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Historia aprilia

La Historia de Aprilia en competición: El origen de la RSV4

Aprilia cuenta con 38 títulos mundiales de Motociclismo -20 en 125cc y 18 en 250cc, 7 títulos de Superbike -entre pilotos y constructores- y 9 títulos mundiales en disciplinas Off Road -7 en Supermotard y 2 el Trial-. Este es el origen de sus motos RSV4 actuales.

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Redaccion Moto1pro
Redacción
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Archivo
Fecha13/04/2020
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Fecha13/04/2020


Fundada en 1945 por Ivano Beggio, un constructor de bicicletas, la de Aprilia es la historia de un sueño hecho realidad. En una época en la que los constructores de bicicletas comenzaban la fabricación de motocicletas y entraban en la lucha por ser los más rápidos en los circuitos, para más tarde convertirse en los productores y fabricantes más importantes de la historia de las dos ruedas.

Desde su nacimiento oficial en 1975, y tras su primer título mundial con el italiano Alessandro Gramigni en 1992, Aprilia mostró una gran superioridad con sus motores de dos tiempos, tanto en 125cc como en 250cc, con los que sumaron 294 victorias en grandes premios a lo largo de la historia de la marca. A los que también hay que sumar los 121 podios en Superbikes, donde los primeros éxitos llegaron de la mano del Campeón del Mundo de MotoGP Max Biaggi, para sumar un total de 54 títulos mundiales en el cómputo total de la marca, incluyendo las modalidades Off-Road.

Historia aprilia

Las primeras participaciones en competición de Aprilia fueron en el año 1985 en 250cc, debutando en 125 en 1987. Mismo año en el que se lograron las primeras victorias -Misano’87 en 250cc con Loris Reggiani-, y en 1991 de la mano de Gramigni, que una temporada más tarde lograría el primer título mundial de una larga y fructífera carrera para el fabricante de Noale. A aquél primer título de Alessandro Gramigni le sucedieron otros muchos más.

Un todavía joven Valentino Rossi, que tras proclamarse campeón del mundo de los 125cc en 1997, logró el título del cuarto de litro con nada menos que 9 victorias y detrás de él destacaron las Aprilia “carreras cliente” de Franco Battaini, Ralf Waldmann, Jeremy McWilliams y Marcelino Lucchi.

En 1999 Aprilia se probó en el mundial de 500cc, con el japonés Tetsuya Harada muy cerca de la victoria en Donington. Ese mismo año la marca debutó en el mundial SBK con la bicilíndrica RSV Mille aventurandose por primera vez con las grandes motos de carreras de cuatro tiempos. En 2001 llegarían las primeras grandes satisfacciones en Superbikes con tres victorias, dos del australiano Troy Corser y una del francés Regis Laconi, ocho podios y tres Superpole.

En esta nueva categoría de Superbikes, algunos títulos han tenido un valor especial para la marca, por el esfuerzo que supusieron y la grata recompensa que representaron a todos los niveles, como los de Max Biaggi en 2010. Aprilia llegó a un terreno por entonces inexplorado para los ingenieros de Noale, que con paso firme y sin desanimarse ante las adversidades, consiguieron la victoria tanto en la categoría de pilotos como de constructores en los años 2010 y 2012 con un Max Biaggi que bien podría decirse que fue el artífice del nacimiento de la Aprilia RSV4.

Un éxito que dos años más tarde (2014) corroboró un desconocido para la marca de Noale, como el francés Sylvain Guintoli, quien también obtuvo el título de pilotos y constructores de Superbikes. Algo que también afianzó a la RSV4 como la más eficaz de la parrilla de salida en esos años y también se convertía en accesible para prácticamente todo tipo de pilotaje.

Volviendo a MotoGP, en 2003 Aprilia lo volvió a intentar en la categoría reina con dos pilotos del nivel del estadounidense Colin Edwards y el japonés Noriyuki Haga, pero los resultados no terminaron de llegar y poco a poco el proyecto se fue aparcando, hasta que a finales de 2014 el nuevo propietario de la marca Aprilia, Roberto Colannino, anunció su regreso a la competición en 2015 con la novísima RS-GP, que con algunos altibajos ha llegado hasta la pretemporada de 2020 con grandes esperanzas de destacar en MotoGP de la mano del español Aleix Espargaró.

Con las motos de Noale han vencido casi todos los pilotos que han hecho historia en el motociclismo mundial durante las últimas décadas, con nombres ilustres como los de Max Biaggi -tres títulos mundiales con Aprilia 250 de 1994 a 1996-, Loris Capirossi -Campeón del Mundo de 250cc en 1998-, Valentino Rossi -125cc en 1997 y 250cc en 1999-, Jorge Lorenzo -250cc en 2006 y 2007-, Casey Stoner -subcampeón de 250cc en 2005-, Arnaud Vincent -125cc-, Manuel Poggiali -125cc-, Marco Simoncelli -250cc-, Álvaro Bautista -125cc- y Kazuto Sakata -125-.

El equipo Aprilia Racing es uno de los más exitosos departamentos europeos de competición de los últimos veinte años. Considerado desde su nacimiento, también como uno de los más prestigiosos del mundo, se inició su palmarés con los motores de dos tiempos pero no tardó en comenzar un arduo e intenso trabajo con las mecánicas de cuatro tiempos, que acabó viendo nacer a los más tecnológicamente avanzados motores V4, cuyo máximo exponente actual es la Aprilia RSV4 X, que no hace mucho presentó en el circuito de la Toscana, el Autódromo de Mugello, el embajador de Aprilia, Max Biaggi.

Con los motores de cuatro tiempos Aprilia ha demostrado encontrarse a la vanguardia tecnológica en el mundo de la competición y también en la producción en serie, a donde llegan todas sus grandes innovaciones dentro del mundo de las carreras. No en vano, fue la primera en trasladar tecnologías como el acelerador “ride by wire” o la electrónica para las ayudas al pilotaje y, en última instancia, las suspensiones electrónicas, que en 2019 llegaron a la calle de la mano de la Tuono V4 1100 Factory y ahora lo hace con la híper competitiva RSV4 Factory.

Una historia que comenzó con la Aprilia RSV Mille, el primer modelo de éxito de altas prestaciones, y continuó con la exitosa RSV4, vencedora de los mundiales de Superbikes de 2010, 2012 y 2014, a la que luego se unió la tecnología de la RS-GP, que siempre mantiene a los productos de Noale en lo más alto de la escala evolutiva del mundo de la competición trasladado a la producción en serie.