¿Por qué es importante equipar al acompañante?

A la hora de salir de ruta o viajar en moto, debemos equiparnos siempre de manera acorde al trayecto que vamos a realizar. Hay que tener en cuenta que somos susceptibles de sufrir un accidente o caída tanto viajando a la otra punta de la península como yendo “a comprar el pan”. Por este motivo el equipamiento es tan importante. Y lo es tanto para el piloto como para el pasajero o acompañante. De hecho, al acompañante nunca le damos la importancia que se merece y esto no tendría que ser así...

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El acompañante es una persona muy importante sobre la moto. No solo debe confiar plenamente en el piloto, algo que no es sencillo, sino que también debe saber ir sobre la moto para no perjudicar el pilotaje del conductor. En este número de la revista ya hemos hablado sobre cómo debe comportarse el copiloto a la hora de viajar en moto. Ahora ha llegado el momento de hablar de su equipamiento.

Y es que no es extraño salir de ruta un fin de semana y ver a un motorista equipado de arriba a abajo, con un mono de cuero, unas buenas botas y un gran casco, acompañado de un chico o una chica cuyo equipamiento a veces no pasa de una chaqueta de cordura, un casco en ocasiones de dudosa calidad y unos guantes. De hecho, en verano este equipamiento puede reducirse, incluso, a unos pantalones cortos. Y es algo totalmente inaceptable porque como comentaba al principio, no debemos descuidar el equipamiento del acompañante. ¿Los motivos? Vamos a destacar dos muy importantes:

Pone su vida en nuestras manos

El primer motivo y más importante es que, a la hora de subirse con nosotros sobre nuestra moto, nuestro acompañante ya está poniendo su vida en nuestras manos. Tiene una confianza tan grande en nosotros que es capaz de dejarse llevar sin tener el control de la situación. Algo que, anticipamos, no es nada fácil...

La mayoría de los motoristas somos unos pésimos acompañantes. Estamos acostumbrados a tomar decisiones, a sentir lo que la moto nos pide y a tener el control y nos cuesta dejar esa tarea a otra persona. Solo por eso debemos valorar el hecho de que nuestros acompañantes confíen en nosotros y, por ello, su equipamiento tendría que estar a la altura de las circunstancias.

No pueden anticiparse

Nosotros, a la hora de llevar una moto podemos anticiparnos en caso de una posible caída. Si por ejemplo, vamos por la carretera y vemos cómo sale un coche de la nada, desde ese momento somos conscientes de que nos podemos caer. Esto provoca que, aunque pongamos todos nuestros esfuerzos en frenar la moto o esquivar al coche, nuestro cuerpo se prepare para el impacto o la caída, con lo que podemos “paliar” levemente las consecuencias de dicha caída gracias a nuestra anticipación.

Esta ventaja no la tienen los acompañantes ya que, muchos de ellos, solo se centran en disfrutar sobre la moto, por lo que la caída o accidente les suele pillar por sorpresa.

Salen despedidos

Pero sin duda uno de los motivos principales para equipar de la misma manera al piloto y al acompañante es porque estos últimos tienen más probabilidades de salir despedidos de la moto en caso de golpe o choque. Esto provoca que las consecuencias de una posible caída puedan ser peores que las del piloto.

Esto es algo con lo que pocos motoristas (y menos los acompañantes) cuentan. Pero es una razón más que de peso como para prestar más atención al equipamiento de cualquiera que se suba a una moto.

¿Cómo debe ir equipado un acompañante?

La respuesta a esta pregunta es sencilla: exactamente igual que te equiparías si llevaras los mandos de la moto. No vamos a entrar en el debate de si hay que ponerse un mono de cuero para ir a tomar algo, cada cual es responsable de su propia coherencia a la hora de equiparse según cada situación. Pero, partiendo de la base de que casco, chaqueta y guantes tendrían que salir contigo en todo momento, completar el conjunto con un pantalón de kevlar o cordura, y unas botas o botines especiales para moto sería lo ideal.

Así que, tanto si eres acompañante como si eres piloto, equípate acorde a las circunstancias porque, aunque tengamos mucho cuidado y queramos evitarlo, nunca sabemos cuándo podemos tocar un suelo que siempre está muy duro.