Por “lo que sale en la tele” entiendan que me refiero a la rueda de prensa sobrevenida este jueves, en la que Valentino Rossi ha anunciado su retirada de MotoGP. Veamos.

Permítanme la palabrota: ni una puta lágrima del piloto. Un frío Rossi en el evento de su despedida después de 26 años, con Mir y Miller mirando de reojo desde el fondo de una sala oscura.

Después, la rueda de prensa oficial donde todos hablan de él; y la mayoría se acuerda de las fotos que se hacían, de niños, por el paddock.

Mientras tanto, leo a algunos de mis queridos colegas de la prensa de MotoGP apuntando que  Valentino merecía algo más en un momento como este. Tienen razón. E inspira mi desconfianza. Y esta entrada.

Desde hace meses, en los vídeos con Máximo Sant, llevo contando que la retirada era un hecho, además, negociado hace tiempo. Mi fuente de la comarca del Bajo Llobregat no para de escribirme “te lo dije” en el guasap que me mantiene conectado al mundo del mundial.

Pero hay más; y el propio Valentino Rossi nos lo recuerda, con estas palabras: “seré piloto toda mi vida”. Vale, de cuatro ruedas. Pero estoy convencido de que el frío anuncio de este jueves no es exactamente… Definitivo.

Para empezar, me escama la actitud como en segundo plano de Carmelo Ezpeleta. Con Dani o Jorge él estaba sentado al lado anunciando “leyends” y acompañando emociones.

Con Rossi, ni si quiera se ha materializado el esperado anuncio de retirada de su dorsal. Un abrazo basta: en realidad, lo dice casi todo.

No perdamos dos detalles: Valentino se va a ir con el virus vaciando gradas y su último Gran Premio se celebraría en el circuito que más odia de cuantos ha conocido.

Y yo no me lo puedo creer. Hace tiempo me contaron que la retirada estaba hecha; pero a la vez pactada con la posibilidad de algunas apariciones esporádicas en 2022 con su equipo.

Esto no ha sido descartado al cien por cien; y a partir de este momento depende casi por completo del propio Rossi. Yo no veo una foto final definitiva en Cheste 2021.

Y será Valentino quien lo decida, sin duda. Este jueves, en realidad, lo que ha hecho es quitarse un peso de encima. Quedan muchas carreras a partir de ahora: dos seguidas para empezar.

Rossi ha sido honesto: se ha sometido al juicio de los resultados deportivos, por fin. Pero, liquidado el pleito, queda mucha penitencia por delante y la tortilla puede darse la vuelta.

El ejemplo lo tenemos este mismo jueves, con el regreso (eclipsado por ahora) de Dani Pedrosa. El español vuelve a sentirse competidor y no descarta más carreras. Y ahora hay dos Yamaha libres.

Miren al de la foto de arriba: él sigue siendo el niño de siempre. Herido por Iwata en 2020, abandonado a su suerte en 2015 (todo esto es lo que él siente) y libre y dueño de su equipo.

El jueves ya está finiquitado, quedan tres días seguidos de Gran Premio de Estiria y en una semana y en el mismo sitio, Gran Premio de Austria. El anuncio de Valentino Rossi ya está en el pasado. Mañana vuelve a ser piloto.