- El embrague. Es una de las piezas del motor expuestas a mayores esfuerzos mecánicos, porque tiene la misión de trasladar internamente la fuerza del motor al cambio, y de ahí a las ruedas a través de la cadena. Los embragues están diseñados para soportar ese trabajo, pero o bajo una conducción extrema o de mal uso como mantener prolongadamente apretada la maneta del embrague con una velocidad insertada en un semáforo estando parado, acelera su desgaste. A sí que, los cambios de marchas, cuanto más suaves, mejor. Y en los semáforos, espera en punto muerto.
- Los cables de acelerador/embrague. Las motos más modernas o de gama alta ya no sufren roturas de cables de acelerador y embrague porque ya no los utilizan. En los últimos tiempos, los aceleradores se han convertido en mandos electrónicos que informan por señales eléctricas a la centralita de tus intenciones (acelerar más o menos); lo mismo sucede con los embragues que empiezan a ser sustituidos por sistemas de accionamiento hidráulico. Pero si tu moto “es de cable”, ajusta el tensado del embrague periódicamente y lubrica los puntos móviles (los extremos del cable). Y sustituye un cable deshilachado o una funda del cable rozada, el conducto por donde se desliza el cable.

- La centralita. La electrónica ha mejorado exponencialmente el rendimiento de las motos, aunque en sus primeros años, fue una fuente de averías fortuitas. La centralita es el cerebro electrónico del motor, desde donde se gestiona básicamente su funcionamiento (inyección y encendido). En las motos más avanzadas, la centralita también tiene en cuenta la información del control de tracción, ABS, etc. Es una avería cara por la que poco podrás hacer por evitarla.
- La bomba de gasolina. El cambio del carburador por la inyección en los motores modernos trajo consigo bombas eléctricas para el suministro del combustible, un elemento a priori técnicamente sencillo, pero que se ha convertido en una avería frecuente en muchos tipos de motos. No agotar habitualmente la reserva de gasolina puede ayudar a prevenir su avería. Síntomas como pequeños tirones o mal arranque del motor te pueden advertir sobre su mal funcionamiento. Aprovecha para sustituirla antes de quedarte tirado.

- Luces. Es inevitable que una bombilla se funda y saber cuándo lo hará. Tradicionalmente, las bombillas han sido y son parte del repuesto que llevan las motos y los coches a bordo. Las motos más modernas empiezan a utilizar iluminación LED, una tecnología que ofrece mayor brillo y menor consumo que las bombillas convencionales y además tiene una mayor durabilidad.

- Pinchazos. No es una avería como tal, sino un incidente inevitable que automáticamente anula la capacidad de seguir circulando con la moto. Mantener las presiones adecuadas no evitarán un pinchazo con un clavo, por ejemplo, pero sí pueden evitar otro tipo de pinchazos en las ruedas con cámara, como son los pellizcos, si circulas sobre baches, subes un bordillo, etc., con las presiones bajas.
El correcto funcionamiento de todos los componentes de la moto es esencial para mejorar la seguridad, por ello es tan importante la inspección técnica obligatoria (ITV), cuando, además, cuanto más antigua sea una moto, menos segura es.
Según la Dirección General de Tráfico, el 49 % de las motos que circulan por nuestras carreteras tienen una antigüedad de 16,4 años. Y el 53 % de los accidentes de motocicletas con fallecidos se registraron en motos con más de 10 años. En este sentido, preocupa el absentismo en la ITV que hay en nuestro país. Datos previos a la pandemia dicen que el 42,5 % de las motos circulaba con la inspección técnica caducada. El lado positivo es que el 97 % de las motocicletas supera la ITV.
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Desde MAPFRE, debido a la eventual situación del COVID-19, aconsejan seguir las instrucciones que se comuniquen en cada momento por parte de las Autoridades Sanitarias y organismos oficiales competentes.