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Si estás leyendo estas líneas las probabilidades nos dicen que seguramente estés pensando en comprarte una moto de segunda mano. Y nos parece una gran noticia. Ya sea porque buscas un modelo en concreto o porque económicamente no te planteas nada más actual, la opción de adquirir una moto usada siempre es una excelente decisión.
Pero claro, al comprar una moto de segunda mano a un desconocido siempre nos asaltan las mismas dudas ¿Estará en buen estado? ¿Me dará algún problema? ¿Me estarán engañando? ¿Se me romperá al segundo día? Lo mejor que puedes hacer es probarla por ti mismo, eso siempre, además de recurrir a la vieja fórmula de que algún taller amigo te eche una mano para confirmar que todo está como debe. Pero para empezar por el principio, aquí tienes una pequeña guía con esos pequeños detalles que debes revisar antes de comprar una moto usada.
El propulsor es la parte más delicada y donde mayor número de problemas se pueden esconder. Y decimos efectivamente “esconder”, porque muchos de ellos estarán en su interior y posiblemente no los verás, y ahí tendrás que fiarte de tu tacto al probarlo.
Mira bien que en su exterior no hay posibles fugas de aceite, tornillos en mal estado o algún golpe por caída. Piensa además que un motor sucio puede esconder desperfectos, tenlo en cuenta. Si la moto cuenta con refrigeración líquida presta especial atención a todas las conexiones por si descubres alguna pérdida.
Es el esqueleto de la moto, así que mucha atención a esto. Fíjate sobre todo en los puntos de soldadura, que no haya fisuras o zonas oxidadas. Busca posibles golpes o tubos rectificados, siempre son síntomas de alguna caída o alguna reparación de dudosa calidad. Si el bastidor está en mal estado y crees que necesitará pasar por el taller, posiblemente su coste no merezca la pena. Presta también especial atención al basculante y busca holguras en la rueda trasera.
Entérate de cuántos kilómetros tiene y de cuándo se sustituyó por última vez. Si hay corrosión, si muestra falta de lubricación y el nivel de desgaste de los dientes. Si ves que está en mal estado y que es necesario sustituirlo siempre puedes tenerlo en cuenta a la hora de negociar el precio de la moto.
Incluso antes de probar la moto podrás conocer el estado de sus frenos echando un rápido vistazo. Lo primero es fijarse en el nivel de desgaste de las pastillas, por si pronto necesitan ser sustituidas. Lo siguiente será fijarse en los discos, pasa el dedo por su superficie para comprobar que no hay surcos y que el tacto es liso y uniforme.
Ya que te has agachado… echa un ojo a las llantas, que no tengan golpes ni abolladuras, y si son de radios cuenta que estén todos y se mantengan correctamente tensados. Qué menos.
Echa un ojo a las suspensiones, sobre todo a la horquilla. Mira si muestra alguna pérdida de aceite por los retenes y asegúrate de que las barras no tienen cercos negros. Carga peso sobre ella para ver cómo se mueve, si se hunde y vuelve a su lugar sin baches ni titubeos.
Echa un ojo al dibujo, por si es necesario cambiar los neumáticos pronto, y al tipo de desgaste. Si vas a tener que invertir en ello siempre es un buen motivo para negociar el precio de la moto, y si se trata de una deportiva es conveniente que prestes especial atención, unas gomas más desgastadas por los flancos que por el centro suelen indicar que ha sido utilizada en circuito, y muchas veces es algo que se suele ocultar.
Además del precio, seguro que el número de kilómetros es lo primero de lo que has hablado con el vendedor. Por si acaso, nunca está de más dedicar unos minutos a comprobar que se corresponde con lo anunciado. Manipularlos es ilegal, pero… ¿quién sabe?
Aquí encontrarás buenos indicadores sobre el estado de la moto. El desgaste de los puños nos dará una idea sobre si el kilometraje que muestra el cuadro de instrumentos es real o no, y los contrapesos y las manetas sobre si la moto ha sufrido alguna caída, ya que es lo primero que siempre toca el suelo. Ya que estás ahí, comprueba que los conmutadores de luces, intermitentes y demás funcionan todos correctamente.
Comprueba que los líquidos presentan unos niveles correctos. Empieza por los de freno, tanto delantero como trasero, que su nivel no es bajo y que no muestran pérdidas, y haz lo mismo con el del embrague en caso de ser hidráulico.
También ten en cuenta el nivel de aceite del motor. Si ves que está muy bajo es que su dueño no cuida demasiado su moto, o que el último cambio no fue “el mes pasado”, como quizá te hayan podido decir.
Otro de los puntos claves de la moto es el sistema eléctrico, si la moto tiene años no es raro que puedas encontrar algún que otro desperfecto. Echa un ojo a la batería, que seguramente se encuentre bajo el asiento, y comprueba el estado de los bornes, que no hay corrosión ni signos de deterioro.
Presta atención a posibles puntos de corrosión, tanto en colectores y escape como en silencioso. Que no haya ni picaduras ni agujeros. Si el silencioso no es el original pregunta por qué fue cambiado, a veces es síntoma de haber sufrido alguna caída. Presta atención y fíjate en su sonido, si ves que algo vibra puede ser porque tenga alguna pieza suelta en su interior. Y ojo, un silencioso no original debe de ir acompañado por su correspondiente ficha de homologación.
Es un caso parecido al de los puños, si te dicen que la moto tiene pocos kilómetros y las gomas de los estribos están muy gastadas es que algo no cuadra. Los avisadores también pueden contar muchas cosas, unos avisadores un poco raspados puede ser normal por la inclinación en curva, pero unos excesivamente raspados pueden estar ocultando alguna caída o arrastrón.
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