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Opinión
El enfrentamiento lleva paralizando durante semanas buena parte de la movilidad urbana en las dos grandes ciudades españolas. Semanas en las que algunos apurados urbanitas “descubren” el metro -sí, no es una leyenda urbana... hay un trenecito que corre bajo tierra- y se preguntan si hay vida más allá de las cuatro ruedas.
Y en ese contexto hemos de constatar la enésima oportunidad perdida por el sector de aprovechar una circunstancia concreta, en beneficio de la promoción de la moto.
Mientras crecía el debate sobre si los taxistas tal o los VTC cual, la televisión no dejaba de mostrar imágenes de usuarios cabreados y los periódicos se llenaban de artículos de especialistas que ponderaban las bondades del transporte público... la industria de la moto ni estaba ni se la esperaba.
La falta de reflejos de nuestro sector ha sido lamentable.
La circunstancia de tener a varios centenares de miles de barceloneses y madrileños preguntándose cómo iban a moverse con rapidez por su ciudad se mostraba como el caldo de cultivo perfecto para empapelar la ciudad y los medios generalistas de ofertas y promociones de scooters y motos urbanas. La ocasión ideal para convencer a ese conductor indeciso, a esa usuaria harta de retrasos, a ese estudiante que no llega a tiempo a un examen de que no existe nada más práctico, rápido y funcional para moverse por la ciudad que un scooter.
En mi opinión ha sido, insisto, una imperdonable falta de reflejos del sector... aunque todavía está a tiempo de arreglarlo y poner en marcha alguna rápida campaña “ad hoc” porque el conflicto lleva camino de enquistarse, su efecto sobre los enfadados ciudadanos tardará en olvidarse y habrá nuevas oportunidades de lanzar ese mensaje.
La ocasión, pese a todo, sigue siendo inmejorable para llegar con más fuerza a un público potencialmente receptivo a caer en la cuenta de que entre el taxi o el VTC existe otra alternativa mejor, más rentable y más sostenible: el scooter.
Aunque algunos hace años que lo sabemos ¿verdad?.
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