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Experiencia Ducati: Fábrica de sueños

Nos desplazamos a Borgo Panigale para visitar la fábrica de Ducati y conocer de primera mano cómo se construyen todas las motos de la marca italiana, desde la creación y recepción de las piezas más pequeñas hasta el ensamblaje de las motos finales, listas para cumplir sueños.

Fabrica Ducati
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Redaccion Moto1pro
Rodolfo Martínez
Foto
Lluis Llurba

fecha24/05/2019


La fábrica de Ducati se encuentra situada en Borgo Panigale, en las afueras de Bolonia, de donde no se ha movido desde 1935. Dentro del recinto, además de la fábrica, se encuentra la sede principal de la marca, junto con las oficinas centrales y el museo.

Durante todos estos años las instalaciones han sufrido ampliaciones y modificaciones -fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, ya que por aquel entonces la fábrica estuvo controlada por el régimen fascista y fue el blanco de los aliados- hasta componer lo que es hoy en día, con 114.000m2 de terreno donde trabajan más de 1.200 personas y se fabrican más de 46.000 motos al año.

Tanto para los amantes de Ducati, como para los aficionados de las motos en general y para todos aquellos que les guste el turismo industrial, visitar la fábrica de una de las marcas de motos más icónicas del mundo será, sin duda, una experiencia que disfrutaran en todos los sentidos. El tour por la fábrica, al igual que el museo, está disponible para todas las personas que quieran acercarse. Para la visitar la fábrica el único requisito es pedir cita para poder ver todos los entresijos de la construcción de todos los modelos de Ducati.

En el edificio principal del recinto se encuentra todo el grueso de su dirección, fabricación, diseño, marketing, museo,… desde el despacho de uno de sus máximos responsables comerciales, Francesco Milicia o cualquiera de los diferentes directivos se puede llegar a la cadena de producción en escasos segundos.

 

Diseño

Durante toda la visita a la fábrica podremos ver todo el proceso industrial a escasos centímetros de nuestras manos, viendo cómo pasan de piezas en bruto hasta el ensamblaje final, del que resulta una Ducati Monster, una Diavel o una Panigale V4, que posan sus ruedas en el suelo por primera vez al finalizar el camino de la línea de producción.

Los operarios se mueven trabajan orgullosos y se percibe en ellos una sensación general de satisfacción por formar parte de la familia Ducati. En el descanso para la comida, en un enorme hangar anexo a la fábrica de cuidado diseño que alberga el comedor, volvemos a percibir la misma sensación viendo a los cientos de empleados de la marca elegir entre diferentes menús y compartir charlas con los compañeros en un entorno que cualquier amante de Ducati vería como el restaurante de sus sueños.

Dentro de la fábrica hay diferentes secciones de trabajo repartidas en diferentes áreas: diseño, control de calidad, montaje de motores, líneas de producción, pruebas de funcionamiento… Hay 4 líneas de producción diferentes en las que construyen los distintos modelos, y en las que cada motocicleta sigue su camino propio.

Todas las piezas vienen prefabricadas por proveedores externos, llantas,  chasis, instrumentación, plásticos, iluminación,... A excepción de los cigüeñales y los árboles de levas, que llegan en bruto directamente de la fundición y son los ingenieros, la tecnología y los conocimientos de Ducati los encargados de darle forma, pasando por 7 fases en diferentes máquinas hasta obtener la pieza final.

Una de las cosas que más nos sorprendió fue la cantidad de controles de calidad que se realizan. Dentro de cada fase de fabricación existen multitud de controles durante todo el proceso, así como entre las diferentes fases, además de los controles de calidad aleatorios. El motor, una vez montado por completo pasa a una zona de rodaje en frío, donde mediante aire se hace girar durante un tiempo determinado, comprobando el correcto funcionamiento, la estanqueidad y la compresión del conjunto.

Los motores, así como diferentes conjuntos de piezas, son ensamblados en sus propias líneas móviles, donde llegan cajones con partes ya premontadas. Estas partes premontadas han sido unidas en secciones anteriores, donde otros operarios cogen piezas más pequeñas en una sección que llaman “supermercado”, y forman poco a poco conjuntos de piezas cada vez más grandes y complejos. Estos conjuntos de piezas a su vez se llevan de nuevo a las diferentes secciones de las líneas de producción, donde finalmente son ensamblados todos los conjuntos de piezas formando la moto final.

En la parte final de la cadena de montaje se unen motor y chasis –con el sistema eléctrico ya montado- por primera vez, y se van encajando a lo largo del recorrido de la cinta los últimos componentes como suspensiones, ruedas, frenos, depósito, carenados… Al finalizar la línea, la moto ya puede rodar y es empujada hasta la zona de arranque -propia de cada línea de producción- y es allí donde despiertan por primera vez.

El último proceso consiste en realizar una serie de test de funcionamiento, tanto de motor como de electrónica, así como diferentes comprobaciones visuales para asegurar que la moto se envía a los distribuidores totalmente perfecta. Mientras se realizan todas estas pruebas las motos se mueven dentro de la fábrica protegidas y con las partes del carenado más sensibles a los golpes sin montar, para asegurar que la moto esté impoluta cuando salga de la fábrica.

Cabe destacar también dos zonas de la fábrica que nos llamaron la atención, la primera, la sección en la que estudiantes de la Universidad de Bolonia realizan sus prácticas universitarias en colaboración con Ducati, formando así una alianza instruyendo a los posibles futuros ingenieros de la marca. Y la sala donde se fabrican las MotoGP y se desarrollan los nuevos modelos, que guarda todos los secretos de I+D de Ducati, de la que pasamos a escasos metros pero a la que no se puede acceder…

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