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Carmelo Ezpeleta explicó en Motorland Aragón sus planes de rotación para las citas españolas de MotoGP, pero nada está claro, aún.
Un espontáneo Marc Márquez saltaba como una liebre, en Misano, cuando empezó a hablarse de que España tendrá menos Grandes Premios los próximos años: “¿Cómo? ¡A Jerez hay que ir sí o sí!” En San Marino se difundió la idea de reducir los grandes premios en España, metiendo cinco citas (la nueva de Portugal, incluida) en una rotación de tres cada temporada. Todo a partir de 2021 o 2022. Y a Márquez le salió así: a Jerez, sí o sí. Pues no es tan sencillo…
Carmelo Ezpeleta se viste por los pies. Se puede opinar lo que se quiera de él pero una cosa es indiscutible: agarra el toro por los cuernos sin complejos. En vez de “vivir de los problemas” como hacen los políticos se adelanta a su advenimiento y, si puede, los “aborta” en el propio vientre. Nada más llegar a Motorland, y nada menos que en la fiesta del décimo aniversario del circuito, se lanzó al ruedo: “Soy hijo de aragonés y voy siempre de frente: nos acercamos irremediablemente a un escenario en el que será imposible mantener las cuatro carreras españolas cada año”.
Todos los líderes (que no jefes) que en el mundo han sido tienen algo en común: gobernar sus feudos con puño de hierro en guante de seda. Si Ezpeleta ha llegado tan lejos él, y ha llevado tan lejos (también él) a MotoGP en todo el mundo (y en España hasta lo inimaginable) es porque ha sabido siempre escuchar a quien cree que lo merece sin dejar de hacer entender a todo el mundo que la última palabra es la suya. En Alcañiz, ante los que mandan allí, puso un ejemplo demoledor: “Hace tiempo se celebró en Zaragoza la Expo del Agua, algo que salió maravilloso, pero una vez y nunca más. Cualquiera firmaría tener una Expo del Agua cada tres o cinco años; pues bien, esto es lo que pasará con MotoGP”.
Carmelo Ezpeleta sabe que nada está claro, aún. Los circuitos que llaman a la puerta tienen que confirmar su presencia a dos años vista. De hecho, Aragón entró por el fallo de Hungría. Pero sobre todo, la pelota que ha dejado botando en los tejados de Jerez, Montmeló, Motorland y Cheste debe ser agarrada por las administraciones locales (comunidad y ayuntamiento) y jugada con tino por cada una de ellas. Y en el caso de la denominación Gran Premio de España (que siempre deberá aparecer en el calendario independientemente de su ubicación) también entrarán a jugar su papel la Federación Española de Motociclismo y hasta el gobierno de la nación a través del ministerio del ramo y el Consejo Superior de Deportes. Estamos hablando de políticos y no es de esperar que hagan las cosas con mucho sentido común. Por eso y para eso está Ezpeleta.
El planteamiento inicial es, en toda regla, un pacto entre caballeros; sabiendo que alguno de los interfectos no tiene demasiado señorío. Es solamente un punto de partida. Hay muchas dudas, para empezar, con el concurso del futuro Gran Premio de Portugal que todo indica que se celebraría en el magnífico escenario de Portimao. La primera pregunta es por qué convertir un problema español en uno peninsular. Si nuestros vecinos vuelven a MotoGP debería ser para cada año, como nación que son. Pero ojo: puede que no tengan dinero para tanto y ya les vaya bien ir rotando.
El capítulo de los circuitos españoles es el más complicado de todos. Motorland no “tira” como Jerez, Jerez no tiene una gestión tan buena como Cheste y Cheste no tiene tanto peso político como Montmeló; que a su vez tiene en ese peso un lastre en toda regla (y muy político) en las administraciones que lo gobiernan. Por eso Ezpeleta lo ha vuelto a hacer: MotoGP se adelanta al problema y pasa el testigo a una tropa que tiene que solucionar su parte. Por eso lo pregunto, ¿pacto entre caballeros? Sí, pero en las formas. En el fondo les está diciendo que se pongan las pilas. O se quedan sin juguete.