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Voy cada día en moto, salgo fin de semana sí, fin de semana no, viajo en moto, me voy de vacaciones en moto… y os aseguro que la mayoría son conductores muy responsables. ¡La inmensa mayoría de todos nosotros!
Entonces, ¿por qué tenemos mala imagen? Porque al colectivo de TODOS los motoristas se les identifica con una MINORÍA que va haciendo zigzag, adelantando en prohibido, metiendo ruido o haciendo caballitos. Y esa mala imagen nos perjudica, y mucho.
Si un coche se salta un “Stop” nadie piensa “es que todos los automovilistas van como locos”. Pero si una moto se salta un “Stop” todos piensan, “es que los motoristas van como locos”. Y, ¡hala!, todos al mismo saco.
Yo os invito a pasar a la acción. Os pongo ejemplos: Quedas con tus amigos para ir al cine al centro de la ciudad en moto; y aparece uno que ha montado un Akrapovic a su moto al que le ha quitado todo tipo de limitación. No me meto con la marca, yo puse un Akrapovic a una de mis motos… porque sonaba menos. Pero lo que hay que decirle a ese tío, que va por ahí metiendo ruido es: “No, no te vienes con nosotros”.
Has organizado un ruta de fin de semana y el nuevo adelanta en prohibido, hace “la goma”, va arrastrando rodilla siempre que puede. Cuando al final, en el almuerzo, el nuevo pregunta, “¿y cuándo es la próxima?” hay que responderle, “en este grupo, para ti, ninguna… no vuelvas más”.
¿Que soy muy radical? Puede que sí. Pero es que cuando se habla de la vida de compañeros, de mejorar la imagen de la moto para que se nos tenga en cuenta y de no despertar al vecindario… pues, ¡que queréis que os diga! Me pongo serio.
Esto no es ni mucho menos nuevo. Me acuerdo de mi padre, motorista por afición y por necesidad. Un día estábamos en una terraza tomando algo y pasó un “macarrilla” en una pobre Derbi Antorcha Tricampeona a escape libre.
Un vecino que estaba con nosotros dijo algo así como “¡Estos motoristas!”… y mi padre estuvo rápido y comentó: “Ese no es un motorista”. “¡Ah! ¿no?!” contestó el vecino. Y mi padre se reafirmó: “No. Ese es un hijopu** montado en un ruido”.
Se me quedó esa frase. Y cada vez que me pasa un tío en moto metiendo ruido tengo claro lo que no es, motorista o motero, y tengo claro lo que sí es...
Soy un motero atípico. De pequeño me preguntaban si quería más a mi madre o a mi padre y ahora si me gustan más los coches o las motos. No lo sé, pero me gustan mucho. De hecho llevo casi ¡40 años! en esto del periodismo del motor… y no me aburro.
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