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Valentino Rossi

El año del #SepangClash: casi toda mi verdad (y V)

Este epílogo de 2015 en MotoGP termina fiel a la línea marcada desde el primer capítulo: no pretende hacerte cambiar de idea; pero sí que dudes, al menos un momento, de ella.

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Redaccion Moto1pro
Diego Lacave
Foto
MotoGP
Fecha26/12/2021

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fecha26/12/2021


Aquí tienes el último capítulo de "¿Qué pasó en 2015?"puedes ver el vídeo en nuestro Diálogo sobre ruedas. Vamos con algunas de esas claves del momento que fue bautizado con la etiqueta #SepangClash en 2015 por las instituciones de MotoGP

La primera de todas: la toma del helicóptero. Es casi imposible de encontrar y lo explica todo. Por suerte aún queda dónde ver la secuencia completa, además, con los ojos de un pedazo de piloto de los de antes: Antonio Maeso.

Aunque desde la toma exterior se ve perfectamente. Valentino hace un block pass exagerado (pero legal en Motocross, por ejemplo) a Marc, una vez que el italiano ha tomado el interior de esa curva 14 a derechas; y va ligeramente por delante del español.

La intención del de Yamaha estaba clara: renunció a hacer la curva y quiso llevarse al exterior de la pista al de Honda, que en primera instancia reaccionó levantando la moto para evitar el contacto.

Sin embargo, en menos de un segundo, Marc tomó la decisión de volver a intentar hacer la curva con la moto de Valentino pegada a su costado derecho; entrando deliberadamente en rumbo de colisión contra él.

Y esa colisión se produjo, a muy poca velocidad, con una caída casi instantánea (un cierre de dirección muy forzado) de la Honda; provocando en el piloto de la Yamaha un desequilibrio que corrigió soltando la pierna izquierda hacia abajo (como se ve desde el helicóptero) y no hacia afuera.

Clave final: Marc Márquez levantando la moto. Jamás se vio una parsimonia semejante en el resto de caídas del piloto de Cervera: el trabajo estaba hecho.

En la cabeza de Valentino Rossi debió resonar, el resto de esa carrera en solitario (que nadie recuerda que ganó Pedrosa) y en la que el de Tavullia subió al podio, esa frase que yo repito tanto: el que te enfada te vence.

Marc Márquez tomó el camino del pit lane inmediatamente. El dramatismo de todo lo que se venía encima empezó con la imagen de Maurizio Vitalli, encargado de los cascos AGV, entrando en el box de HRC agarrando a Emilio Alzamora; y siendo expulsado con buenos reflejos por Álex Márquez.

El aquelarre final, en Sepang: la reunión con Dirección de Carrera. El carné por puntos de la época fue el culpable de que un incidente en el penúltimo Gran Premio condicionara el desarrollo del último, quince días después. Tres puntos para Vale, más uno que tenía de antes y: a salir último en Cheste.

Recuerden esto para dentro de unos párrafos: en ese momento, Valentino Rossi dejó claro que era muy probable que ni siquiera fuera a correr en Valencia.

El siguiente lunes en España el telediario de las tres de la tarde (máxima audiencia en La1 de TVE) abría con la imagen del helicóptero y el titular: Rossi tira a Márquez de una patada.

Desde el primer momento la agresión como tal fue negada por Valentino Rossi; y ya algunos periodistas de medios españoles íbamos contra la corriente de pensamiento único de la patada; los más valientes y en directo en Tele5, Nico Abad y Dennis Noyes.

El martes, la apoteosis. Yo creía que la charla espectacular de Fonsi Nieto en El Chiringuito también había sido extinguida de la red, pero la magia de Twitter me devolvió nuevos enlaces donde los más jóvenes podréis volver a verla.

En el programa de Josep Pedrerol todos los periodistas futboleros que ya habían comprado la condena del italiano, se quedaron de piedra ante las explicaciones meridianas de un ex piloto que sabía dónde estaba la verdad del asunto.

Más leña televisiva: en Deportes Cuatro sacaban a la abuela de Marc (QEPD) enfadada entrando a su casa de Cervera diciendo “que gane el otro, el Lorenzo”. Y el programa Le Iene italiano asaltaba la casa familiar del piloto, provocando la reacción defensiva de Juliá Márquez, al que denunciaron por agresión.

La vorágine de los hechos seguía día a día, en aquellas dos semanas entre carreras. Valentino Rossi, apoyado por Yamaha, recurrió al TAS. La idea era conseguir que esos tres puntos quedaran congelados cautelarmente y cumplirlos en 2016 si se confirmaba la sanción.

Mientras, en un comunicado sorprendente de HRC, Shuei Nakamoto anunciaba que iban a enseñar la telemetría que demostraba la existencia de la patada del italiano sobre Marc Márquez.

Y aquí, un paréntesis para cierta especulación, ojo, nacida de dos fuentes directas en su momento: un ex ejecutivo y un ingeniero telemétrico, ambos en el paddock de MotoGP en 2015.

Según sus versiones, exactas y tomadas por separado, a Nakamoto se le prohibió directamente desde Honda Tokio la publicación de esa telemetría por dos razones. La primera demostraba el pilotaje antideportivo de Marc contra Vale durante las primeras vueltas de la carrera.

La segunda, demoledora, era la (presunta) duración de la presión sobre el freno delantero en el momento de la caída: más de un segundo. Un intervalo de tiempo que es mucho más largo que el de una (fantasmal) patada.

Además, tenemos el detalle (siempre poco señalado) del encapsulamiento de la maneta de freno que tienen todas las motos desde aquel accidente de Montmeló entre Sete Gibernau y Loris Capirossi. Desde fuera, Rossi jamás pudo accionar el freno de Márquez.

Volvamos a la cronología de los hechos. Después del recurso de Rossi, Jorge Lorenzo se personó en la causa del TAS sin avisar a Yamaha y utilizando la figura jurídica conocida como amicus curiae. El alto tribunal rechazó su participación; pero aceptó la documentación aportada por sus abogados.

En ese momento, en Yamaha MotoGP declararon sin complejos que se sentían decepcionados con el piloto español. Y en el entorno de Jorge creció el temor a una mano negra que hiciera que su M1 no funcionara en Cheste como es debido.

Resultado: burofax de los abogados de Lorenzo a Iwata anunciando todo tipo de acciones legales si la Yamaha fallaba en el Gran Premio de Valencia. Mientras tanto, el TAS fallaba en contra: Rossi saldría último en Cheste.

Eso si iba. Y le convencieron para hacerlo; entre otras cosas, porque le hicieron ver que en pocas vueltas estaría cuarto y muy posiblemente, Dani Pedrosa sí estuviera dispuesto a ganar la carrera; lo que le daría el título.

Valentino Rossi no quiso rendirse. Sabía que estaba ante una de las fotos finales de su carrera deportiva. Su equipo preparó unas camisetas que nunca vieron la luz: 4+6=10. Una suma que seguro ha inspirado a otra muy reciente, también en Valencia, este año.

Con más de ciento quince mil asistentes, con el comportamiento de una afición ejemplar que asistió en las gradas de ése estadio del motor que es el Ricardo Tormo a un fin de semana de puro espectáculo sin incidentes graves, se celebró la carrera del siglo de aquel domingo de noviembre de 2015.

Era un guión en el que Jorge interpretó el papel más limpio: hizo lo que debía sin discusión en un aspirante al título en su última carrera. Y es verdad que Marc Márquez renunció a pelear la victoria, perdiendo cada vuelta las mismas décimas de la misma manera y en el mismo punto del circuito: haciendo la goma en el curvone de entrada a meta.

Por otra parte, la pleitesía del resto de la parrilla dejando pasar a Valentino Rossi para ponerse cuarto en la tercera vuelta es algo digno de figurar en los anales de la historia de MotoGP. La única incógnita era Dani Pedrosa, tercero tras Marc vuelta a vuelta.

Hasta que a falta de poco para el final intentó pasar a Márquez e irse a por Jorge Lorenzo. En ese momento la reacción de Marc fue expeditiva: hachazo (y con block pass) a Dani y statu quo hasta la bandera de cuadros.

En el corralito, otra clave olvidada: Dani Pedrosa le dice “el año que viene yo” a Jorge mientras le felicita; y Lorenzo le responde “ojalá, ojalá” con un sincero gesto de cariño. Triplete español en el podio con el emérito presente, La Marcha Real sonando y los abucheos (de muchos rossistas españoles, la mayoría) retumbando el hormigón de las gradas.

Y en el pit lane, otra imagen para la historia que se ha repetido este pasado noviembre por otra razón: Valentino Rossi recibe un multitudinario pasillo donde casi todo el paddock de MotoGP le rinde homenaje en la derrota. En el box le espera Carmelo Ezpeleta, al que le dice "te dije lo que iba a pasar, te lo dije" y posteriormente da la rueda de prensa demoledora (también para sí mismo) que ilustra la fotografía de este epílogo. 

Una de las cosas que más rabia me da del desenlace de aquel título es el poco valor que se le otorga al que lo ganó, finalmente. Verdaderamente, además de los propios Márquez y Rossi, la otra víctima colateral del #SepangClash fue Jorge Lorenzo.

Porque el pedazo de año (y la solvencia de la carrera de Valencia) del español de Yamaha no se valoran lo suficiente, precisamente, por el protagonismo que el #SepangClash le ha robado para siempre.

No se trata sólo de ganar un título. Más de un lustro después, el único piloto que ha pedido perdón por algo relacionado con el #SepangClash de Márquez y Rossi, ha sido Jorge Lorenzo. En aquel podio de Sepang hizo un gesto feo a Vale y enseguida supo rectificar.

Como epílogo de mi verdad sobre 2015 es que, sin duda alguna, Marc Márquez rompió una de las reglas de oro no escritas entre los pilotos del mundo del motorsport. Pero también Valentino Rossi eligió la peor forma de perder aquel título que nunca más, en el resto de su carrera deportiva, tuvo oportunidad de disputar.

Pero no olviden algo, parroquia: el #SepangClash es una historia de leones, no de hienas. Por eso es épico; y el tiempo le seguirá dando su lugar en el recuerdo de MotoGP: porque, además, es lo más parecido al mito de los dioses del Olimpo, que eran más humanos que divinos. Y porque todas las buenas historias del mundo empiezan con “érase una vez un león” pero, ¿cuándo habéis hecho caso a ninguna historia que empiece con “érase una vez una hiena”?

Feliz año nuevo.

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