penalizarle en Mugello por su presunto “Jump Start” y si el de Ducati no la arma en Australia, Vale hubiera sido campeón.
Y para continuar, de Pedrosa.
Porque la batalla de Aragón que perdió contra Dani en Motorland fue un jarro a sus esperanzas de cara al triunfo final, renovadas tras Misano y Silverstone.
Dani había vuelto a la fiesta en el momento más inoportuno... y ganó en Japón.
Lo que pasó en Australia fue definitivo: Vale sabía que tenía todas las papeletas para llegar líder a Cheste y perder ante Jorge y que después de un año nadando en solitario en medio del océano, se iba a ahogar en la orilla de Valencia. Podía haber elegido el silencio, la dignidad de caer con la cabeza alta.... al fin y al cabo el italiano había superado con creces las expectativas sobre su rendimiento y no se bajaba del podio.
Pero Valentino eligió el victimismo... y llegó el #SepangClash.
Ese jueves dantesco ya perdió también, por primera vez, fuera de la pista.
Si Marc estaba o no en guerra contra él como Rossi afirmaba desde hacía tiempo, ya era lo de menos. El problema era que el de Cervera se sintió insultado. Así que después de un fin de semana en el que se plantó, el domingo, con la moto perfecta para ganar de calle esa carrera prefirió ¡esta vez sí! enseñarle al maestro qué era eso de jugar en la pista.
Y Marc jugó con Vale como un gato con un ratón cojo durante cuatro vueltas que dejaron a la afición sin habla, a Rossi sin juicio y a Dirección de Carrera con un marrón de tomo y lomo. Hoy sabemos que los árbitros tomaron la peor decisión posible porque, como tuiteó Stoner, se trataba de Rossi... pero también porque estaban realmente enfadados con Márquez y su actitud contra un aspirante al título.
Una actitud que avaló la excusa que tendrá, ya para siempre, Valentino.
Aquel Valencia fue un desastre que aún colea y del que podemos sacar dos conclusiones.
Una es que lo que hizo Marc con uno de los aspirantes al título -Jorge Lorenzo- no es malo en sí mismo pero se ensucia cuando ves lo que hizo, en la carrera anterior, con el otro -Valentino-.
La otra es que el daño que causa el rencor es irreversible y después de tres años queda claro que lo sufriremos durante muchas temporadas más.
Este jueves de previa al GP de Australia, los responsables de MotoGP prescinden en la rueda de prensa de la presencia de Andrea Dovizioso y sientan juntos a Marc Márquez y Valentino Rossi en la fecha señalada en la que se cumplen tres años del #SepanClash. El morbo estará servido... pero no se preocupen: la culpa siempre es de los periodistas.
Siempre digo que no soy más que un bulto sospechoso, que no te fíes de nadie y que empieces por no fiarte de mí. Llevo tres décadas en el periodismo del motor y esos argumentos son los que más credibilidad me han reportado jamás. Escribo donde no me tocan una coma y hablo en una radio que no me pone un bozal. No sé definir el periodismo pero reconozco enseguida a la prensa cortesana. Yo cuento historias y hago análisis, no relaciones públicas.
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