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Ya sabéis que soy “bipolar”: Me gustan las motos y los coches. Y entre los aficionados a los coches oigo quejarse de la cantidad de ayudas electrónicas a la conducción que tienen los coches, que hace que sean más seguros, pero también” aburridos”. Yo mismo lo pienso, los coches de la era “pre-electrónica” requerían buenos conductores y proporcionaban más sensaciones.
Pero en el mundo de las motos es completamente distinto y mi opinión es otra. Este mes he viajado bastante en moto, ¡que ya se puede! Y he podido probar en circuito la que quizás sea la mejor superdeportiva del momento, la Aprilia RSV4. Y en ambos casos, saber que tenía ayudas electrónicas que iban a impedir que me metiese en líos o me iban a sacar de ellos, me ha dado mucha tranquilidad, mucha. Han conseguido no solo que vaya más seguro, sino que disfrute más.
Es cierto que desde los primeros y poco refinados ABS y los toscos controles de tracción de los comienzos a los sofisticados sistemas actuales, el cambio ha sido total. Los nuevos sistemas no solo son más eficaces, sino que son menos “intrusivos”, a veces ni siquiera eres consciente de que te están ayudando… pero te hacen bueno. Y disfrutas más.
Sabéis de mi obsesión por la seguridad en la moto, de mi insistencia en que hay que reclamar más y mejores sistemas de seguridad y las ayudas a la conducción son desde luego el mejor y más eficaz sistema de seguridad. Antes de hacer obligatorio el airbag de moto para reducir las secuelas de los accidentes a lo mejor habría que hacer obligatorios muchos sistemas de seguridad que evitarían, directamente, esos accidentes. ¿No os parece?
Soy un motero atípico. De pequeño me preguntaban si quería más a mi madre o a mi padre y ahora si me gustan más los coches o las motos. No lo sé, pero me gustan mucho. De hecho llevo casi ¡40 años! en esto del periodismo del motor… y no me aburro.
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