Prueba Ducati Multistrada V4 S Grand Tour: viajar en primera
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No me voy a esconder: la Ducati Multistrada es una de mis motos favoritas. Lo es desde su profunda remodelación en 2010, cuando apareció la primera 1200 (las anteriores de hecho no me gustaron en nada). La 1200 pasó a 1260 (V2) y me siguió enamorando, y luego llegó la V4 y sigo encantado cuando tengo oportunidad de usar una. Así que esta prueba de la nueva V4 S Grand Tour que vas a leer viene condicionada por ese amor, que siempre ha sido bastante platónico porque nos separan muchos euros, aquí concretamente 30.125... ¡Algún día!
Ducati Multistrada V4 S Grand Tour 2024
A estas alturas supongo que conocerás lo básico de la Ducati Multistrada V4: para ella se creó el motor Granturismo, derivado del V4 de las Ducati deportivas (a su vez hermano del MotoGP nada menos) pero con mayor cilindrada (1158 cc) y un gran cambio en la distribución, pasando de Desmodrómica (ya tradicional en la casa) a usar muelles, permitiendo así aplazar hasta los 60.000 kilómetros las revisiones de esa parte. El motor tampoco necesita subir mucho de vueltas (ventaja del Desmodrómico) pues ofrece 170 CV a 10.500 rpm, que la sitúan como una de las trail más rápidas del mercado. Como característica casi única, heredada de MotoGP, su cigëñal gira en sentido contrario a las ruedas para compensar su efecto giroscópico (es más ágil).
La Multistrada V4 S es la “asfáltica”, de hecho creo recordar que de alguna anterior Multistrada Ducati la había descrito como una “deportiva para ir sentado y no tumbado”… Mantiene eso sí rueda delantera de 19 pulgadas (17 detrás) y la posición de pilotaje y aspecto “trail”, que ya sabemos que en estos tiempos que corren son las motos favoritas del mercado… A nivel de electrónica, frenos y suspensiones lleva de todo y lo mejor, solamente la versión “campera” Rally tiene algo fuera de su alcance que es el depósito de 30 litros (22 litros en este caso). Creo que esta GT ha heredado las estriberas muy "off road" (incluso con goma desmontable), en esta moto pegan más unas más asfálticas... Hay una cosa que no tiene por cierto: la desconexión de los cilindros traseros en semáforos o a baja velocidad, que tiene la Diavel con este motor y se supone baja el consumo y te calienta menos (a mí eso no me gustó así que no lo echo de menos). Curiosamente, días después de publicar esta prueba, la marca anunciaba que la versión 2025 de la Multistrada ya sí llevará este sistema.
Pero la Grand Tour es la Ducati Multistrada más equipada posible, y de hecho aunque su precio es alto, si compras una V4 S y la equipas con todo lo que lleva esta acabarías pagando más. De todo lo que tiene, que enseguida repasamos, te confieso que solo hay una cosa que yo no elegiría: los radares, el frontal para el control de crucero adaptativo y el trasero para el aviso de punto ciego. Llevo varias motos probadas con ello de diferentes marcas y en ninguna me ha gustado (lo acabo desactivando si puedo).
Ese equipamiento incluye: maletas de buena capacidad (en la izquierda cabe incluso mi gran casco Shoei Neotec 3 modular), caballete (siempre bienvenido), asientos (también del pasajero que es el más cómodo Rally) y puños calefactables, llave inteligente, luces LED adicionales, y control de presión de neumáticos. Todo eso sobre lo que equipa una V4 S que no es poco, claro, con su pantalla TFT, suspensión electrónica con función de “bajada” en paradas o de ayuda al levantarla, cambio rápido bidireccional, bomba de freno (y pinzas) radiales, o una curiosa guantera para el móvil con conexión de carga y ventilación forzada (que no sé para qué móvil valdrá pero hubiera preferido una guantera más espaciosa y menos sofisticada). La Grand Tour lleva una decoración específica (que me parece demasiado oscura) y, claro, pese a todo esto, sigue habiendo accesorios y opciones disponibles.
Toda mía… por unos días
Ya te he confesado que la Multistrada es una de mis motos favoritas, pues aunque “en algo” me gustan todas, “en mucho” (o casi todo) solo unas pocas. Así que desde el momento de recogerla en Ducati Madrid Sur hasta la hora de devolverla una semana después, lo habitual en nuestras pruebas, fui más feliz. También he comentado lo poco que no me gusta de esta moto, y es que esto de los radares no me convence: el delantero, porque termina cortando mi ritmo natural de ruta, y el trasero porque cuando te tienes que meter entre coches pierde el sentido. También sería ideal que Ducati diseñara un escape más bajo que permitiera dos maletas de idéntica capacidad, pues la derecha está “cortada” para hacer hueco al silencioso.
Pero el resto… ¡es fantástico! Es una moto que se puede disfrutar pilotando al ataque, como esperas de una Ducati, pero que también es un placer disfrutar en modo mucho más tranquilo, incluso de paseo, o de viaje relajado. Este motor V4 pese a sus genes de MotoGP es dócil y la electrónica de Ducati es única ofreciendo de verdad caracteres diferentes en cada modo de pilotaje: Urban es dócil y suave, Sport es agresivo y directo… Además a ritmo razonable (sin pérdida de puntos en el carnet) el consumo es moderado, por debajo de seis litros cada 100 kilómetros, de forma que los 22 litros del depósito me permitieron superar siempre los 300 km a este ritmo: suficientemente buena rutera. La pantalla parabrisas es sencillamente perfecta, por forma (acompañada de dos deflectores a los lados) y por facilidad para subirla o bajarla a nuestra medida, incluso en marcha. Demuestra que no hace falta la complejidad (y más precio) de una eléctrica.
Cuando quieras emular a Márquez, Martín o Bagnaia (dentro de un orden que para hacerlo bien están los circuitos) los 227 kg en seco parecen desaparecer bajo el ancho manillar, la electrónica reacciona inmediatamente ante cualquier imprevisto. La suspensión, ya sea prefijada más deportiva o en modo automático (detecta cómo pilotas y se adapta a eso y el suelo), es fantástica, reactiva y fiel. Los neumáticos Pirelli ofrecen agarre para llegar lejos (en inclinación sobre asfalto porque para caminos valen lo justo) y complementan muy bien esta faceta deportiva de escapada de fin de semana de esta Multistrada.
Conclusión
La Ducati Multistrada V4 S es una moto excelente sin paliativos y esta Grand Tour, equipada a tope, es su máxima expresión para un uso mayoritario en asfalto. Su segmento hoy en día es el “trail crossover” pero para mí es una sport-turismo de todo uso (diario o de larga ruta) más cómoda (vas erguido) y capaz, una maravilla en uso tranquilo y un disparo en uso deportivo… Sigue siendo la moto de mis sueños y con eso creo que lo digo todo: si está en tu radar (el económico quiero decir) muchos argumentos me tendrías que dar para elegir una competidora.
La moto al detalle...
Bien diseñada y con deflectores laterales casi invisibles, se nota que Ducati inventó los alerones en MotoGP... Sobre todo el sistema para ajustarla es sencillo y fácil de accionar incluso en marcha. Perfecta.
Cada vez es más frecuente en muchas motos y nos gusta mucho: poder elegir entre dos alturas de asiento fácilmente (basta sacarlo y encajarlo en la otra). Aunque esta Ducati tiene suspensiones que "bajan", todo ayuda a quien no llega bien al suelo.
También equipo de serie, en la izquierda pude meter mi casco y cerrarla (uso una talla grande y no siempre se puede). La derecha es menos capaz porque deja espacio al escape. El cierre es manual y un poco engorroso: con este precio podemos exigir cierre electrónico centralizado. Como curiosidad, el anclaje trasero es "flotante" para permitir cierto movimiento a la carga en curvas (inclnado)...
En la parte baja y a ambos lados la Multistrada lleva unos discretos "alerones": desde hace poco cuentan con una "tapa" móvil que permite cerrar el flujo de aire por ahí, entiendo que para evitar que en invierno o en caso de lluvia nos llegue frío o agua a la parte baja de las piernas. Buen detalle.
La piña izquierda acumula la mayoría de mandos "importantes" a la hora de elegir modo de pilotaje, entrar en menú etcétera. El botón para las suspensiones (delante del "Mode") permite, si lo mantenemos pulsado unos segundos, activar el sistema que baja la moto en parado. El control de crucer y el resto se aprende enseguida y no complica la vida al piloto: bien.
Cuando cambiamos de modo, la pantalla nos recuerda en detalle qué cambia en la configuración: desde la curva de entrega de potencia, la retención, control de tracción... hasta los ajustes de suspensiones. Y se nota mucho en el carácter de moto y motor.
Tenemos el famoso radar frontal con el que el control de crucero toma el mando cuando nos acercamos a otro vehículo, reduciendo la velocidad para mantener distancias (que se puede elegir "cerca" o "lejos"). A mí incluso "cerca" me parece lejos (me gusta coger rebufos...) y me molesta que me vaya cortando gas (incluso fuerte) en marcha, aunque entiendo su utilidad y posible seguridad.
Y aquí tenemos el uso del radar trasero: para avisarnos de obstáculos o vehículos en la zona ciega, o si viene un vehículo con mucha diferencia de velocidad respecto de nosotros. Lo primero me parece poco útil, lo segundo puede ser aunque según la situación podría hasta ser peor (miras, reaccionas y quizás el otro no estaba despistado y había decidido pasar hacia donde te mueves). Como ves, preferiría ahorrarme los radares.
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Apasionado de las motos, los aviones y la tecnología, llevo más de 30 años viviendo "desde dentro" la información del mundo de la moto en los mejores medios: ahora, en Moto1Pro.
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