La publicación digital del motociclismo
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23/02/2022
23/02/2022
A muchos nos gustaría tener una auténtica MotoGP en nuestras manos, y las marcas lo saben. Por eso fabricantes como Honda o Ducati trabajan cada vez más con la tecnología propia de estas motos de carreras en sus modelos de calle, aunque hay modelos como la Honda RC213V que es prácticamente la versión de calle de la MotoGP y por eso, una vez agotada, cuando salen a subasta alcanzan precios de récord.
En 2015, la marca japonesa creó la RC213V-S inspirándose en el prototipo con el que Marc Márquez corrió en la temporada 2014-2015. Basándose en la moto del ‘93’, Honda diseñó un modelo de calle con el mismo motor V4 de 999 cc a 90 grados capaz de ofrecer 159 CV de potencia en versión homologada para poder circular por la calle (o sea muy limitada). Una potencia que podía aumentar hasta los 215 CV si se equipaba con el kit deportivo "libre"...
Esta Honda es la misma moto que hemos visto usar a Marc Márquez en algunos entrenamientos privados, durante su recuperación, ya que como es sabido la MotoGP no puede usarse fuera de los entrenamientos oficiales. Está equipada con materiales de primera categoría. Además su motor V4, destaca por su caja de cambios de tipo cassette desmontable de carreras, su chasis - compuesto por un tren delantero Öhlins TTX25 y un amortiguador trasero TTX36 – sus llantas de magnesio y su sistema de frenos Brembo. Tan solo estos componentes hacen que la moto alcance los 184.000 dólares, que al cambio serían unos 159.000 euros.
De este lanzamiento hace ya siete años, su valor no ha hecho más que aumentar. La casa de subastas francesa ArtCurial fue la encargada de presentar esta Honda RC213V-S de 2015 en su evento Retromobile de este 2022. Teniendo en cuenta que este modelo - el número 112 de una producción de solo 150 unidades - tiene 0 kilómetros en el contador y viene equipado con el kit deportivo, se estima que esta superbike alcance un precio de venta de entre 200.000 y 300.000 euros. ¿Los pagaríais?
Observadora, curiosa y perseverante. Quién le iba a decir a mi yo del pasado, que cada domingo sin excepción se sentaba (y se sienta) delante de la tele a ver las carreras, que unos años más tarde iba a poder escribir sobre ello.
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