Prueba Yamaha X-Max 300 Iron Max
ASPECTOS POSITIVOS
ASPECTOS NEGATIVOS
Cilindrada
Motor
Potencia
Peso
Carnet
Precio
Decía el hombre más sabio de todos los tiempos -o sea, Groucho Marx- que él era un hombre de gustos sencillos. Que se conformaba con un “yate sencillo”, un “coche deportivo sencillo” y una “sencilla mansión”. Si el gran Julius viviera hoy -Groucho se llamaba, en realidad, Julius- probablemente añadiría a la lista un “sencillo scooter exclusivo”.
Porque, amigos lectores, quizás haya llegado el momento de reivindicar la sencillez dentro de lo exclusivo... o la exclusividad dentro de la sencillez... o vayan ustedes a saber... porque veamos... ¿ayudan unas molduras de aluminio dignas de un taller de orfebrería a soportar mejor un atasco de hora punta? Pues no. ¿Acaso un cuadro de instrumentos digno de una GT nos permite ratonear mejor por el tráfico de una gran avenida? Más bien tampoco. ¿Y es posible que un precioso escape satinado en negro mate que parece un lienzo sobre el que empezar a pintar nos ayude a llegar antes a casa tras la jornada laboral? Efectivamente... también no.
Dicho de otro modo; el X-Max Iron Max recién presentado en la Ciudad Condal hace exactamente los mismo que cualquier otro modelo estándar de la casa... solo que gritando a su paso que quien lo conduce es alguien al que le gusta lo mejor y cuida los detalles.
Y esa es precisamente la gracia de lo Premium.
DE LO BUENO, LO MEJOR...
De entrada debo confesar que ya he cometido un error de criterio, porque las palabras “mejor” o “peor” están prohibidas en esto del periodismo del motor. Y es simplemente porque NO existe una moto simplemente mejor o peor que otra, así sin más. Esa valoración hay que hacerla siempre en relación a la calidad-precio-uso. Una moto de 1000 euros puede ser excelente si hace lo que se espera de una moto de 1.000 euros, no pretende ser otra cosa que una moto de 1000 euros y es práctica para quien se la compra por 1000 euros. Del mismo modo una máquina de 10.000 puede ser un desastre si en realidad no vale lo que cuesta y a su propietario no le resulta funcional.
Decir -por lo tanto- que a día de hoy el X-Max 300 Iron Max es el “mejor” scooter sport de gama Premium del mercado es arriesgado, así que vamos a dejarlo en que está en el grupo de élite por prestaciones y en el caso que nos ocupa también por acabados.
¡Atención: las diferentes versiones especiales representan el 25% de las ventas en la gama x-max! así que empecemos, por tanto, por este apartado -el del equipamiento especial- ya que es lo que justifica la versión en sí. De entrada el primer rasgo exclusivo es el precioso color gris acero, disponible únicamente para este modelo. Otro aspecto es el asiento, de diseño y acabados específicos para la versión -más ergonómico aunque igual de ancho y alto que el estándar-, compartimentos en acabado de piel, reposapies de aluminio -probablemente el acabado que más llama la atención- y un precioso cuadro de instrumentos con molduras también de aluminio.
Además de estos, Yamaha ofrece tres packs que permiten personalizar aún más el Iron Max; el “Sport Pack”, (Pantalla baja deportiva-porta matrícula sport-paneles reposapies en aluminio. 289 euros), el “Urban Pack” (pantalla alta-Top Case 39 l.-Respaldo Top Case. 543 euros) y el “Winter Pack” (Indicador carga batería-cargador de batería-puños calefactables-manta térmica. 349 euros).
Elementos todos ellos, como decíamos, absolutamente prescindibles si hablamos en términos del uso estrictamente urbanita pero que hacen que el Iron Max suba un escalón de calidad y sea todavía más bonito, cómodo y funcional.
Y de eso se trata... ¿no?
UN MOTOR CON CARÁCTER
El X-Max es un scooter que siempre me ha gustado más en medios que en bajos. Tampoco es una reflexión muy original, lo confieso, porque ha sido diseñado así. Es un modelo sport que busca proporcionar sensaciones dentro de las posibilidades de su uso ciudadano y que -por tanto- prima la franja media y las recuperaciones para brillar en las vías interurbanas rápidas. Es verdad que con el último motor -justamente el que monta nuestro invitado- el rendimiento en bajos mejora notablemente pero el Yamaha sigue siendo un scooter que busca instintivamente las zonas medio/altas y altas. En el 125 esta tendencia es aún más exagerada; en el 300 -el que probamos- y en el 400 queda más difuminada ya que enseguida buscamos gas y prestaciones y no nos paramos a pensar en ello... pero generación tras generación el motor no ha perdido ni un ápice de su reconocible carácter puntiagudo.
Diría que en el afán de Yamaha de acercarlo todavía más al concepto T-max, el X-max incluso ha ganado un pelín de mala uva.
Un motor, por cierto, que con la tecnología Blue Core es ahora notablemente más ahorrador -el gasto de combustible ha sido tradicionalmente uno de los talones de Aquiles de la gama Max- y aumenta prestaciones reduciendo el consumo.
La cifra de caballería puede parecer normalita teniendo en cuenta que otros modelos de semejante cubicaje superan esos 28 CV... sin embargo tienen tanto brío y empujan tan bien -sobre todo a partir de 2.500 rpm- que realmente nunca se echa de menos potencia.
De todos modos -y aunque el propulsor es muy eficaz en toda su gama de uso- no es lo que me más me impresiona del de Iwata. Lo más sobresaliente es su parte ciclo, simplemente inmejorable. Ni un meneo, ni un flaneo. El tarado de la amortiguación es duro sin concesiones pero mantiene el compromiso de confort. Lo acepta todo yendo siempre sobre raíles y permite incluso cambios de dirección en pleno viraje o frenadas apuradillas entrando en curva. El ABS y el renovado control de tracción permiten enfrentarse aún con más confianza a conducción agresiva a la que obliga el día a día en un gran urbe, plagada de sorpresas y obstáculos inesperados al manillar.
En Yamaha saben perfectamente cuál es el punto fuerte de su “niña bonita” y han rediseñado el ya de por sí magnífico bastidor -ahora más ligero y ágil, optimizando los puntos de anclaje del motor para aumentar la estabilidad. El tren anterior también ha sido mejorado, con una arquitectura heredada de la TMAX y tubos de horquilla más estrechos -33 mm frente a 35mm modelo anterior- pero más rígidos, con lo que se gana maniobrabilidad.
El modelo incorpora, como se ha comentado, el nuevo control de tracción que asegura arranques más suaves incluso en superficies mojadas o resbaladizas. Funciona en el tiempo de encendido y el volumen de inyección de combustible. Puede ser desconectado desde el manillar
UN CONJUNTO IMPECABLE
Cada vez me ocurre más a menudo que me cuesta encontrarle defectos a las motos que pruebo. Esto sólo puede significar dos cosas; o que me hago viejo y por tanto benevolente o que las marcas cada vez hacen productos mejores y más ajustados- Sin desdeñar lo primero -incuestionablemente me hago viejo... pero en realidad me vuelvo más cascarrabias- creo más bien que es lo segundo. Los fabricantes trabajan ya todos de notable alto para arriba. Me ha ocurrido lo mismo con este X-Max.
Pretender a estas alturas sacarle defectos a uno de los productos de mayor éxito y prestigio del mercado scooter en los últimos 15 años sería un imperdonable acto de soberbia.
Más allá de la necesidad de unos acabados Premium -y que, por tanto, habrá quien considere una frivolidad- estamos ante un producto mimado por Yamaha hasta el último detalle y mejora versión tras versión. Puestos a decir cosas que me gustan menos... que no necesariamente defectos sino más bien características intrínsecas... pues seguramente el asiento sigue siendo demasiado ancho y alto para un sector de potenciales usuarios, una plataforma más plana le vendría de maravilla y su carácter tan radicalmente deportivo puede llegar a espantar a quienes busquen opciones más “tranquis”... pero claro... esto es como decir que lo que no te gusta de la moto de Rossi es que corre demasiado o de la Teneré que no es práctica por ciudad. La X-Max es eso... y sin eso no es X-Max. Además Yamaha tiene en su catálogo magníficas opciones de modelos más bajitos y más relajados.
Víctor González, el máximo responsable de Yamaha en nuestro país, decía en una entrevista que la gama Max “no nos ha dado más que alegrías”. Realmente es así; desde el pequeño y utilitario N-Max hasta el “Rey de Reyes” T-Max, todos y cada uno de los modelos de la familia funcionan excepcionalmente bien tanto comercial como funcionalmente desde su lanzamiento -en el caso del X-Max, en 2006-. En realidad, por tanto, versiones exclusivas como esta Iron Max -también disponible para los modelos 125 y 400- no hacen más que completar con detalles de fino acabado un modelo al que esas pequeñas cosas aparentemente innecesarias harán ser más bonito y elegante... pero nunca mejor.
Porque, al fin y al cabo, como dijo Coco Chanel: “No es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa, es la clase”.
La moto al detalle...
Mucho más ergonómico y con inserciones metálicas, el asiento se convierte en la primera seña de identidad de esta versión “Premium” del X-Max 300.
Al presionar el interruptor de arranque y girar el interruptor principal se muestra el menú de funciones: apertura asiento, tapón de combustible y bloqueo manillar y apertura del compartimento delantero izquierdo
Debajo del asiento encontramos un espacio con capacidad para dos cascos integrales o un casco integral y un maletín/mochila de negocios de tamaño A4. Incluye luz LED interior.
El marco de aluminio rodeando el cuadro de instrumentos es otro de los rasgos decorativos que definen esta versión exclusiva del X-Max.
Esta edición limitada se distingue visualmente por su color Gris Acero -”Sword Grey”- y la placa especificativa de la versión “Iron Max”.
Por supuesto toda la iluminación del X-Max Iron Max se basa en tecnología led de bajo consumo. Los faros son dobles y la luz de posición es ahumada.
Las plataformas con aluminio otorgan una gran presencia a un modelo que busca destacar, sobre todo, por estos detalles visuales.
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