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Vamos a contarla porque ha sido el propio Marc Márquez el que nos ha puesto sobre la pista de ello. Ya pudimos darnos cuenta de algo en el final del Warm Up de la mañana. Tras la sesión, en la que ya destacaron Folger y Pedrosa (Márquez acabó décimo) la señal internacional de MotoGP nos enseñaba una reunión de todo el equipo en la esquina del piloto, con la voz cantante del técnico de Michelin. Santi Hernández (“el que siempre está a mi lado apoyando” ha dicho Marc) miraba al piloto y al técnico; y asentía. Y Marc nos enseñaba esa mirada demoledora que tiene cuando no solamente está escuchando; sino interiorizando lo que los demás le dicen. Para eso de "el arte de mirar, escuchar, aprender" Marc es mucho más que un pentacampeón del mundo de motociclismo.
Marc Márquez llevaba, desde el sábado, probando el neumático trasero blando. Con todos se sentía bien; pero estaba obsesionado con el rendimiento de Pedrosa y quería escaparse desde el semáforo. Al acabar el Warm Up (y con un par de sustos) ha sido su técnico de Michelin el que le ha dicho que a lo mejor no llegaba a la bandera. Y gracias a él ha decidido montar lo que llevaba todo el mundo. Poder hacer frente a la aparición de Folger y apretar de la manera que lo ha hecho en las últimas vueltas sin duda ha sido gracias a que llevaba el compuesto que podía aguantar hasta el final.
Pero, querida parroquia, la clave no es Michelin; sino el propio Marc Márquez. Ha sido él quien ha escuchado a su equipo y quien ha sabido reconsiderar algo que tenía muy claro. Y esto, en un piloto de este nivel, es algo muy destacable: él estaba empeñado en el blando; pero ha sabido escuchar a los técnicos que e han aconsejado correctamente. Y el acierto ha sido monumental. Victoria en el GP de Alemania, liderato en MotoGP. Felices vacaciones.