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Opinión

Fenati no ha inventado nada...

Gonzalo de Martorell
10/09/2018
A ver... vale que Fenati ha sido un descerebrado con la misma sutileza para la pillería que un luchador de sumo para el chachachá... pero que conste que no ha inventado nada. Lo del toque en la leva es más antiguo que el peinado con raya...

Esto de apretarle la leva del freno al rival que llevas pegado al costado ya lo hacían los pilotos japoneses en su campeonato local hace un montón de años... como treinta, más o menos.
E incluso antes, algunos otros -no precisamente japoneses- en la época gloriosa de los circuitos urbanos...
Se trataba solamente de un ligero toquecito a la leva... el suficiente para hacerle perder al rival las décimas de segundo que marcaban la diferencia entre victoria o derrota.
Cosas así solamente podías hacerlas si eras un nipón de espíritu kamikaze que competía con otros nipones de espíritu kamikaze, en plan tahúr contra tahúr -que, ahora que caigo, bien podía haber sido el título de una canción western de Mecano...- o si eras un maestro consumado de la picaresca y tenías perfectamente claro el cuándo y el dónde...
Y con ese don hay que nacer.

Se de lo que hablo.
Aquí hemos tenido al mejor en eso.
No ha habido y probablemente no habrá nunca más en el paddock nadie con el dominio del arte de la picaresca -que no de la trampa- del maestro Ángel Nieto.

Y no es que esté yo a favor de las macarradas en pista -aunque un poco más de picante no vendría mal...- pero, nos guste o no admitirlo, no valoramos igual a un trilero que a un prestidigitador a pesar de ambos pretenden engañar a nuestros sentidos.
La diferencia está en el control de los “tempos” de uno y otro.
En resumen, que lo que no se puede ser es tan poco delicado como Fenati y ponerse a tocarle los frenos a tu rival en plena recta, con tres cámaras y un helicóptero siguiéndote y medio mundo observando por televisión como haces el panoli a 200 km/h.
Recuerdo que Marco Melandri fue otro de los pioneros en esto de confundir picaresca con estupidez. En el Gran Premio de Argentina de 1999 se dedicó a cerrarle el paso a Emilio Alzamora de un modo tan grosero que estuvo a punto de costarle la carrera deportiva al italiano y un buen susto al español. Y también recuerdo perfectamente cómo a la mayoría de veteranos aquella acción les causó más sonrojo por su torpe factura que por la acción en sí misma.

Y es que en los 70 y en los 80 los pilotos se hacían de todo en pista. Desde apretarse la leva del freno -como digo, en realidad es un clásico...- a abrirse la visera en plena marcha... o arriesgarse a ese toquecito sutil de carenado que bastaba para sacar al otro de la trazada sin que ningún observador viera otra cosa que un lance de carrera...
Pero ¡claro! se hacía en circuitos de esos con balas de paja, sin cámaras de televisión y por tipos curtidos en mil batallas que sabían muy bien el cómo y el cuando...
Después, al llegar al paddock, los interesados se daban de leches hasta que tenían que separarlos sus equipos o se reían desde la complicidad del “lo que pasa en la pista, se queda en la pista... y ya te pillaré en la próxima”.
El motociclismo tiene sus códigos y uno de ellos podría ser “un restregón vale... pero más, no”.
El problema es que para saber dejar eso en su punto justo hay que tener talento -de hecho, mucho talento- y la zafia manera de actuar de Fenati deja claro que él nunca se ganará la vida como prestidigitador... y probablemente tampoco como trilero.

Gonzalo de Martorell
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Siempre periodista y siempre motero. Y a ambas cosas me dedico desde hace casi 30 años. También viajo, hago radio, me defiendo con la cámara de fotos, soy un apasionado del RCD Espanyol... y tengo un gato que se llama Palpatine.

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