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Sabes de qué te hablo. Ves esa moto al fondo del garaje, parada. No te quieres deshacer de ella porque tiene un enorme valor para ti. Puede ser valor sentimental, familiar o simplemente porque es la moto que te gustaba cuando tenías 15 años, pero nunca acabas de encontrar el momento de poner el proyecto en marcha.
Con solo decidirlo ya has empezado el proyecto; el resto es ponerse manos a la obra. Si necesitas defenderlo ante el “Estado Mayor”, es fácil añadir (a la ilusión que te hace) tus motivaciones medioambientales. ¿Acaso reciclar no es una buena idea? Ten por seguro que fabricar una moto nueva consume más energía y recursos medioambientales que la diferencia de emisiones entre una moto clásica y una moderna durante la vida útil de ésta última. Es importante aclarar este término, porque la vida útil de cualquier vehículo antiguo es, por general, muy superior al de los vehículos actuales, cuya obsolescencia programada incita al consumo y cambio continuo.
No hace falta ser manitas ni tener garaje. Dar la orden de que lo haga un tercero (y financiarlo) tiene tanto mérito como el que lo realiza, pues sin tu intervención, la moto no hubiese tenido una segunda (o tercera) oportunidad.
Algunos restauran por sentimentalismo, otros por negocio. En general, no aconsejo restaurar tu tesoro del garaje por dinero, sino porque te apetezca. Es verdad que hay gente que restaura, compra y vende como un medio de vida. Porque si sabes leer el mercado, el retorno de la inversión puede ser muy superior al que ofrece el mercado financiero. Pero son profesionales y se dedican a ello. De hecho son una parte imprescindible para la supervivencia del parque móvil; pero no es el caso que nos ocupa, como lo es rescatar tu vieja Montesa, Guzzi, Mecatecno o lo que tengas al fondo del granero, escondido y medio olvidado, tras unas cajas viejas.
Hay más ventajas. Los ayuntamientos (en general) no cobran “el numerito”. En cuanto al seguro, si en los vehículos modernos es obligatorio, en los clásicos descubrirás por qué contratar un seguro de moto clásica es, además de imprescindible, una buena idea. La disponibilidad de recambios para vehículos clásicos se suele limitar a piezas que provienen de vehículos donantes (que cada vez son y, obviamente, serán menos), caras de obtener. Contratar seguros de coches clásicos o de motos clásicas te garantiza además el tratar con aseguradoras que saben el producto que tratan y que son capaces de ofrecer planes competitivos personalizados y para colecciones.
Pero lo mejor de todo es abrir la ventana al amanecer y comprobar que va a hacer un gran día. Coger las llaves, abrir el garaje y arrancar a la primera. Sentir las pistonadas de agradecimiento de un vehículo condenado al ostracismo, cuya sentencia fue conmutada por una vida fácil, de mimos, atenciones, miradas y piropos. Solo por tomar una decisión.
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