La publicación digital del motociclismo
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31/01/2022
31/01/2022
Tenemos que remontarnos hasta el 2005 para llegar al origen de esta historia. Fue en ese año cuando MV Agusta lanzó al mercado la que ha terminado por convertirse en una joya de dos ruedas: la F4 1000 Tamburini, una moto dedicada a uno de los diseñadores más legendarios de la marca.
Massimo Tamburini, que formó parte del equipo italiano y tiene gran parte de culpa en el éxito del mismo, fue el encargado de diseñar la F4 1000. Pero fuera de las filas de MV, el ya fallecido diseñador también era muy conocido. Tamburini participó en el desarrollo de modelos como la a priori sencilla Cagiva Freccia 125, trabajó con Bimota y desarrolló la idea de la Ducati 916, una moto que a día de hoy sigue levantando pasiones.
Pero volvamos a la F4. Uno de los motivos que elevan tanto el precio de esta moto es que en su momento tan solo se fabricaron 300 ejemplares, lo que la hace todavía más exclusiva. En cambio, no solo el límite de unidades y su prestigioso apellido hacen especial a esta moto, hay más detalles.
Uno de ellos es su motor de cuatro cilindros en línea, con una cilindrada de 996 cc y 172 caballos de potencia. Aunque hoy en día estos valores nos parecen completamente normales, no podemos olvidar que este es un modelo del 2005. A parte del motor, la F4 también cuenta con algunas de las mejores tecnologías que podían equipar una motocicleta en aquella época: horquilla delantera Marzocchi, amortiguador de dirección Öhlins, monoamortiguador Sachs, pinzas Nissin y llantas de aluminio forjado Marchesini de 17 pulgadas bañadas en oro.
Tal y como muestran las fotos, esta unidad en concreto se encuentra en perfecto estado, algo en lo que seguramente ha ayudado el hecho de que que en los últimos 17 años apenas ha recorrido 400 kilómetros. Concretamente es el número 269 de esa producción de 300 unidades y su precio actual de algo más de 27.000 euros. Una cifra que seguramente siga aumentando en los próximos días porque la puja durará hasta el próximo 6 de febrero. ¿Cuánto estarías dispuesto a pagar por ella?
Observadora, curiosa y perseverante. Quién le iba a decir a mi yo del pasado, que cada domingo sin excepción se sentaba (y se sienta) delante de la tele a ver las carreras, que unos años más tarde iba a poder escribir sobre ello.
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