
Prueba Triumph Bonneville Bobber


ASPECTOS POSITIVOS
ASPECTOS NEGATIVOS
Cuando Triumph lanzó la primera imagen de la Bobber a mitad de año, muchos, entre los que me incluyo, nos quedamos con la boca abierta. Con ese diseño tan rompedor la marca británica se metía de lleno en la órbita custom para desgracia de sus rivales.
Una moto inspirada en las míticas Bobber de los años 40 –que despojaban a las motos de guerra de lo más superfluo- pero con toda la tecnología que esperas de una moto de 2017. Se han juntado la magia del diseño de Hinckley y la del desarrollo de los hermanos López Córdoba para dar vida a una moto única y realmente rompedora.
Sus señas de identidad se distinguen al instante. Asiento monoplaza y suspendido, basculante aparentemente rígido pero con amortiguación integrada, rueda delantera de 19, depósito pequeño, gran bicilíndrico 1200 cc, detallismo en cada rincón y líneas bajas, muy bajas.
Es muy fácil sentir amor a primera vista. La moto es preciosa la mires por donde las mires, pero es inevitable que te asalta la duda de si con esas geometrías irá bien en carretera. Saldremos de dudas enseguida.
Más allá del diseño
Sobre ella te sientes muy cómodo. El asiento, ajustable en dos posiciones, ayudará a que tu ergonomía sea la perfecta. La posición es natural independientemente de tu talla. Además, el asiento está realmente bajo (690 mm) detalle que ayuda mucho a su manejabilidad y a las personas de poca talla. Además de bonita es sorprendentemente confortable y el acceso a todos los mandos y palancas es natural. Con los pulgares se controla el ordenador de a bordo y se pueden modificar los mapas de potencia (Rain y Road).
Como ya sabrás a estas alturas, la nueva Bobber lleva el motor de la T120, un bicilíndrico paralelo de 1200 cc y 77 caballos, pero con un tratamiento especial para que entregue más par a bajas vueltas. Monta un nuevo eje de tracción y nueva caja de admisión con dos filtros de aire que hacen que varíe su carácter y sonido, cautivador con los escapes de serie…
El motor empuja mucho. Se siente potente y sale con fuerza desde debajo de manera espectacular. Tiene ese carácter custom que ha buscado la marca, pero sin dejar de ser moderno, sin vibraciones y con una estirada sorprendente. Además el acelerador electrónico hace que la respuesta de gas sea inmediata. Si bien en la T120 nos pareció descafeinado, la Bobber reivindica con fuerza este propulsor y lo hace brillar. Esto unido a un cambio preciso y rápido, que se mejora aún más con un embrague asistido, hace de la conducción una delicia.
Hay que destacar que el paquete electrónico se hereda de sus hermanas Classic y cuenta con control de tracción –desconectable- y dos mapas de potencia. Detalles del siglo XXI que se agradecen mucho en superficies de poco agarre.

¿Y las suspensiones?
El equipo de desarrollo de la parte ciclo, capitaneado por los hermanos López – Córdoba, ha tenido un trabajo extra con este modelo. Aunque el tren delantero, incluida la primera parte del chasis, es similar al de la T120, no es igual. La horquilla KYB de 41 mm tienen menos recorrido (90 mm frente a 120 mm) y un tarado específico; y el chasis ha recibido las modificaciones pertinentes para anclar la zaga, que es la verdadera obra de arte de esta moto.
El boque del basculante trasero simula ser rígido pero va anclado al monoamortiguador KYB diseñado en exclusiva para este modelo y que se esconde bajo el asiento monoplaza. A su rendimiento le ponemos una nota alta. En marcha nos da una confianza, confort y seguridad impensables a priori. Sin duda nos quitamos el sombrero ante esta solución técnica. Sólo echamos en falta un poco más de recorrido (77 mm) en algún bache inesperado de la carretera, ya que resulta algo seco en sus reacciones. Está disponible un amortiguador multiajustable de la marca FOX con la que Triumph ha empezado a colaborar recientemente.
Diversión y estilo
Pilotar una moto con esta estética tan particular no está reñido con el disfrute. En su presentación en la sierra madrileña nos conquistó con su comportamiento en curvas. Es intuitiva y noble en todo momento y responde a tus indicaciones con precisión británica. Los estribos están en una posición lo suficientemente elevada para no rozar el asfalto a la primera, como pasa con otras custom, pero evidentemente llegan al límite cuando tumbas con decisión. Es ágil y mucho más manejable de lo que puedas imaginar.
La Bobber es una moto que en la que no hace falta abusar del freno. El freno motor es poderoso y si juegas con las marchas será suficiente con acariciar la maneta o el pedal para adecuarla a la velocidad que deseas. Es cierto que el freno delantero resulta duro pero frena bien si ejerces presión suficiente. El ABS es de serie.
Es una moto muy equilibrada y que rompe con el tópico de que las custom son dinámicamente torpes. La Bobber es sin duda una de las sorpresas del año por su diseño y sus cualidades sobre el asfalto.
A tu gusto
Como siempre Triumph no ha defraudado y tiene más de 150 accesorios originales para dejar esta Bobber a tu gusto. Las posibilidades de personalización son casi infinitas y van desde el faro LED, a diferentes manillares y semi manillares, alforjas, puños y por supuesto, una línea de escapes firmados por Vance & Hines. Para los que prefieran escoger un kit de inspiración ya creado, están disponibles dos diseñados por la marca: el Old School y el Quarter Mile, que podrás ver en las páginas siguientes (precio en España aún por definir).
La nueva Triumph Bonneville Bobber estará en los concesionarios oficiales desde marzo 2017, pero la demanda se está disparando así que si te interesa lo mejor es que reserves una acercándote a uno de ellos o a través de su web.
La moto al detalle...

La Bobber hereda el poderoso motor de la Bonneville T120 de 1.200 cc, pero que ha sido reajustado para ofrecer más potencia y más par a bajas vueltas, gracias a una nueva caja de admisión, dos filtros de aire, nuevos escapes y nuevo eje de tracción. Es un 100% más potente y con más par que la T120 a 4.500 rpm. Además ofrece un intervalo de mantenimiento de 16.000 km.

El asiento monoplaza de aluminio puede adaptarse a la talla de cualquier piloto, pudiendo adelantarse o atrasarse en dos posiciones. Un buen detalle es que la instrumentación puede regularse en altura para mejorar la visión del cuadro.

La Bobber incorpora acelerador electrónico, lo que permite un tacto más directo, mayor control y mayor suavidad en su conducción. Además, dispone de dos modos de conducción vinculados al sistema `Ride by Wire´, el Road y el Rain, seleccionables desde un solo botón en el manillar y que ofrecen la seguridad necesaria en cada momento. A esto se suma el control de tracción desconectable, que optimiza la entrega de potencia cuando las condiciones no sean las óptimas.

Espectacular sistema de suspensión trasera es lo que da personalidad a esta Bobber. Parece que la zaga es rígida, pero esconde un amortiguador de 77 mm bajo el asiento. Una auténtica obra de arte. Delante, horquilla KYB de 41 mm también de 90 mm, bien tarada para esta moto de suspensiones.

Un disco delantero flotante de 310 mm mordido por una pinza de dos pistones Nissin y un disco trasero de 255 mm con una pinza de dos pistones Nissin. El sistema ABS de serie proporciona además la seguridad necesaria para poder frenar con decisión. El freno delantero es poco potente y duro.

Las llantas de radios con acabado en negro, combinadas con una rueda delantera de 19” estrecha y alta y una trasera ancha -150-mm-y de tan sólo 16”, le dan el aspecto musculoso. Avon ha desarrollado unas gomas específicas para esta moto.

La Bobber cuenta con más de 150 accesorios propios y exclusivos desarrollados por Triumph. Desde escapes Vance & Hines, manillares, a maletas y un sinfín de detalles.
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