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Un día Simon Thackeray pensó que le tocaba cambiar el embrague a su moto… Tres años después, tenía lo que en un principio había sido una Moto Guzzi 1100 Sport, que pesaba 53 kg menos que el modelo original. La venerable bicilíndrica italiana había sufrido una transformación radical.
Después de 105.000 km y dos embragues, había llegado el momento de coger el toro por los cuernos. La Moto Guzzi 1100 Sport de 1997 estaba realmente cansada. La solución consistió en desmontarla hasta la última pieza para luego instalarle un kit Ghezzi-Brian Sport Monza.
La compañía Ghezzi-Brian nació en 1995 y en principio se dedicó a preparar motos para el campeonato italiano de BOT Supertwins. Luego diseñaron varios modelos como Furia y Fionda, siempre utilizando unidades Moto Guzzi. A partir de 2007 ofrecen varios kits para los aficionados que deseen tener una moto transformada. Los productos que suministra Ghezzi-Brian son: Sport Monza, Furia Replica, Fionda, Dr John Tribute y V11 Trofeo.
La preparación Sport Monza de Ghezzi-Brian consiste de una carrocería completa. Además de depósito de aluminio, subchasis delantero y trasero, luces y una nueva instrumentación. Simon Thackeray también se decidió por el basculante GP-One realizado en aluminio, que es 15 mm más largo que el original y sube el chasis dos milímetros.
Simon Thackeray, el dueño de esta joya, es un ingeniero electrónico, y decidió que más que buscar potencia, se iba a concentrar en aligerar a la italiana. Con la ayuda de su amigo Chris Horton, que tiene una máquina de control numérico, invirtió tres años en trabajar en la moto hasta dejarla como la ves ahora. El resultado es que la Sport Monza pesa 53 kg menos que la Moto Guzzi 1100 original.
La mayoría de las piezas se rehicieron en aluminio o titanio. Las tijas y la columna de dirección son de aluminio, mientras que para el escape se empleó el titanio. No contento con eso, Simon sustituyó la carrocería de fibra de vidrio por una réplica de fibra de carbono. El resultado a la vista está. Una Moto Guzzi buena, bonita y no precisamente barata… pero nadie dijo que la persecución de la excelencia iba a ser gratis.
Tras estudiar periodismo e inglés, en los 80 me publicaron una entrevista con Kenny Roberts y desde entonces estoy en este mundo. Dispuesto a aprender hasta la caída de la bandera ajedrezada.
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