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Valentino Rossi durante el GP de Italia 2018

La pole y no la plebe, es lo que representa, a Valentino Rossi

La figura icónica de Valentino Rossi para el mundo del motociclismo debe ser tomada en cuenta por lo que ha hecho este sábado él en la pista; y no lo que hagan algunos "pseudoaficionados" en la grada.

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Redaccion Moto1pro
Diego Lacave
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Equipos
Fecha02/06/2018

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fecha02/06/2018


Empecemos por ellos, por la parroquia, por los aficionados a MotoGP. Son millones, en todo el mundo. Decenas de miles, en Mugello. Y si hay una razón para no elevar a categoría lo que se trata de una miserable (en el fondo y en la forma) anécdota, es porque resulta tremendamente injusto catalogar a todo un rebaño por el color de la lana de una sola oveja. Estoy hablando de una infame imagen a la que se le ha dado una publicidad tan gratuita como estúpida: una cutre e improvisada tumba de Marc Márquez. Ha generado la ya típica indignación viral que navega por las redes sociales como si estuvieran calzadas con la goma súper blanda ésa que tanto recelo genera en algunos pilotos. E insisto, no merece esta atención; pero, una vez convertida en noticia, tal vez sí, una reflexión.

Para empezar, puede ser un “fake”, una falsa noticia.  Aunque confieso que conozco Mugello y la última vez que fui me di el homenaje de entrar, una noche de sábado, por el lado derecho del bosque, al lado de la puerta principal y salir por el izquierdo, cerca del vecino pueblo de Scarperia. Unos siete kilómetros de paseo digiriendo locura colectiva, Sodoma y Gomorra enjauladas en un valle. Entonces vi ataúdes con el nombre de Jorge Lorenzo o Casey Stoner (eran esos años de rivalidad) o antiguas pancartas que aún aludían a Sete Gibernau e incluso ridiculizaban a otro piloto italiano como Max Biaggi. Eran tiempos en los que yo dirigía una revista de papel y las redes sociales estaban aún en pañales; y este tipo de basura se filtraba sola: simplemente, a nadie se le ocurría hacer de un excremento una noticia.

Lamentablemente, este sábado algunas televisiones generalistas han querido poner por delante la porquería anecdótica a la gesta deportiva de hacer una pole en el GP de su casa con 39 años. Y además de torticero, por querer ensuciar una vez más la imagen del propio Valentino Rossi, es profundamente injusto con el ejército de seguidores que el piloto de Tavullia tiene en todo el mundo, empezando por Italia, que este fin de semana celebra su Gran Premio. Por fortuna, no; por ética y por supuesto, el canal especializado de MotoGP para España, en MovistarPlus, ni se ha dignado a mencionarlo. Y de la misma manera yo tampoco comparto la imagen en este artículo; aunque siento la necesidad de salir en defensa de miles de aficionados, la mayoría, que ni siquiera silban a pilotos rivales sino que disfrutan del que admiran sin más. Además, quiero reflejar que el cien por cien de aficionados de Rossi que yo sigo en Twitter (y de Márquez: aprendo más de ellos que de los pilotos) han condenado sin paliativos la imagen; aunque sin darse cuenta han alimentado a la bestia inmunda que ha sido capaz de hacer una vileza tan vomitiva. 

Déjenme compartir un último dato que me parece revelador. Todos los que ven MotoGP por la tele alucinan con la invasión de pista después del GP de Italia. Pues bien: en ese momento y en ese punto, no se concentra ni la décima parte de los asistentes a Mugello. Nunca dejen que una minoría, por inmensa que parezca, les pinte el cuadro completo de la realidad; y de paso su propia cara. Y acabo con Valentino Rossi. Como él mismo reconoce, la vieja cuenta pendiente con Marc Márquez sigue vigente; pero a la vez sabe admirar el talento arrollador de su rival y es consciente del nivel al que está. Con esta actitud (son declaraciones del jueves) más importante que la carcasa de cualquier neumático, ha afrontado este GP y ha hecho la pole. Esta es la noticia, y esto es lo que representa a Rossi. Lo quiero escribir muy claro y muy en serio: lo demás es lo de menos. Dejemos al retrete lo que es del retrete, y sepamos tirar de la cadena cuando toque. Jamás tomemos como alimento lo que en realidad es un veneno. Porque la mierda se caga, pero no se come.