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MotoGP, y el mundo en general, necesita visitar y aprender de países que tienen otras culturas diferentes a las de Europa, ya sea en Asia, África o Iberoamérica.
Si en tu vida solo te interesan las motos, sigue navegando por Moto1pro.com porque esto no va de carreras, ni de nada remotamente relacionado con nuestra pasión... Empecemos aclarando un concepto, la RAE define la palabra “chamán/a” como: “persona a la que se supone dotada de poderes sobrenaturales para sanar a los enfermos, adivinar, invocar a los espíritus, etc”.
Si viste el Gran Premio y te levantaste el domingo a las 08:00 de la mañana (las 07:00 en mi pueblo) sabrás que en el circuito cayó la del pulpo. Incluso nos lo había advertido nuestro compañero Josep Armengol en el podcast de moto1pro (¿tendrá poderes de chamán y, como tantos otros superhéroes, no es consciente de ello?).
La imagen de aquella señora, una reputada “Pawang Hujan” (algo así como hechicera de la lluvia) invocando para que dejara de jarrear fue para mí la imagen del Gran Premio. No creo que muchos más estén de acuerdo pero eso es lo maravilloso de esta vida, que cada uno ve “su realidad”. Una de las claves es que las “realidades” de los demás no las veamos antagónicas con la nuestra sino complementarias.
El último GP de Indonesia se había celebrado el 28 de septiembre de 1997 en el circuito de Sentul. Ha pasado casi un cuarto de siglo de aquella carrera que ganó Tadayuki Okada por delante de Mick Doohan y Álex Criville. Honda logró las cuatro primeras plazas porque el cuarto fue Nobuatsu Aoki. “El mayor espectáculo del mundo” volvía a uno de los países más moteros del planeta. Una república formada por 17.000 islas, con 270 millones de habitantes y donde el pasado año se vendieron 5 millones de motos. En Indonesia el Mundial de Velocidad es tan importante que el presidente recibe a los pilotos y luego va a ver la carrera. Y cuando la meteorología se revela, se tira de tradición para poner las cosas en su sitio.
Si piensas que me estoy riendo de la mujer que, descalza y calada hasta los huesos, se recorrió el pit-lane recogiendo en un cuenco toda el agua del cielo, te equivocas. En mi humilde opinión fue una estampa mágica, llena de vida. Pues la vida, si nos paramos a pensar (algo que no hacemos siempre) es uno de los mayores milagros.
Aficionados de todo el planeta, desde Ucraina hasta Rusia, vieron cómo Rara Isti Wulan (no es broma, creo que así es como se llama la hechicera) conminaba a las nubes a que se apartaran. El aguacero y el aparato eléctrico no la detuvo y continúo descalza (la conexión con la tierra es importante) con su paseo mágico junto a una recta donde poco más de una hora después las MotoGP iban a pasar a 300 km/h.
El cliché dice que no te acostarás sin haber sabido una cosa nueva. Un servidor se fue a la cama el domingo (cansado después de un largo día) fascinado por la belleza del planeta que habitamos. En estos tiempos difíciles de guerras y pestes, me alivia un poco saber que el ser humano sigue recurriendo a sus tradiciones para enfrentarse con el presente. No dando saltos hacia atrás sino, como diría Kierkegaard, “viviendo hacia delante pero conscientes de que la única manera de entender nuestra situación actual es aprender del pasado”.
Pudimos ver una carrera que muchos daban ya por imposible de celebrarse. Por ello le doy las gracias a Rara Isti Wulan, la hechicera de la lluvia. No sé si fue ella quién lo logro, ¿quién lo sabe? Pero sigo creyendo en que cada día es un milagro…
Tras estudiar periodismo e inglés, en los 80 me publicaron una entrevista con Kenny Roberts y desde entonces estoy en este mundo. Dispuesto a aprender hasta la caída de la bandera ajedrezada.
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