Prueba KYMCO Sky Town 125 ABS: matagigantes
ASPECTOS POSITIVOS
ASPECTOS NEGATIVOS
Cilindrada
Motor
Potencia
Peso
Carnet
Precio
Soy el feliz propietario de dos motos de mediana cilindrada, una de 1990 y otra de 2023. Dicho lo cual, cada vez que cojo un scooter recuerdo que, al menos en mi humilde opinión, no hay nada mejor en la urbe para la movilidad individual que una motoneta (como dirían nuestros hermanos iberoamericanos). En la jungla urbana (perdón por el cliché) los scooter son como los antílopes en la sabana, ágiles y rápidos.
Todo esto me lo recordó el KYMCO Sky Town 125 ABS. Lo normal es ir a recoger el modelo a probar a un determinado concesionario, pero KYMCO España se encarga de llevarlo y recogerlo en el domicilio del periodista, además de entregar la unidad con el depósito de gasolina a tope. Detalles que agradecemos.
KYMCO Sky Town 125 ABS
Pero bueno, ¿mola o no este scooter? En resumidas cuentas: sí que mola. Para KYMCO el modelo supone una puesta fuerte frente a los líderes de la categoría: el Honda PCX 125 y el Yamaha NMAX 125. Las motos más de 125 más vendidas en España en 2023 fueron: Honda PCX 125 (8559 unidades), KYMCO Agility City 125 (6681 unidades) y Honda SH125i (5855 unidades). Por tanto, KYMCO es una de las marcas líderes en el competido sector de los convalidados (125).
El nuevo KYMCO Sky Town 125 ABS cuesta 2999 euros con matrícula gratis y se puede adquirir en dos colores: gris shark y blanco boreal. Habrás notado que el modelo lleva las siglas ABS en su nombre y es que este elemento de seguridad activa viene de serie, a pesar de que en otros mercados se comercializa con CBS (frenada combinada).
La frenada es más que suficiente para la potencia declarada (11 CV), si bien nos habría gustado algo más de tacto porque al accionar la maneta la respuesta es inmediata y modular la potencia lleva un poco de aprendizaje. La sensación era un poco on-off, al apretar la maneta izquierda el freno trasero actuaba al instante pero echábamos de menos algo más de mordiente. En cambio, el freno delantero, el más importante, sí que contaba con una maneta que ofrecía mejor tacto. El tren anterior emplea un disco de 220 mm con pinza de dos pistones, apoyado por uno trasero de 200 mm, gobernados por una centralita Bosch de doble canal.
A un scooter se le puede perdonar casi todo menos que no sea práctico, que no sea una herramienta útil. En este aspecto una de las cuestiones más importantes es la capacidad de carga. El Sky Town no tiene plataforma plana, sino el típico túnel donde va alojado el depósito de gasolina de 7 litros de capacidad. Lo que significa que, entre el escudo y las rodillas no podremos transportar ningún objeto. KYMCO ha cuidado este importante aspecto pues debajo del asiento hay un hueco de 28 litros de capacidad donde se puede alojar un casco integral y algún otro objeto como un chubasquero. Me sorprendió ver que al levantar el asiento encontré una pequeña bolsa de herramientas, otro práctico detalle aunque no tiene ningún alojamiento propio que la mantenga fija.
Funcional
La capacidad de carga se completa con un baúl de serie de 30 litros de capacidad, con la tapa del mismo color que el scooter en el que cabe un casco integral, a pesar de no ser voluminoso. La marca ofrece como accesorio un respaldo para el pasajero que va acoplado al baúl. A lo que hay que añadir doble toma USB (estándar y tipo C), dos guanteras en la parte delantera e instrumentación LCD de alto contraste.
KYMCO declara una autonomía de 280 km con el depósito de 7 litros. Lo que supone un consumo de 2,5 litros a los 100 km. Por supuesto, el consumo dependerá de las circunstancias: si se rueda con pasajero, si se sale a vías de extrarradio, etc. Lo cierto es que en conducción normal el Sky Town 125 no debería pasar de los 3 litros por cada 100 km recorridos. Si tenemos en cuenta que, en el momento de escribir estas líneas, el precio medio del litro de gasolina de 95 octanos es de 1,450 euros. En conducción normal estimamos un consumo de unos 3 litros, nos costará 4,35 euros recorrer 100 km y 10,15 euros decirle al operario de la gasolinera (cada vez hay menos): “lleno, por favor!”.
El asiento solo está a 770 mm del suelo pero, al ser bastante ancho, obliga a abrir un poco más de la cuenta las piernas, en este aspecto el ancho de las plataformas tampoco ayuda. Con mis 174 cm podía plantar los pies en el suelo, pero creo que a menudos los asientos son más anchos de la cuenta en la zona delantera, lo que no ayuda para que los menos altos se sientan seguros en las paradas.
El asiento en sí es cómodo, notaba cómo se hundía un poco bajo la presión de mis 73 kg (en seco). El pasajero dispone de una zona ancha y plana con unos reposapiés escamoteables que, recogidos, quedan integrados en el scooter y apenas se ven una vez plegados. No nos resistimos a aplaudir los asientos típicos de los scooter, alejados de las incómodas perchas que en demasiadas ocasiones se reservan en las motos para el pasajero.
Eficaz urbanita
La instrumentación, con un panel de cristal líquido en blanco y negro, es sencilla y, sobre todo, muy legible con unos enormes dígitos que se ven de una vistazo, al igual que las rpm, algo bien recibido que no siempre encontramos en los scooter. Jugando con los dos botones de ajustes para poner el parcial a cero, sin querer, puse el panel en millas, pues se puede configurar para que funcione tanto en km como en millas.
En cuanto a la velocidad máxima, no hemos salido a carrera con el KYMCO Sky Town 125, pues es un vehículo urbano. Girando el puño por la M30 (vía de circunvalación que rodea el centro de Madrid) el velocímetro llegó a marcar 108 km/h y todavía podríamos haber logrado algún km más.
A pesar de que tiene 11 CV (y no los 15 CV que marca el límite legal para los 125 cc), las prestaciones son más que suficientes para utilizar el scooter por la urbe, tanto por aceleración como velocidad punta, pero en especial por aceleración, que sorprende para ser un monocilíndrico de 2 válvulas refrigerado por aire. Aunque nuestro gran aliado será sobre todo la enorme manejabilidad.
Me sorprendió un poco la forma de los espejos retrovisores, algo triangulares y picudos. Unos más rectangulares habrían ofrecido una mejor visión de lo que ocurre a nuestras espaldas. Sobresalen un poco, por lo que hay que tener cuidado al callejear entre coches. Los chivatos son enormes y de vivos colores, aunque se echa de menos la posibilidad de poner los warning (las luces de emergencia).
La horquilla emplea barras de 31 mm de sección con un recorrido de 105 mm. En el tren trasero encontramos dos amortiguadores regulables en percarga de muelle y 100 mm de recorrido. En lo baches madrileños la amortiguación se mostró un poco seca.
En el KYMCO Sky Town 125 ABS la marca ofrece como opción una pantalla-parabrisas, algo aconsejable si se va a utilizar en lugares fríos o lluviosos. Sin el parabrisas el piloto está mucho más expuesto a las inclemencias meteorológicas.
Resumen
KYMCO apuesta fuerte con el Sky Town, pues el objetivo es medirse con los líderes de la categoría, tanto el Honda PCX 125 como el NMAX 125. Nos ha sorprendido el brioso y sencillo motor y volvemos a disfrutar de la calidad a la que nos tiene acostumbrados los productos de la marca taiwanesa. Nos habría gustado un equipamiento más completo como llave remota (keyless), luces de emergencia o incluso un sistema de start&stop. Claro que el precio de 2999 euros con matrícula gratis y el competente rendimiento general hacen que lo positivo supere las posibles carencias.
La moto al detalle...
Viene de serie con un baúl de 30 litros con la tapa del mismo color que el scooter y con capacidad para un casco integral.
Tanto el piloto como el pasajero cuentan con un asiento cómodo y de grandes proporciones. Como opción hay un respaldo para el baúl.
El tablero de instrumentos consiste en una pantalla de cristal líquido en blanco y negro, es sencilla y, sobre todo, muy legible, al igual que los chivatos de colores.
Debajo del asiento hay un hueco de 28 litros donde es posible albergar un casco integral y algún otro pequeño objeto.
El sencillo propulsor refrigerado por aire entrega 11 CV y sorprende por su brío, en especial en las aceleraciones.
Galería de fotos
Tras estudiar periodismo e inglés, en los 80 me publicaron una entrevista con Kenny Roberts y desde entonces estoy en este mundo. Dispuesto a aprender hasta la caída de la bandera ajedrezada.
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