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Esta es la historia de un final esperado y un secreto escondido, de un pulso proverbial entre los gigantes de un campeonato que agoniza. Pero la verdad de la retirada de Lorenzo tiene un desenlace inusitado: todo el mundo acaba ganando.
La tarde del domingo, ya de noche, cuando abandonaba el Circuit Ricardo Tormo camino de la gala de entrega de premios de MotoGP, en el paddock descargaban unas enormes cajas de color negro, de una furgoneta sin distintivos. La tropa de los técnicos de HRC recepcionando la mercancía revelaba que se trataba de las motos 2020 que se probarán aquí (Cheste: desde donde escribo) en el test del martes y miércoles; y a mí se me ocurrió pensar que, seguramente, alguna vendría aún pintada con el dorsal #99 en el carenado.
Unos metros más adelante, pasé por el motorhome de Jorge Lorenzo, del que salía un ruido ensordecedor de gente celebrando algo que parecía muy importante; y en ese mismo momento sonaba, a todo volumen, la mítica canción “Libre” de Nino Bravo. Ya muy de madrugada, en la fiesta privada tras la gala, Marc Márquez, abrazado a su ya ex compañero de equipo, desafinaba con el karaoke. Jorge, tan exigente como siempre, se quejaba del micrófono defectuoso… Rebobinemos.
Toda la borrachera del fin de semana del adiós de Jorge Lorenzo a MotoGP ha sido una monumental resaca tras una semana anterior muy tensa entre los poderes fácticos de este mundial que agoniza en el calendario de 2019 y en las audiencias de España. A Cheste se llegó con todo perfectamente cocinado; y el plato estrella (los del Estrella Galicia, estrellados por el camino, sin piloto en Moto2) está saliendo este lunes del horno: Álex Márquez será piloto del Repsol Honda Team la próxima temporada; y se subirá a las motos fabricadas para Jorge Lorenzo a partir de este mismo martes en Cheste y la semana que viene en Jerez.
En la pelea inicial estaban dos grandes poderes, Honda y Jorge Lorenzo, con su pulso congelado tras el horrible mes de octubre arrastrando la crisis por el mundo. El piloto estaba determinado a subirse a la moto 2020 en estos dos test de lo que queda de año. Nomura San había expresado un compromiso para satisfacer sus necesidades. Pero en Malasia, algo cambió para siempre: Álex Márquez conquistó el título de Moto2. Con semejante aval y la bendición, esta vez sí, de su hermano mayor, el segundo quiso abandonar por fin esa categoría, que siempre será, segundona; y que tanto le ha hecho sufrir.
Y Marc Márquez, otro de los grandes poderes de MotoGP y quizá el más indiscutible de todos en este momento; cubierto por Emilio Alzamora haciendo su trabajo con la efectividad acostumbrada, dio luz verde desde la sombra: adelante. Pero hacía falta saber “vender la idea” adecuadamente al “Gran Jefe” Carmelo Ezpeleta (al principio, receloso) y entonces entró en juego otro factótum: Repsol. La petrolera no se esconde: las audiencias son un drama y la situación de Lorenzo no iba a ser ninguna ayuda en 2020; año en el que expira (y tendrán que renovar) el contrato de patrocinador principal del equipo de fábrica de Honda.
Dicen los sufíes que en la vida de cada persona, los pasos que no das por miedo al juicio del qué dirán son los que dejan las manchas más visibles en tu camino recorrido. No sé si llegaron a pensarlo así, pero en el Clan Márquez han tenido claro que los trenes pasan y hay que decidir si te subes o no en función de los intereses actuales; pero nunca pensando en si volverán a parar, en el futuro. Para Álex es el momento perfecto desde el punto de vista del aval que tiene como campeón de Moto2. Y para Marc es la garantía de poner bajo el mismo paraguas la ambición natural de su hermano por subir a MotoGP y seguir teniendo su garaje, la parrilla y casi todo el paddock bajo su control.
Jorge Lorenzo tiene su dólar: si había que rendirse (y es exactamente lo que ha hecho) tenía que valer la pena. Y eso pasaba por ser tratado, en todos los sentidos, como el pentacampeón del mundo que es. Lo ha conseguido y por eso, como el resto, está feliz. Más que cualquiera, podríamos decir. En cuanto a Marc Márquez, paseando este lunes vestido de calle por el paddock de Cheste me quedo con una frase: “Cómo celebra las victorias siempre”, dijo Crivi en directo, mientras Marc levantaba en volandas a Jorge en la foto del triplete del box naranja. Este triunfo, por cierto, ha sido monumental. Bienvenidos a la era de la Márquez Racing Corporation.
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