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Esa fue la pregunta que la gente se hizo cuando a los 42 años de edad, John McGuinness llegó a la Isla de Man para disputar su 19º TT en mayo del año pasado. Doce meses antes, en el 2014, el 21 veces ganador del TT había tenido su peor semana en años, no pudiendo ganar ninguna de las grandes carreras, mientras luchaba por ello con una muñeca rota. Quizás era hora de irse a casa y dejar que los pilotos jóvenes, como Michael Dunlop, gobernasen la isla.
El TT 2015 parecía confirmar que McGuinness finalmente estaba al borde del desastre, que había escalado el Everest del motociclismo por última vez. El neozelandés Bruce Anstey ganó la carrera de apertura de Superbikes y McGuinness ni siquiera estaba en el podio. Ian Hutchinson ganó la primera carrera de Supersport, McGuinness, abatido, acabó en el séptimo puesto y en la carrera de Superstock acabó décimo.
McGuinness ganó el TT Zero (carrera de motos eléctricas), pero el piloto de Morecambe (Inglaterra) sabía que no era eso lo que buscaba y no era suficiente. En la segunda carrera de Supersport terminó octavo, un minuto y medio por detrás del ganador Hutchinson. A falta de una semana para que terminase la semana del TT, los rumores de que pronto anunciaría su retirada, circulaban por toda la Isla.
Las cuatro vueltas de la categoría Senior (reducidas de las seis vueltas originales después de que Jamie Hamilton tuviera un gran accidente a casi 260 km/h) empezaron en perfectas condiciones. McGuinness hizo un cambio de neumáticos crucial para la carrera, instalando un neumático trasero Dunlop más duro a su Honda Fireblade. También se hizo completamente a la rueda delantera de 17 pulgadas de Dunlop, que sustituyó por la de 16,5 pulgadas que le había funcionado tan bien en años anteriores.
Las primeras etapas del TT 2015 estuvieron muy ajustadas: sólo algunas décimas de segundo separaban a McGuinness de sus principales rivales, como los pilotos de Kawasaki Hutchinson y James Hillier.
"Hice una salida muy buena, algo importante, porque luego te permite perder medio segundo", dijo McGuinness. "Puse mi cabeza hacia abajo y decidí empujar, empujar, empujar, tan duro como pude. Mis pizarras me decían P1, más de 0,1 segundos, P2 0,0 segundos, por lo que íbamos muy parejos durante todo el camino".
McGuinness dio su golpe de gracia en la segunda vuelta: un nuevo récord absoluto de 213,5 km/h de media, superando el récord de Anstey en 2014 por 3,1 segundos.
"Sólo lo di todo y la reacción de la multitud fue fenomenal, así que sabía que había recortado completamente el récord de vuelta. Pensé que si alguien hubiese rodado conmigo a ese ritmo, lo habría conseguido, porque no me quedaba nada más que ofrecer".
En la última vuelta McGuinness tenía una ventaja excepcionalmente cómoda. "Debe haber miles de personas a lo largo del circuito animando. Es una sensación increíble, rodando en el circuito más impresionante y más difícil del mundo con 17 segundos de ventaja en la última vuelta. Fue una sensación muy agradable". Hillier terminó segundo, Hutchinson tercero, ambos un tanto aturdidos por la remontada del ganador en la que había sido para él una semana desastrosa.
"Llegué incluso a dudar de mí mismo, para ser honesto", admitió el ganador. "Pero mi equipo dijo que todavía podía hacerlo - solo haz lo que sabes hacer. Así que empujé tan fuerte como pude y aquí estamos: siete victorias en la categoría Senior y un total de 23 victorias del TT, simplemente no lo puedo creer. Ahora soy un vejete con un poco de tripa alrededor de la cintura, pero hoy he puesto mis 19 años de experiencia en esas cuatro vueltas.
McGuinness se sitúa actualmente a sólo tres victorias del récord de 26 victorias TT de Joey Dunlop. Dice que su sueño sería igualar a Dunlop y luego retirarse. Ese es el respeto que tiene por el norirlandés, venerado como El Rey de la Montaña.
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