Yamaha XJR 1300 / Racer: Back to the roots
ASPECTOS POSITIVOS
ASPECTOS NEGATIVOS
Liberémonos de todo lo superfluo y quedémonos con lo esencial. Sin controles de tracción, mapas de potencia, ordenador de a bordo, asistentes de cualquier tipo, incluso de olvidémonos del ABS. Solo necesitamos un chasis de acero de doble cuna, un tetracilíndrico de los grandes, buenos frenos y suspensiones. Así es la nueva XJR 1300 de Yamaha, una moto con sabor añejo y componentes de máxima calidad que pretende cautivar a los amantes de la estética clásica y café racer.
Viajamos hasta Australia a probarla. Buen tiempo y carreteras eternas bordeando la costa de Sydney, un paraje ideal para sacar su jugo a la XJR 1300 y su variante Racer. Desde su lanzamiento en 1996 este modelo apenas había recibido cambios importantes. Ligeros retoques estéticos y mecánicos, más marcados en parte por la evolución de la legislación. Ha sido este año cuando la marca de los diapasones ha decidido darle un nuevo aire al emblemático modelo con un cambio muy significativo en su estética y concepto.
La base ideal para las transformaciones
Como en modelos anteriores de la familia Sport Heritage (V-Max, XV y SR), Yamaha, dentro de su iniciativa Yard Built, propuso a una serie de transformadores internacionales que trabajaran sobre la antigua base de la XJR para dar vida a la nueva. De entre todos ellos fue el preparador japonés Keino Cycles quien sentó las bases de lo que sería el nuevo modelo. Sus sorprendentes líneas tocaron las notas idóneas para que en el departamento de diseño de Yamaha hicieran la moto de serie con una marcada inspiración en aquel diseño.
Con esta filosofía de transformación nacieron las nuevas XJR 1300 y XJR 1300 Racer. Son máquinas que de serie parece haber pasado por las manos de algún artista de las dos ruedas. El chasis es ahora mucho más corto, el asiento simula un monoplaza y el depósito se ha reducido hasta los 14,5 litros, además incorpora tapas laterales en aluminio, escape en 4-2-1 en negro, faro redondo, Öhlins traseros… componentes que acentúan su aspecto de ligereza y dan un aire más deportivo al conjunto.
XJR 1300, la heredera
Sin renunciar a su pasado la nueva XJR se siente realmente un modelo nuevo. No solo por su aspecto, sino también cuando estás encima de ella. La postura de conducción es muy ergonómica, con el manillar un poco más alto que en la versión anterior y con un asiento que te recoge muy bien. Las piernas van ligeramente más flexionadas y retrasadas lo que favorece la conducción más rápida. Los mandos e instrumentación son básicos, pero con la información necesaria para su uso diario. Su gran motor asuma por los costados, detalle que te hace recordar en todo momento que llevas “una las grades”. En verano el calor que desprende también te lo recordará…
Suave y contundente. Así es como mejor puedo definir el carácter de este modelo. Tiene un motor muy poderoso de casi 100 CV y un empuje enorme en cada una de sus cinco marchas. Pero a su vez todo funciona como la mantequilla. Entran los cambios solos y de manera precisa. Lo mismo con el tacto del acelerador y los frenos. El primero es directo y de respuesta inmediata y progresiva gracias a su inyección electrónica; y, por su parte, los frenos muy potentes, sobre todo en el tren delantero con sus pinzas radiales de 4 pistones. Ojo, que el ABS no es de serie y en las primeras unidades de este año no estará disponible ni de manera opcional.
Dinámicamente sorprende. Sus 240 kg con los depósitos llenos no parecen tal ya que la moto se presenta hasta juguetona, siempre teniendo en cuenta las inercias que provoca un gran propulsor como éste. Como detallito te diré que si picas un poco el embrague la rueda delantera se levanta sin pestañear. El tarado de la suspensión delantera está muy conseguido, a caballo entre el confort y el tacto deportivo, lo mismo con los Öhlins traseros. La sensación de aplomo que transmite te da un plus de confianza en el paso por curva y las frenadas fuertes. Puedes ajustarlos a tu gusto y estilo de conducción.
XJR 1300 Racer. La deportiva
La otra cara de la moneda, la tenemos en el modelo Racer. Básicamente los cambios se encuentran en la cúpula, la incorporación de seminanillares, el colín y el guardabarros delantero corto en carbono. Esto hace que la estética y la postura de conducción cambien radicalmente. Estética café racer total.
En marcha se nota muchísimo. El peso carga delante y puedes hacer una conducción mucho más agresiva. Si vas a hacer muchos km seguramente tus antebrazos pasen factura, pero es el precio que hay que pagar por llevarla. Contra todo pronóstico esta postura es más beneficiosa para tu trasero ya que en el modelo estándar el asiento te empuja hacia delante y en distancias largas puede incomodar. Sin embargo, en la racer al llevarlo ligeramente levantado no sucede.
Sus formas son imponentes la mires por donde la mires. Si te gustan las líneas “cafeteras” este es tu modelo. En la presentación había varias unidades con algunos de los extras originales y la moto cambia mucho. Escape, estriberas, espejos, tapas, manillar y así hasta 30 piezas diferentes para adaptarla a tu gusto. Yamaha ha pensado mucho en los preparadores y en el usuario final y ha dado vida a una de sus motos más bonitas de los últimos años. Una de esas máquinas que puede ser imprescindible en tu garaje.
La moto al detalle...
Enorme propulsor de 1250 cc, cuatro cilindros e inyección electrónica. Muy suave y contundente. Su consumo sorprende y en toda la ruta no superó los 6 litros. Mantiene las cinco marchas primigenias lo que hace que la respuesta sea muy potente al abrir gas.
Se ha reducido su capacidad hasta los 14,5 litros. Esto ha permitido moldear sus formas y que tenga este aspecto tan espectacular.
En el modelo Racer la parte trasera del asiento viene cubierta con una tapa de colín fabricada en carbono. También encontramos este detalle en el guardabarros delantero más corto.
Seña de identidad del modelo Racer. Fabricada en fibra de carbono, apenas suma peso al conjunto, pero le dota de una personalidad increíble. Además también protege ligeramente del viento.
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