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En nuestro viaje a Austria conocimos el departamento de I+D de KTM, un lugar ultra restringido que guarda en secreto las investigaciones que se hacen en diversos campos de la ingeniería de sus modelos del futuro. La marca austriaca abrió sus puertas por primera vez a un reducido y exclusivo grupo de medios internacionales entre los que se encontraba Moto1Pro. Pero esta visita se habría quedado coja si no hubiéramos pisado la sede de KISKA, pieza fundamental para comprender la historia reciente de KTM y su esfuerzo por la investigación.
Para el público general, KISKA es una empresa desconocida. Su creador es Gerald Kiska, un diseñador austriaco que había trabajado en Porsche y que poco después fundó su propio estudio de diseño. Estaba arrancando la década de los noventa cuando ganó un concurso para convertirse en diseñador de KTM. En ese punto, la marca estaba en su momento más oscuro, pero con la llegada de Stefan Pierer a sus mandos un año después, Gerald adquirió una responsabilidad que iba más allá de hacer meros diseños estéticos. La idea de un modelo podía surgir en KTM, pero la concepción y el desarrollo del carácter y su plasmación estética y tecnológica han corrido a cargo del equipo de KISKA durante los siguientes 25 años.
Los medios internacionales invitados acudimos a la sede de KISKA a unos pocos kilómetros al sur de Salzburgo. Igual que el día anterior en el complejo de KTM, el paisaje nevado y el silencio nos recibían a la entrada de un moderno edificio de 5000 m2 en el que cada mañana surgen ideas frescas para proyectos nuevos.
En el diáfano y amplísimo hall de entrada se mantenían expuestas algunas de las últimas creaciones de KISKA para KTM, como la Super Duke GT, el espectacular coche superdeportivo X-Bow o el brutal prototipo de la Super Duke R que sirvió de base para el posterior modelo de calle. El propio Gerald Kiska nos dio la bienvenida a esta factoría de sueños explicando la trayectoria del estudio y sus aportaciones a la identidad de KTM.
Con el paso de los años, la complejidad y la variedad de la gama de KTM ha ido creciendo con nuevos motores y con un gran abanico de modelos de asfalto. Paralelamente, el equipo de KISKA también se ha visto ampliado y hoy se ha convertido en una entidad en la que trabajan alrededor de 150 personas de 28 nacionalidades distintas que, ni que decir tiene, despliegan un gran derroche de creatividad y talento desde los primeros bocetos de una idea. Apróximadamente, cerca de la mitad de toda la plantilla trabaja para KTM-Husqvarna. Sí, KISKA y KTM tienen una relación simbiótica perfecta. No en vano, el grupo dirigido por Pierer es dueño del 24,9% de KISKA.
Sin embargo, el estudio no se dedica sólo a diseñar motos KTM y Husqvarna y cuenta con una agenda de clientes muy dispares. Entre los productos que han nacido de los 'lápices' de Kiska se pueden encontrar objetos tan variopintos como auriculares y micrófonos AKG, prototipos de Opel, cortacésped Altoz, equipos ópticos Zeiss, maquinaria de construcción Hilti, botellas de agua Gasteiner, esquíes Kastle, electrodomésticos Siemens, mobiliario urbano o incluso piernas ortopédicas Ottobock de diseño futurista.
Tal y como nos reconocía Carlos Ramos en la entrevista (diseñador español trabajador en KISKA), esta variedad de productos y de nacionalidades de sus trabajadores hace que los equipos y los proyectos que se desarrollan en esta empresa austriaca se enriquezcan entre sí. Soluciones aportadas en un producto diferente a la automoción pueden servir o inspirar nuevos diseños o utilidades de una moto.
El cambio de aires en el seno de KTM a principios de los noventa se quiso reflejar también en la imagen de marca. Para ello, Stefan Pierer le encargó a KISKA que se encargara también de la comunicación y la publicidad. Se trataba de una nueva línea de trabajo para reflejar en las comunicaciones y en los anuncios de prensa. En primer lugar, se formularon una premisa: "¿Qué es la marca? Una promesa", es decir, una frase, un eslogan. En el caso de KTM decidieron crear el ya famoso "Ready to Race" ("Prepararados para competir"). Esta promesa sitúa a la marca respecto al destinatario del mensaje de una manera muy clara y esto debe reflejarse tanto en la concepción del producto como en su diseño, pero también en el resto de comunicaciones y estilo de la marca, como la imagen de las tiendas oficiales, las fotos dinámicas y agresivas utilizadas en sus anuncios o el look de sus portales y canales digitales.
Este eslogan cala en todos los diferentes escalones de la gama y se crea así una filosofía de marca, una filosofía de vida que guía las decisiones relacionadas con el producto en KTM. Además, desde KISKA han creído en la estrategia de "ganar las carreras el domingo y vender las motos el lunes". Por tanto, se crea una lucha interna para mejorar el producto no sólo para vencer en las distintas competiciones sino que los productos a la venta también tienen que estar a la última. Un ejemplo reciente está en mostrar y comunicar hitos importantes como la aceleración de la Super Duke R de 0 a 200 km/h en sólo 7,2 segundos.
A esas prestaciones hay que dotarlas de una personalidad. ¿Cómo? Hoy casi todos relacionamos KTM y un color...: el naranja. Pero no es por casualidad. El producto está impregnado de un color muy identificado con la marca (y diferenciado de la competencia) y ese color de código Pantone 021C ya es inseparable de todo lo que tenga que ver con KTM.
Evidentemente el propio diseño de la moto, más allá de los gustos personales, tiene que transmitir todos esos valores, los cuales se tienen que dejar ver en una estrategia de posicionamiento. Un ejemplo fue el vídeo teaser del prototipo de la Super Duke R con el que se daba el pistoletazo de salida al futuro lanzamiento del modelo de calle. 'La Bestia' salía derrapando, con un sonido atronador y un aspecto muy agresivo, por lo que quedaba bastante claro el tipo de moto que se iba a presentar unas semanas después. A partir de ahí, se lanzó una web exclusiva del modelo con una cuenta atrás, la posterior campaña de publicidad acorde a estos valores del modelo y una serie de acciones en otros campos en la misma línea: eventos (Orange Days), Powergear, redes sociales, distribuidores...
Viendo todas estas actividades, se pueden diferenciar tres áreas dentro de KISKA: consultoría (estudios de mercado, etc), diseño y comunicación (web, prensa, diseño corporativo, foto/vídeo, comunicación digital...). Sin embargo, el reparto del trabajo se realiza con equipos con diferentes miembros para cada proyecto, lo cual favorece el intercambio de ideas.
Durante la visita, tuvimos el placer de conocer a Craig Dent, uno de los máximos responsables del área de diseño de KISKA y, más concretamento, de motos. Este joven británico nos mostró cómo transformaron la forma de concebir los diseños. Primero, decidieron enumerar cuatro valores que deben definir a la marca y los cuales siempre deben estar presentes a la hora de plantear una nueva KTM. Éstos son: Pureza (necesidad de despojar a la moto de lo innecesario y de que todo tenga una función), Rendimiento (el diseño se orienta a mejorar el rendimiento de la moto y sus prestaciones), 'Adventure' (cada vez que nos subimos a una KTM debe convertirse en una aventura) y 'Extreme' ("lo normal es demasiado arriesgado", como remarca Craig Dent, y debe hacernos sentir pasión).
Una vez interiorizados estos valores, hay que traducirlos en un diseño que sea eficaz y coherente. Como ejemplo, Dent nos recuerda la evolución de un componente como el guardabarros delantero de una moto de cross. A priori puede parecer simple su función, pero la necesidad de mejorar el rendimiento global ha obligado a modificar su diseño para evitar que acumule barro y, por tanto, aumente el peso de la moto empeorando su manejabilidad.
El último proyecto ha sido la nueva KTM 1290 Super Duke GT y cómo añadiéndole unas cualidades más 'Adventure' a la Super Duke naked, se ha convertido en una de las motos más polifacéticas de la historia de la marca.
En las oficinas de KISKA pudimos observar una zona donde esperaban aparcadas varias motos, todas ellas ocultas (nuestra curiosidad periodística nos mataba por dentro...). Sólo estaban visibles los tres concept presentados en los dos últimos salones de Milán: Husqvarna 701 Vitpilen, 401 Vitpilen y 401 Svartpilen. Ya en su momento hubo voces que cuestionaron la adquisición por parte de KTM de la marca Husqvarna (antes en manos de BMW) por el choque de intereses entre sus mismos modelos de motocross y enduro (algo que de alguna manera ya ocurría antes con las desaparecidas Husaberg). La marca de origen sueco ha mantenido su nombre, pero ahora está viviendo un relanzamiento bajo el paraguas de KTM con una serie de conceptos y modelos que pretenden tener una identidad muy diferenciada respecto a KTM.
En las propias oficinas de KISKA, vimos que el equipo tiene visible un panel donde aparecen dos columnas dedicadas a cada marca. Mientras en un lado se hace referencia a palabras relacionadas con KTM (Austria, agresivo, al máximo, provocador, alta tecnología, ruidoso, oscuro, caliente, fuego, salvaje, ligereza), en el otro se hace lo propio con Husqvarna (Suecia, progresivo, minimalista, suave, científico, detallista, ligero, frío, hielo, refinado, vanguardista). Como puedes apreciar, bajo estas premisas los diseñadores intentan plasmar ya desde el principio unos valores muy marcados y diferenciados.
Si bien los diseñadores estaban acostumbrados a los valores de KTM, al plantear un proyecto de Husqvarna se debe buscar la experimentación y explorar conceptos y tipos de uso que no tienen cabida en la filosofía "Ready to Race" de KTM. De momento, y más allá de los modelos de enduro y motocross, podemos esperar unas próximas Husqvarna muy sorprendentes tras lo visto con los tres concepts conocidos en estos dos últimos años.
Si es en KISKA, junto a la aportación o sugerencia de KTM, donde se trazan las primeras líneas y bocetos de las KTM y las Husqvarna del futuro, es también en estas oficinas al sur de Salzburgo donde se gestiona la estrategia del producto. Además del área de comunicación y el de digital, existe un equipo de personas que, primero, estudian el mercado, busca un posicionamiento concreto del modelo, le aplican una serie de valores individuales heredados de la marca y hace un estudio para conocer la oportunidad y las necesidades que se pueden colmar o incluso crear en el usuario potencial. Este proceso, que puede durar unos tres meses, sirve para darle fundamento al lanzamiento de un modelo. Para KTM-Husqvarna, tener este departamento integrado en KISKA es toda una ventaja porque el proyecto siempre va a empezar con el sentido y el respaldo de este departamento.
Tras esta intensa visita a las instalaciones de los departamentos de I+D de KTM y KISKA, nos ha quedado claro que ambas empresas han encontrado a su pareja ideal, una forma de colaboración de éxito incuestionable, con unas motos de calidad fabricadas en Europa y una filosofía de marca identificable, diferenciada, segmentada y atractiva. El futuro promete mucho color naranja.
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