Verdades y mentiras de la lesión de Valentino Rossi

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Todo empezó tras escuchar al propio Valentino Rossi, contando en la señal internacional de MotoGP, que el accidente se produjo haciendo enduro con una pandilla de amigos en las colinas de Urbino (su ciudad natal) donde corría con su padre desde que tenía 18 años. Y siguió con un sorprendente Scott Redding, declarando que no se lo cree, que seguro que ha sido en el “Ranch” entrenando, que nunca ha visto a Valentino con una moto de enduro (la verdad es que yo tampoco) y que, claro, que está envejeciendo y se hace daño antes. En ese momento, jueves por la tarde, me convencí de que tenía que hacer un par de llamadas. Cuatro, en concreto (soy de letras) a Italia. Y así hasta el viernes.

Rossi dixit: “La pierna duele, pero el dolor psicológico es más fuerte”. Y después pidió perdón a su afición y a Yamaha. Pues bien, parroquia; lo que podemos certificar en este momento es que el accidente que sufrió Valentino Rossi fue en un momento de diversión y no de entrenamiento. Ya sé que es muy difícil que un genio de esta clase separe trabajo de ocio; y probablemente este haya sido su error. Los lectores de Moto1Pro y EnduroPro saben de sobra lo que significa hacer Enduro; y dicho sea de paso: lo maravilloso que es.

Y lo perseguido que está. Hemos podido saber que, cuando se lesionó, Valentino Rossi, bajando una “trialera” con sus amigos, los “carabinieri forestales” de Urbino le auxiliaron y a la vez “abdicaron” de su potestad de denunciar a su héroe local y a su séquito por rodar en una zona protegida hace años. Exactamente igual que en España, la moto de campo en espacios naturales abiertos está restringida y perseguida. Esta información emana del entorno más íntimo del piloto en Tavullia. La misma fuente que asegura que Rossi hará lo imposible por correr en Aragón; y que muy probablemente se dará un baño de masas el domingo en Misano.

Llevamos días diciendo que sobre lo de entrenar con moto de campo no hay debate. Pero no es que haya debate: es que hay una pierna rota. Y un icono de MotoGP en el dique seco. Una leyenda viva que no se “arrastra” por la pista; sino que compite al nivel de los mejores de otras dos generaciones diferentes. Y a veces les gana. Valentino ha reconocido su error. El Dirt Track es perfecto, el Trial pluscuamperfecto, el MotoCross muy técnico pero ya muy arriesgado para pilotos de velocidad y el Enduro, definitivamente, inapropiado; por muy excitante y físico que sea, que lo es; y yo lo adoro, o más bien lo añoro.

Por supuesto que hay debate. Es de cajón querer entrenar como si tuvieras veinte años; pero hay cosas que hacen los chavales de 20 años que no son buenas ni siquiera para ellos. Y es necesario calibrar los riesgos. No es un reproche: es una mirada al futuro, a minimizar o al menos equilibrar, los riesgos. Insisto en la idea principal: es Valentino Rossi el que pide perdón por lo que ha pasado. Y, como he contado en otras ocasiones, los equipos toman nota y se preparan contractualmente para cuando lleguen sus futuras estrellas. Pero ya contaremos ese cuento, cuando se convierta en historia.